“VENEREN A SUS PADRES”
No solo nos dieron la vida; también la hicieron florecer mediante la educación, el alimento y el cuidado. Amarlos y respetarlos, afirma Sathya Sai Baba, es la virtud suprema.
“Comprendan el valor del amor materno y su preocupación por ustedes. Deben darle a la madre la máxima prioridad”.Sathya Sai Baba
(Material extraído de los discursos de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba)
“Los Vedas entregan los siguientes mandamientos: ‘Venera a tu madre como a Dios, venera a tu padre como a Dios, venera a tu maestro como a Dios, habla siempre la Verdad y actúa correctamente’.
Estos cinco son los aires vitales que sustentan el cuerpo del hombre. Piensen en ellos como tales y desarrollen una fe inconmovible en que han sido establecidos para el progreso espiritual y material de ustedes. Practiquen estos preceptos con sinceridad y sin flaquear, ya que ello les asegurará el éxito en el peregrinaje de lo humano hacia lo Divino.
Los padres merecen el máximo de atención. Todos los demás deben venir después de ellos. Primero y ante todo, amen a su madre y acaten sus órdenes. El rostro de la madre es el primer rostro que el niño ve; “mamá” es la primera palabra que pronuncia y es también la última que suspira. En tiempos de sufrimiento, uno naturalmente exclama ‘mamá’, no ‘papá’. La palabra mamá es la más calmante y tierna. Confiere una fuerza inmensa. Por esto la cultura de Bharat (India) ha otorgado el lugar más alto a la madre, antes que al padre, al maestro y a Dios. Ningún humano los ama tanto como los ama su madre.
Sólo cuando la hagan feliz a ella, será feliz su vida. Muy pocos son los que hoy han reconocido el valor del amor de una madre. Si la madre intenta decir algo, tratan de silenciarla diciendo ’Tranquila, yo lo sé todo’. Incluso le hablan con rudeza, “Cállate. No necesitas aconsejarme. Tengo una muy buena educación y varios diplomas, ¿no lo sabes?” Puede que hayan recibido diplomas en el campo académico. Pero, ¿adquirieron un diploma que sea útil para llevar una vida equilibrada? Sólo los padres pueden enseñar ese conocimiento. Habrán de servir a padre y madre para hacerlos felices, además de conseguir diplomas. Sólo entonces podrán llevar una vida feliz y llena de paz.
Estos cinco son los aires vitales que sustentan el cuerpo del hombre. Piensen en ellos como tales y desarrollen una fe inconmovible en que han sido establecidos para el progreso espiritual y material de ustedes. Practiquen estos preceptos con sinceridad y sin flaquear, ya que ello les asegurará el éxito en el peregrinaje de lo humano hacia lo Divino.
Los padres merecen el máximo de atención. Todos los demás deben venir después de ellos. Primero y ante todo, amen a su madre y acaten sus órdenes. El rostro de la madre es el primer rostro que el niño ve; “mamá” es la primera palabra que pronuncia y es también la última que suspira. En tiempos de sufrimiento, uno naturalmente exclama ‘mamá’, no ‘papá’. La palabra mamá es la más calmante y tierna. Confiere una fuerza inmensa. Por esto la cultura de Bharat (India) ha otorgado el lugar más alto a la madre, antes que al padre, al maestro y a Dios. Ningún humano los ama tanto como los ama su madre.
Sólo cuando la hagan feliz a ella, será feliz su vida. Muy pocos son los que hoy han reconocido el valor del amor de una madre. Si la madre intenta decir algo, tratan de silenciarla diciendo ’Tranquila, yo lo sé todo’. Incluso le hablan con rudeza, “Cállate. No necesitas aconsejarme. Tengo una muy buena educación y varios diplomas, ¿no lo sabes?” Puede que hayan recibido diplomas en el campo académico. Pero, ¿adquirieron un diploma que sea útil para llevar una vida equilibrada? Sólo los padres pueden enseñar ese conocimiento. Habrán de servir a padre y madre para hacerlos felices, además de conseguir diplomas. Sólo entonces podrán llevar una vida feliz y llena de paz.
Si veneran hoy a sus padres, sus hijos los venerarán a ustedes más adelante, porque el presente es el que configura el futuro, así como fuera configurado, a su vez, por el pasado. Por ello, siempre insisto en que “Sean buenos, vean el bien, hagan el bien, porque este es el camino hacia Dios”.
Los Vedas declaran que la madre y el padre deben ser venerados como divinos y ellos también deben considerar como divinos a sus hijos, alentando en ellos el florecimiento del Principio divino.
Encontrarán en sus hogares imágenes de Dios colocadas en un lugar especialmente destinado al culto. Sin embargo, en cada hogar hay dioses vivientes a quienes los sabios les han pedido que sirvan y muestren devoción: ellos son sus padres. Ellos les han dado la vida. A ellos les deben su salud y felicidad. Ellos los aman, les sirven, les dan tanto como pueden y, a veces, más. Tratan de ahorrar dinero de diversas maneras para que ustedes puedan ir a la escuela o vivir en algún albergue para estudiantes o asistir a algún festival o hacer un viaje de estudios. Los Libros Sagrados señalan que deben honrarlos y adorarlos: “Deja que tu madre sea tu Dios, deja que tu padre sea tu Dios”. Así reza la enseñanza. Y, en verdad, ¿de qué otra manera pueden agradecerles? ¿Qué otra cosa podrían darles a cambio que no sea su Amor y Servicio? Piensen en todos los cuidados, en todo el Amor, en todos los dolores, en todos los sacrificios y los desvelos en que han incurrido – y en que siguen incurriendo- por ustedes. ¡Sean bondadosos, tiernos y dulces con ellos! No sean rudos o groseros. Hagan todo lo que puedan por hacerlos felices; obedézcanles, porque saben mucho más que ustedes respecto del mundo y sus peligros. Esa es la forma de adorarlos.
El impulso que hay dentro del hombre de amar a su madre, es la expresión de la naturaleza Divina que hay en él. Si no hubiera una chispa divina en el hombre, no podría haber amado nunca. Una persona que ama es un teísta, asista o no a una iglesia o a un templo.
El sentimiento de gratitud hacia los padres es una virtud básica, la veneración a los padres es la veneración por el pasado, por las tradiciones del pasado, por el gran tesoro de Sabiduría que el pasado ha almacenado y preservado. Divulgo este mensaje dando el ejemplo Yo Mismo. Mi vida es Mi mensaje, como a menudo declaro. He estado re-enfatizando la exhortación de los Upanishads: “Habla la Verdad, actúa rectamente, venera a tu madre como Divina, venera a tu padre como Divino, venera a tu preceptor como Divino”. Lo enfatizo no solo con palabras, sino mucho más con hechos. Dediquen sus talentos, sus ganancias y su inteligencia al servicio de sus padres y a cumplir con sus deberes como su progenie. Si fracasan en ello, no merecen la gloria de ser llamados humanos. La veneración que ofrecen a los pies de sus padres es veneración que, puedo asegurarles, llega hasta Dios”.
Los Vedas declaran que la madre y el padre deben ser venerados como divinos y ellos también deben considerar como divinos a sus hijos, alentando en ellos el florecimiento del Principio divino.
Encontrarán en sus hogares imágenes de Dios colocadas en un lugar especialmente destinado al culto. Sin embargo, en cada hogar hay dioses vivientes a quienes los sabios les han pedido que sirvan y muestren devoción: ellos son sus padres. Ellos les han dado la vida. A ellos les deben su salud y felicidad. Ellos los aman, les sirven, les dan tanto como pueden y, a veces, más. Tratan de ahorrar dinero de diversas maneras para que ustedes puedan ir a la escuela o vivir en algún albergue para estudiantes o asistir a algún festival o hacer un viaje de estudios. Los Libros Sagrados señalan que deben honrarlos y adorarlos: “Deja que tu madre sea tu Dios, deja que tu padre sea tu Dios”. Así reza la enseñanza. Y, en verdad, ¿de qué otra manera pueden agradecerles? ¿Qué otra cosa podrían darles a cambio que no sea su Amor y Servicio? Piensen en todos los cuidados, en todo el Amor, en todos los dolores, en todos los sacrificios y los desvelos en que han incurrido – y en que siguen incurriendo- por ustedes. ¡Sean bondadosos, tiernos y dulces con ellos! No sean rudos o groseros. Hagan todo lo que puedan por hacerlos felices; obedézcanles, porque saben mucho más que ustedes respecto del mundo y sus peligros. Esa es la forma de adorarlos.
El impulso que hay dentro del hombre de amar a su madre, es la expresión de la naturaleza Divina que hay en él. Si no hubiera una chispa divina en el hombre, no podría haber amado nunca. Una persona que ama es un teísta, asista o no a una iglesia o a un templo.
El sentimiento de gratitud hacia los padres es una virtud básica, la veneración a los padres es la veneración por el pasado, por las tradiciones del pasado, por el gran tesoro de Sabiduría que el pasado ha almacenado y preservado. Divulgo este mensaje dando el ejemplo Yo Mismo. Mi vida es Mi mensaje, como a menudo declaro. He estado re-enfatizando la exhortación de los Upanishads: “Habla la Verdad, actúa rectamente, venera a tu madre como Divina, venera a tu padre como Divino, venera a tu preceptor como Divino”. Lo enfatizo no solo con palabras, sino mucho más con hechos. Dediquen sus talentos, sus ganancias y su inteligencia al servicio de sus padres y a cumplir con sus deberes como su progenie. Si fracasan en ello, no merecen la gloria de ser llamados humanos. La veneración que ofrecen a los pies de sus padres es veneración que, puedo asegurarles, llega hasta Dios”.