El Camino Real Sai
Textos de los Discursos de Sri Sathya Sai Baba.
Divino Discurso, 29 de Marzo de 1976
Por qué organizarse?
LA TAREA ANTE LA humanidad es plantar las semillas de la verdad, la rectitud, la paz y el amor en el corazón que se ha preparado para recibirlas; proteger los retoños y cuidarlos con amor y cariño hasta que se conviertan en árboles que produzcan cosechas de dulces frutas, y nos permita a todos compartir esa sustentadora comida. Los sabios que han tenido éxito en este benévolo cultivo, han establecido los medios y los métodos, los pasos y los resbalones, las ayudas y los impedimentos que los hombres tienen que considerar mientras estén embarcados en esta tarea, y millones se han beneficiado de sus consejos. Pero nunca antes se había vuelto esto un movimiento organizado en el que está comprometida la humanidad. Si esto no es así, no hay liberación del temor, de la ansiedad y de la injusticia.
Los sabios de la India sabían que el hombre es fundamentalmente divino. Trataron de hacer que el hombre se volviera consciente de su realidad interna y que expandiera esa chispa de divinidad y la convirtiera en la luz que pueda iluminar al individuo y a la sociedad con el esplendor del amor.
Como primer paso aconsejaron desechar la violencia, cuyas raíces son el egoísmo y la codicia. Los Vedas, los Shastras, las epopeyas y los Puranas que ellos compilaron o compusieron, llevan este mensaje. El hombre está afligido por la miseria, por el hecho de estar atrapado en las redes del deseo interminable y la codicia que todo lo consume. Quitándose estas trabas, el hombre tiene que marchar hacia la meta de realizar a Dios, que es su verdad más íntima. El nadador tiene que desplazar el agua hacia atrás para poder moverse hacia adelante. De igual manera, mientras intenta marchar hacia adelante, el hombre tiene que alejar los pensamientos, hábitos, actos e impulsos malos que existen en él. La Organización de Servicio Sathya Sai tiene que enseñar esta lección, no a través de preceptos elaboradamente descritos en lenguaje elegante, sino mediante ejemplos que transmitan convicción, que inculquen fe y que aseguren el éxito.
Los miembros de esta organización también deben ser ejemplos de la alegría que se puede obtener de renunciar en vez de acumular. Las Upanishads proclaman que sólo la renunciación lleva a la inmortalidad. A pesar de esto, el hombre busca tranquilidad; sin embargo, exuda intranquilidad. Busca placer y su recompensa es la enfermedad. Thyagaraja, el gran cantante y místico, se había dado cuenta de que la presencia de la Divinidad era totalmente preferible a los regalos de los hombres... El tesoro más deseable es verdad, rectitud, paz, amor.
Lo primero que hay que aprender es la verdad acerca de uno mismo. Cuando el hombre no conoce su propia verdad, ¿cómo puede juzgar a los demás o tratar con ellos? Cuando el hombre sabe que él es el Alma indestructible y eterna, se libera del temor. La verdad solamente puede brillar mediante un intelecto claro y una mente purificada. Las unidades de las Organizaciones de Servicio Sathya Sai deben estar siempre activas siguiendo y cumpliendo con las disciplinas establecidas para estos dos procesos. El hombre debe superar al animal que hay en él. Pasu (la bestia) tiene que ser controlado y pasupati, el amo (Dios) de los seres vivientes, debe instalarse en el corazón. La Organización y sus miembros deben tener en cuenta esta meta y caminar hacia ella fervorosa y firmemente. Para el peregrino, serán valiosos instrumentos la paciencia, la tolerancia, la fortaleza, la ecuanimidad, la fraternidad. No hagan distinciones entre un compañero peregrino y otro de casta, credo o color ni los dividan entre amigos y enemigos. Reconozcan solamente los rasgos comunes, los esfuerzos unificadores, la divinidad básica. Rico y pobre, culto y analfabeto, éstas son distinciones que no se mantienen por mucho tiempo, porque sólo son adornos externos. Una flor irradia fragancia y encanto, ya sea que se la sostenga en la mano derecha o en la izquierda. No limita ese don a algunos y se lo niega a otros. Todo el que se le acerca es bendito.
Los miembros de las unidades de esta Organización deben estar siempre comprometidos en el doble proceso análogo de purificar la mente y de aclarar el intelecto. Tienen que liberarse de todos los prejuicios y los malentendidos, hablar suave y dulcemente, y, sin distinción, brindar respeto y atención con sinceridad a todos. La humildad y la tolerancia deben caracterizar el comportamiento del devoto Sai. Cuando el viento agita las aguas serenas de un lago, hay pequeñas olas sobre la superficie y brillan miles de soles. Cuando llega la calma y las aguas están tranquilas, el reflejo del sol dentro del lago es una imagen completa. Cuando uno fija toda su atención sobre el sol, en vez de las imágenes que el agua proyectó, sólo hay un sol que es real. Las pequeñas imágenes relucientes en el lago agitado representan el símbolo de la dualidad; la imagen en las profundidades del lago sereno es el símbolo del estado en el que lo segundo integra el Uno; el único sol que se refleja como uno o muchos es la verdad, el Uno sin par. Este hecho fue revelado claramente en las tres declaraciones de Jesús: "Soy el mensajero de Dios", "Soy el hijo de Dios", y "Yo y mi padre somos uno". Las tres declaraciones son revelaciones de los puntos de vista de la dualidad, el monismo calificado y el no dualismo.
La Organización debe ayudar a que la gente se dé cuenta de la Unidad detrás de toda esta aparente multiplicidad, que sólo es una superimposición hecha por la mente humana sobre la Unidad que es todo esto. Los Vedas proclaman que Dios es uno, que la meta es la misma y que la verdad se manifiesta cuando se levanta o se arranca el velo del mundo.
Una forma sencilla de realizar esta unidad es a través del servicio, que no sea manchado por el complejo de superioridad o por el orgullo, o por el sentido de deber hacia la organización a la que estamos unidos. Veneren al morador interno, no la casa donde él reside. El morador es el mismo en todas las casas, ya sea un palacio o una choza, un apartamento o una cueva. La devoción al morador debe persuadirlos a adorar al individuo en el que él mora mediante actos de servicio ejecutados inteligentemente y con sincero entusiasmo.
No se inquieten en contra de las reglas y reglamentos que la organización impone; han sido establecidos para su propio bien. La regulación es la esencia de la creación. Los océanos observan sus límites, el viento y el fuego respetan sus límites, el cuerpo humano tiene que mantener una temperatura de 37'C para estar saludable y también el corazón tiene que latir un número determinado de veces por minuto; se respira 21.600 veces al día. ¿Cómo, entonces, puede esta Organización evadir las normas o reglamentos?
La devoción tiene que ser guiada y controlada por la disciplina y el deber. Exactamente, ¿qué es el deber en este contexto? Por deber no quiero decir las actividades de trabajo encomendadas a ustedes por sus superiores o la sociedad. El deber significa la responsabilidad que se tiene de no afectar o dañar a nadie mediante sus acciones, sus palabras o comportamiento. Cuando caminan en la calle agitando un bastón, tienen que estar conscientes del hombre que viene detrás de ustedes; si tienen la libertad para moverse, el otro individuo también la tiene, y los dos deberían comportarse como si tuvieran un deber entre sí. Las unidades de esta Organización también tienen que respetar a las otras unidades y ayudarse en el cumplimiento de su deber. Las reglas son necesarias hasta que los miembros se den cuenta de la unidad espiritual de todos. Cuando llegan a ser incapaces de infligir daño o de infringir el código moral, las reglas se vuelven superfluas. Protejan las plantas de las cabras por unos pocos años; después, cuando el árbol extienda sus anchas ramas, esas mismas cabras se pueden recostar bajo su sombra y descansar.
Tenemos cinco ramas principales en la Organización, y en cada estado o comunidad donde las tenemos, debe haber ejemplar unidad y cooperación entre ellas. Son como los cinco dedos de una mano. El dedo meñique es el grupo de bhajans dedicado a cantar la gloria de Dios; pero no deben sentirse orgullosos de que son los pioneros y los trabajadores primarios. El anular es el de Educación Espiritual; sobre la preciosa placa dorada de los corazones juveniles, el gurú pone las piedras preciosas de la bondad y la piedad. Ése es el dedo que lleva el anillo. Pero eso no debe hacer que el niño se sienta orgulloso ni que el gurú sienta que el trabajo que él hace es el más importante y que, por lo tanto, es el que más tiene que ser reverenciado. Debe prevalecer el sentido de unidad y cooperación. El dedo medio es el Comité de Servicio, el que ayuda a las dos ramas de un lado y a las dos del otro. Pero no debe alzar la cabeza y pretender ser superior al resto. El índice es la sección que está compuesta de mujeres, quienes señalan lo bueno, lo grande o útil, lo correcto, etcétera. Ellas tampoco deben llenarse de presuntuoso engreimiento. El pulgar, naturalmente, es el coordinador central, el ejecutivo de más rango, el guía y guardián, el promotor y el proveedor. Así, cada dedo debe sentir que la fuerza está en trabajar juntos, y que todos no son sino partes de una mano a la que no pueden ignorar.
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