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sábado, 19 de agosto de 2023

NO HAY NADA MÁS DIVINO QUE EL AMOR - El CAMINO DE JESÚS



NO HAY NADA MÁS DIVINO QUE EL AMOR

por Sri Sathya Sai Baba

El hombre de hoy está dominado por tres malas tendencias: la ira, el odio y la envidia. Estas tres cualidades envenenan su mente. En consecuencia, cada acción del hombre está corrompida. Cada palabra que pronuncia es venenosa. Todas las acciones realizadas por
los impulsos de la mente están contaminadas. Para transformar estos malos pensamientos y acciones es necesario infundir amor en nuestros pensamientos. Cuando la mente esté llena de amor, todas las acciones estarán impregnadas de amor.

• Llenen el corazón de amor y presten servicio

Mucha gente imagina que divinizar al hombre y hacer de él un ser piadoso es un ejercicio sobrehumano. Esto no es así. El Amor Divino
está al alcance del hombre. Es natural para él. Tiene derecho a poseerlo.
Pero la gente tiende a devaluar este amor dándole diferentes
formas y nombres y se degradan a sí mismos.
El defecto está en la perversión del amor; no es inherente a él.
Convierte la ira en amor. Transmuta el odio en amor. Para efectuar esta transformación lo que se necesita es un cambio en el corazón. Cuando el corazón se llena de amor el mundo entero se vuelve adorable.

• ¡Todos somos uno! Sean iguales para con  todos

Hubo controversias con respecto a Jesús. Estas diferencias fueron la causa de las pruebas por las que tuvo que pasar. Pero Jesús estaba preparado para afrontar cualquier pena. Consideraba la compasión como la cualidad suprema. Al principio, declaró: "Soy el Mensajero de Dios". Luego, anunció:
"Soy el Hijo de Dios". Por último, afirmó:
"Yo y mi Padre somos Uno". Deben tomar nota de esta unidad. Deberían proclamar vuestra unidad y no vuestra diversidad.

Hoy la gente habla de unidad pero no la práctica. En cada discurso, Swami habla de amor. ¿Cuántos lo practican?
¿Cuántos han intentado comprender el principio del amor? ¿Quién tiene este amor? El amor no se ve en ninguna parte. Donde hay amor
no hay lugar para el odio. No tengan envidia de nadie. Cuando aparece esta mala cualidad, el amor huye. Un corazón puro es la morada del Amor. Donde hay pureza, hay unidad. La unidad conduce a la Divinidad.

Hoy la pureza está ausente. ¿Cómo, entonces, realizar la Divinidad? Deben ofrecer todo a Dios sin ningún deseo. Esta fue la enseñanza de Jesús. Él consideraba todo como una ofrenda a Dios. Cuando estaba siendo clavado en la cruz, la gente alrededor lloraba. En ese momento,
una voz etérea declaró: "Todos son uno, hijo mío, sé igual para con todos". Jesús dijo: "La muerte es el vestido de la vida".
Cambiamos de ropa, también cambiamos nuestros cuerpos. Los cuerpos son vestiduras para el espíritu que mora en ellos. De ahí que los cuerpos deban ser considerados efímeros. No debemos preocuparnos por el cuerpo.

• El amor es Dios, vive en el amor

Buda también, antes de alcanzar el Nirvana, expuso claramente sus enseñanzas. El hijo de su madrastra, Ananda, estaba llorando
en ese momento. Buda le dijo: "¡Ananda! Tú no deberías derramar lágrimas. ¿Por qué lloras"? Ananda dijo: "Estoy afligido por
tu inminente partida". Buda declaró:
"No me estoy muriendo. Tú tampoco vives. Todos tenemos que
abandonar este cuerpo. Entonces, no derrames lágrimas". ¿Cuántos hacen caso de estos dichos? Debéis aprender a llevar vidas ideales. Esa es la forma correcta de celebrar el cumpleaños de Cristo. Daros cuenta de que no hay nada más divino que el amor. El amor es Dios. Vive en el Amor. Este es tu deber. Llena tu corazón de amor. Entonces estarás libre de todas las aflicciones. Puedes sentir que sufres por amor. Pero ese sufrimiento se debe al amor limitado.
Cuando tu amor lo abarque todo, no habrá espacio para el sufrimiento.

Cristo fue víctima de personas envidiosas que se oponían a sus enseñanzas y que le acusaban.
Los devotos de Dios no deberían preocuparse por las críticas de los envidiosos.Todas las personas buenas tienen que enfrentarse a tales problemas. Han de tratar todo como si fuera para su propio bien.
Así fue como los Pandavas vieron todos los problemas que experimentaron.

Fuente: Extraído de Discursos Divinos de Navidad. Publicado por la revista Sanathana Sarathi




por Sri Sathya Sai Baba

Nadie trae riqueza cuando nace ni se la lleva cuando muere. Cualquier riqueza que uno acumule debe compartirse libremente con otros. Las flores esparcen fragancia, los árboles ofrecen frutos en abundancia. En vez de aprender las lecciones que ellos enseñan, el hombre anda en pos de los caprichos de sus sentidos y ambiciona fama y autoridad sobre los demás. El contento es la mayor y más preciada riqueza; la codicia trae desdicha. Sólo el contento tiene la virtud de llevar al hombre hacia la meta de su vida, la Divinidad.

Un corazón tierno es más valioso que todas las posesiones materiales. Cuando se adquiere excelencia moral y espiritual, se hace patente lo divino en el hombre. El hombre debe lograr dominio sobre los impulsos impuros de su mente: lujuria, ira, odio, celos; sólo entonces estará en posibilidad de gozar de la paz divina que es su derecho de nacimiento.

Cada ser viviente está en un peregrinaje, lo sepa o no. El Bhagavata Purana, un antiguo texto de las Escrituras, dice que el destino de todos los seres es retornar a su origen. El Señor Krishna ha declarado en el Gita que todos los seres han surgido de Él y tienen que fundirse en Él. El sol forma nubes elevando agua del mar en forma de vapor; el agua de mar cae como lluvia; el agua de lluvia se acumula y fluye como corrientes y ríos, hasta que se funde con su origen, el océano. Es fiel a su destino, afronta valientemente todas las dificultades y obstáculos que se le presentan en su senda de peregrino.

El hombre ha venido a este mundo como mensajero de Dios. Jesús se anunció como tal. Pasó muchos años en austeridad a fin de poder derramar compasión y amor sobre toda la humanidad. Después, se preguntó: "¿Soy sólo un mensajero o estoy más estrechamente relacionado con Dios, siendo también una parte de Dios con lo divino como esencia?" Jesús pasó doce largos años errando solo por los desiertos dedicado a esta indagación. Al final de este período, retornó entre los hombres y anunció: "Soy el Hijo de Dios".

En esa época, los sacerdotes de Jerusalén se habían vuelto corruptos y venales. Habían degenerado en hombres soberbios y egoístas. Jesús los condenó y trató de arrancar de raíz las costumbres perniciosas. Puesto que a sus ojos todas las formas eran divinas, Él no podía tolerar ninguna acción que contradijera esa postura. Así, cuando la gente le preguntaba quién era tenía la convicción para responder "Yo y mi Padre somos uno". Trató de enseñar a cada uno la paternidad de Dios y la hermandad del hombre. Hombres tradicionalistas y llenos de egoísmo consideraron a Jesús un falso profeta y emplearon todos los medios para impedir Su misión. Sin embargo Él no vaciló y, enfrentando toda oposición, continuó siendo ejemplo de la verdad viviente purificando a la sociedad.

El hombre es perito en astronomía; sabe todo acerca de la Tierra, está enterado de lo que pasa aquí o allá, pero no sabe quién es, y por eso, todos los demás conocimientos no lo hacen sabio. Está ansioso por reunir información, pero nunca se pregunta: "¿Quién soy yo?", aun cuando usa libremente y casi siempre las palabras "yo" y "mío". Ustedes son el labriego; el cuerpo es el campo. Siembren la semilla del bien y recogerán la cosecha de la felicidad; siembren la semilla del mal y cosecharán dolor. Ustedes son la causa de una y otra consecuencia. No culpen a otros ni le atribuyan parcialidad a Dios. Sobre todo, no se aferren a este transitorio mundo objetivo, está lleno de aflicción y cambios. Cultiven desapego, ecuanimidad, autocontrol y amor. Adquieran el conocimiento de los niveles superiores de conciencia y los planos más elevados de existencia. Este cuerpo "negativo" tiene el "positivo" de la divinidad dentro de él. Cuando se vuelvan infinito amor, lo Divino se manifestará en ustedes, a través de ustedes. Traten de ser como Jesús. Él era una persona cuya sola alegría estribaba en esparcir Amor Divino, ofrecer Amor Divino, recibir Amor Divino y vivir en el Amor Divino.

Hoy es el día del nacimiento de Jesús, celebrado entre las nevadas de diciembre, con luces, arbolitos y oraciones. Pero es inútil rezar sólo un día y olvidar a Dios el resto del año. Ése es un espectáculo frívolo, no emana del corazón. Somos verdaderos cristianos únicamente cuando vivimos de acuerdo con las enseñanzas de Cristo y las practicamos en nuestra vida diaria. Con seguir siquiera dos de sus enseñanzas bastaría. Cristo dijo: "Toda vida es una sola, querido hijo, sé igual para con todos". Si observáramos verdaderamente esto, bastaría para cumplir nuestro destino. Cuando Él estaba en la cruz vencido por la agonía, una voz surgida de lo invisible dijo desde los cielos: "La muerte es el vestido de la vida". El cuerpo es el atuendo que usa el Espíritu Divino. Por consiguiente, no debemos llorar cuando el cuerpo se desecha, declina o se daña. La muerte es un incidente, ésa es la naturaleza del cuerpo. Los hombres buscan la causa de la muerte; nadie, empero, busca el origen de la vida. Durante el breve espacio de la vida, dedíquense a la glorificación de Dios y a efectuar la obra de Dios.

Dios ha encarnado en forma humana para inspirar a los hombres a seguir ideales superiores. Los hombres pueden tener lenguas y estilos de vida diferentes, pero Dios es Uno.Todas las religiones hablan de Él como amor y alcanzable por medio del amor. Las formas de adorar a Dios difieren porque están modeladas por el tiempo y el lugar, pero el amor es el contenido básico de todas las formas. Todos los corazones hablan y entienden el lenguaje del amor. Realmente, sólo hay una raza y es la raza humana. Ahora consideramos esenciales las mezquinas distinciones de nacionalidad, casta, religión y lenguaje y retenemos el amor que debe fluir desde nuestro corazón hacia cada uno.Tales fueron la vida y el mensaje de Jesús. Foméntenlos en su corazón. Sientan a Jesús como su mensajero enviado por Dios.

Sólo el amor es capaz de revelar la Divinidad latente en todos. El amor es Dios, vivan en amor. El amor vive dando y perdonando; el ego vive obteniendo y olvidando. El amor es desprendimiento; el egoísmo, desamor. No malgasten su vida aspirando a los estrechos intereses del ego. ¡Amen! ¡Amen! Vuélvanse lo que realmente son, encarnaciones del Amor. No importa cómo los traten los demás o lo que piensen de ustedes, no se aflijan. Sigan a Jesucristo. Amen por su propia evolución y no por lo que otros digan. No imiten a otros; cultiven su propia vida. Ustedes tienen su propio corazón, sus propias opiniones, sus propias ideas, su propia voluntad. ¿Por qué, entonces, imitar? La imitación es humana, dicen; pero la creación es divina. Sigan su sendero elegido. Dejen que su propia experiencia de Dios sea su guía y maestro. No se vayan a la tumba copiando débilmente a otros. No encontrarán a Dios si lo buscan en el mundo externo. Su corazón pleno de amor es el amor de Dios. Sigan al Maestro. Enfrenten el mal. Luchen hasta el final y terminen el juego. Ustedes son Dios. El verdadero 'Yo' es Dios.

Ustedes no son una persona, sino tres: la que piensan que son, la que otros piensan que son y la que realmente son. Piensan que son el cuerpo con sus sentidos insaciables; los demás piensan que son sus personalidades. Lo que realmente son es Espíritu Divino infinito. Constantemente deben recordarse a si mismos: "Yo soy divino, yo soy divino, yo soy divino". El día que se vean como divinos, se volverán divinos.

Si piensan "sólo soy un ser humano", se descarriarán. No permitan que su cuerpo y sentidos dicten sus movimientos. Adquieran la visión interna. El cuerpo es el carro; el Espíritu, el caballo. No pongan el carro delante del caballo. La práctica espiritual es el único medio de lograr paz mental.

Hablen dulcemente; esparzan consuelo con cada mirada suya. No sean esclavos de sus deseos sensuales. Prahlada (un gran devoto de Dios) le dijo a su padre, quien había conquistado los tres mundos, que no había logrado vencer la lujuria y el deseo. Ustedes deben vencer la lujuria y dominar la ira. Alejen de su mente la codicia, el odio, los celos y dediquen sus manos al servicio de la humanidad. Jesús enseñó amor y compasión infinitas. Para restaurar el amor y la compasión tienen que eliminar la envidia y el egoísmo y purificar sus corazones. Ganen la verdadera misericordia de Jesús. Sigan la senda enseñada por Él y alcancen la posición que Él tiene.

Fuente: Extracto  del Discurso Divino de Navidad, 25/12/1979