El verdadero significado de la búsqueda espiritual.
Sólo cuando lo que se pronuncia por la boca mueve el corazón a la acción, habrá una conducta apropiada. Un aspirante decora la estatua de su deidad escogida y le hace ofrendas durante la adoración. Un granjero ara su tierra y la riega para cultivar el producto que ha escogido. El devoto es el cultivador para el campo de su corazón. Debe irrigar el campo de su corazón con el agua del amor, abonarlo con prácticas espirituales, sembrar las semillas del nombre divino y cercarlo con la disciplina espiritual. Sólo entonces experimentará bienaventuranza - la bienaventuranza del amor divino y no el amor mundano. Sin embargo, en esta Edad de Kali las escrituras se leen pero no hay ningún cambio en el corazón que inspire un esfuerzo espiritual. Como el corazón no es transformado y sublimado, las gentes llevan vidas vacías y futiles.
Cada buen pensamiento debe impulsarlo a uno a la acción. Por ejemplo, cuando un aspirante canta un himno, él debe sentirse inmerso en su significado y volverse uno con él. Es el corazón el que produce tal sentimiento de unidad. Dios reside en el corazón. Él está fuera del alcance de los objetos externos. El hombre moderno derrama copiosas lágrimas para lograr riqueza, salud, posición y fama. Se deja llevar por la corriente de sus lágrimas. ¿Derrama una sola lágrima para obtener la gracia de Dios o ganarse Su amor? Purandaradâsa cantó: “¿De qué sirven los ojos que no pueden ver a Dios?” Usan sus ojos toda su vida para ver el mundo externo. ¿Qué es lo que logran con ello? Nadie intenta ver lo invisible. Las tareas diarias se repiten sin cesar - el bañarse, el comer, el dormir, pero no hay ningún anhelo de ver al invisible divino. Sólo cuando desarrollen ese deseo, sus vidas se volverán significativas. Es esto lo que les dará la paz.
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Extraído del D.D. del 14 - 07 - 1984