Carta de Sai Baba que leyó el Dr. Michael Goldstein en el encuentro público de la Organización Sathya Sai Baba, que se realizó en Buenos Aires, Argentina, el 8 de mayo de 2004.
¡Mis queridos!
Acepten mi amor y mis bendiciones.
El mundo hoy está atrapado en una gran crisis moral y espiritual. La gente en todas partes se siente frustrada, desamparada y se pregunta ansiosamente qué será de la humanidad. Mientras la ciencia ha superado las barreras del tiempo y la distancia pero poco ha hecho para promover un mayor entendimiento entre los hombres y entre las naciones. Jamás ha reinado tanta desconfianza, tanto odio y violencia como encontramos en casi todos los países.
Los hombres han olvidado su naturaleza esencialmente divina y hasta se olvidaron de observar cualidades básicamente humanas que los elevan por encima del nivel de los animales.
En su incesante búsqueda de adquisiciones materiales y de placeres sensuales, se han olvidado de que la verdadera fuente de felicidad y alegría está en el descubrimiento del alma que se encuentra en cada uno de ellos.
Hay, sin embargo, señales alentadoras de que gente buena en muchos países se está volcando al camino del espíritu como respuesta a la crisis que enfrenta la humanidad. Hay un hambre espiritual creciendo en todas partes.
Sin la conquista de nuestras pasiones y deseos, y sin la realización de la divinidad inmanente en cada ser viviente, el hombre no podrá alcanzar la paz, la felicidad interior ni la armonía en el mundo externo.
El mensaje “la paternidad de Dios y la hermandad entre los hombres” que Jesús proclamara hace 2000 años tendría que convertirse en fe viva para alcanzar la paz verdadera y la unidad de la humanidad. Los sabios y videntes de la antigüedad anunciaban la unidad de toda la creación que debe ser expresada en un amor trascendental que abarque a todos más allá de su credo, comunidad e idioma.
El mensaje de Sai es para todos ustedes. Para que puedan todos desarrollar el amor divino y alzarse como los adalides de una nueva era, libre de egoísmo, codicia, odio y violencia. Para que cada uno de nosotros sea una luz para sí mismo y por lo tanto, para los demás.
Con amor,
Baba.