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sábado, 18 de junio de 2016

DISCURSO DIVINO_La pantalla interna - 11 de Julio de 1957.





La pantalla interna_11 de Julio de 1957_Thirupathi Thyagabrahma Utsava.


The Screen Within_
Tirupati, Thyagabrahma Festival, 1957-07-11



Se ha vuelto una tradición el dirigirse a una asamblea como ésta como a "hermanos y hermanas" aunque ninguno de los oradores está preparado para cumplir con el ideal que esta forma de dirigirse implica. Muchas de estas formalidades vacías han entrado en la conducta diaria. Por ejemplo, se mencionó ahora que hoy era un día escrito en letras rojas en la historia de Thirupathi. Los días escritos en caracteres rojos o que deben escribirse en letras de oro son muy baratos hoy en día. Solamente cuatro días, recuerden, merecen este honor: el día en el cual los devotos se reúnen para cantar la gloria de Dios, el día en que se da de comer a los hambrientos, el día en que se conoce a un gran sabio, y el día en el cual el gran discernimiento despunta en el individuo. El día de hoy ciertamente cae en la categoría y por una vez, la descripción del secretario es correcta.

Me gusta el trabajo al cual este comité está dedicado, y así, pues, me apresuré a venir a este lugar desde Bangalore, donde ayer se llevó a cabo un akhandabhajana (bhajans continuos) con muchos devotos. Quiero a Thyagaraja. Mi afecto por él no es asunto de hoy. Tiene siglos. Y Thyagaraja y Thirupathi también tienen relación entre sí. Aquí fue donde él oró por que la pantalla que escondía la luz dentro de él, fuera removida por la gracia del Señor. Este comité ha tratado heroicamente de erigir un lugar de adoración para el santo y un lugar para celebrar el festival de Thyagaraja y para alentar el estudio y la práctica de sus cantos. Sentí mucho al oír su informe y de los viajes que esta gente ha hecho a lugares distantes y de las gotitas de donaciones que han recibido hasta ahora.

Aunque el informe es prueba de su devoción y sacrificio, revela el falso sentido de los valores que la gente está desarrollando en la actualidad. El dinero debe también circular como la sangre, si no, esto también causará enfermedad. No existe mejor método de usar el dinero que promoviendo la devoción, pues entonces todo el sistema, individual y social, se beneficiará con ella. Si el dinero se almacena y no circula, causará hinchazón y la hinchazón puede transformarse en tumor y reventar.

Me enteré de que los secretarios, en su desesperación, han pensado hacer una lotería para completar esta estructura. Yo estoy muy en contra de este plan. Una lotería atrae dinero de personas movidas por la codicia; presenta la atracción de la rápida riqueza y tienta a los hombres desde el ángulo equivocado. Será dinero manchado el de la venta de billetes de lotería y la distribución de premios y el uso del remanente. Aun para un fin bueno, los medios deben ser puros. Cada quien que dé así sea una paisa debe darla por devoción real y a sabiendas de que esa paisa será usada para el edificio que el donador quiere que se construya. No reciban dinero dado con indiferencia o con algún motivo ulterior que no sea la devoción. Sólo entonces el edificio será digno de Thyagaraja, quien desdeñó los nidhi o tesoros ofrecidos por los rajás de Tanjore y prefirió el Sannidhi, o sea la presencia del Señor, a los favores otorgados por donantes humanos.

Cuando las enfermedades reinan es cuando más se necesita a los médicos; y ahora, cuando las normas de conducta moral han decaído, la gente debe dirigirse a doctores como Thyagaraja, quien dispensaba la medicina del Ramanama (nombre de Rama) en sus sabrosas y dulces versiones. Todos tienen igual derecho de compartir las propiedades dispensadoras de salud de esta medicina. En cada grupo lingüístico tenemos grandes doctores que tratan con éxito esta enfermedad (bhavaroga); Surdas en hindi, Ramalingaswami en tamil, y Purandaradasa en kannada, para dar sólo un ejemplo en cada idioma. Thyagaraja está en una clase aparte, no porque cantaba en télugu, sino porque sus cantos están marcados por la rara excelencia de la sinceridad de la devoción, de la belleza poética y de la melodía musical. El raga está acorde con el tiempo emocional de la idea elucidada en el canto; la marca del tiempo, apropiada al movimiento del significado; las palabras automáticamente dictan el tala (medida de tiempo, en música) y guían al músico a lo largo de las notas; la estructura entera del canto ayuda al impulso yóguico del cantante. Rara vez se encuentra tal maestría natural de la ciencia y del arte tanto de la música como del sadhana en la historia de ningún idioma o país. Él cantaba espontáneamente, gracias a la plenitud de su realización, y así los cantos tienen esa extraña fuerza comunicativa que imparte ananda tanto al cantante como al que lo escucha.

Devaki dio nacimiento a Krishna, pero el niño fue criado por Yasoda en Brindavan. Yasoda disfrutó de todo el deleite que el niño podía dar. Asimismo, los tamiles devotos de la música han adoptado a Thyagaraja y han practicado sus cantos más que la gente de habla télugu. Ellos son los Yasoda de Thyagaraja. Los tamiles se especializan en raga y tala y cantan con escrupulosa adherencia a éstos. Sin embargo, puesto que no captan el pleno significado del texto, ocurren distorsiones dolorosas para el oído télugu. Más y más devotos télugus deben aprender a cantar los krithis (obras creativas) de Thyagaraja para que los matices del idioma télugu en los cantos no se pierdan. Después de todo, el raga, el tala y las anotaciones son para ayudar a una más fácil asimilación del mensaje contenido en el canto y en la transmisión al cantante y al que lo escucha de la emoción viva de la cual surgió el canto por primera vez. Esto sólo puede ocurrir si el significado está claro.

Como medio para ciertos fines, la música es universalmente popular; hombres, mujeres y niños de todo el mundo son receptivos a su sutil influencia. Aun los animales y las plantas son susceptibles a ella. El Señor ha dicho: "Donde cantan mis devotos, ahí me siento". Así, los cantos de Thyagaraja bien entonados y con la plena comprensión del contexto y del significado son excelentes medios para la difusión de la devoción. Es por esto por lo que he venido aquí hoy, para alentar y bendecir este comité que está celebrando el festival de Thyagaraja. Tres cosas se combinaron para traerme aquí: el anhelo de ellos (ichcha) , su sinceridad (sraddha) y la conjunción de la conveniencia (anukulam).

El Thirumalai Tirupathi Devasthanam debe fomentar los semilleros de devoción donde se encuentren. Pues a través de la devoción es como los peregrinos se juntan en la colina y oran ante Venkateswara; si las fuentes de devoción se agotan, ¿dónde habrán de abrevar las mentes de los hombres? Esa es la cisterna para todos los templos de esta tierra. Así, el Devasthanam puede muy bien venir en ayuda de este comité. Está haciendo el trabajo del Devasthanam, al promover los krithis de Thyagaraja que desarrollan el espíritu de la devoción. Él era el mismo Valmiki que había venido al sur de la India para cantar la gloria de Rama y divulgar el Ramatharakamantra. Él tenía el bienestar del individuo así como el del mundo siempre a la vista. Tenía la experiencia de la constante presencia del Señor, de manera que Rama tuvo que darle el darshan y venir en su ayuda varias veces. Su devoción lo mantenía siempre alegre y en paz.

La oración y la contrición son las dos disciplinas por las cuales la mente puede limpiarse del egoísmo y del odio; Thyagaraja es un buen ejemplo de cómo se puede hacer esto. Él estaba siempre entregado al acto de examinar sus palabras y acciones y de evaluarlas con la piedra de toque de la devoción. Al igual que para obtener miel la abeja vuela lejos en busca de la flor, que la trepadora aprieta fuertemente al árbol para no caer, que el riachuelo corre hacia el río y que el río se precipita al mar, Thyagaraja se moría por Rama. Sus cantos son puras y fragantes flores de devoción, y por tanto, inmortales.

Cada hombre busca el descanso, pero el polvo de los deseos de los sentidos se acumula en la mente, produciendo herrumbre; por eso, de vez en vez debe ponerla a prueba y mantenerla en buen estado. Para remover esa herrumbre, la música de los krithis de Thyagaraja es muy útil. Dejen su cinismo a un lado por un momento y escuchen las encantadoras melodías y embébanse de su sentido. La ciencia de la cultura espiritual y del control de la mente ha sido desarrollada y practicada en este país durante miles de años; y es por esto por lo que la civilización india ha resistido al choque de las edades y a la furia de los tifones que han barrido pueblos enteros. La India esta todavía verde y fresca, en el umbral de una nueva era, bajo el liderato de sus propios antiguos ideales.

El gusto por la buena música se ha ido también en estos días con la venida de pegajosas melodías y canturreos en el cine ¡y la locura por imitarlos hasta en los bhajans! Canten los krithis de Thyagaraja en los ragas clásicos y estoy seguro que ellos tendrán un gran estímulo. No son simples paatalu o canciones; son mootalu (conjunto de piedras preciosas) que los llevan por los baatalu (caminos hacia Dios). Si Thyagaraja es abandonado, esta colina santa perderá altura, pues esta colina es tan alta porque descansa en el pedestal de la devoción. El olvido de Thyagaraja podrá suceder solamente si el pueblo de este país se vuelve tan desesperadamente mundano que quede sordo al murmullo de Dios dentro de sí mismo.



Thirupathi Thyagabrahma Utsava, 11-07-1957.














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