OM SAI RAM
En junio de 1971, Gupta cayó seriamente enfermo. Los exámenes revelaron que se le había desarrollado un cáncer a los pulmones. La mortal dolencia estaba en un estado avanzado y se diseminaba rápidamente. Su condición comenzó a deteriorarse seriamente y los médicos le dejaron de lado como caso perdido. No obstante, miembros de su familia consideraban una opción quirúrgica.
El 6 de noviembre de 1971, que Gupta considera como el día más importante de su vida, dormía cuando escuchó estas tranquilizadoras palabras que no supo de donde provenían, una dulce voz le dijo: “No te dejes operar. Anda a ver a Radhey Shyam.”
Gupta le contó lo sucedido a su familia a la mañana siguiente y les informó que no se sometería a cirugía. Expresó su deseo de conocer de inmediato a Radhey Shyam… más, ¿cómo contactarle? Ni él ni nadie de la familia conocían a alguien llamado así. Se indagó entre parientes y amigos, sin resultados. Alguien sugirió consultar el repertorio telefónico – encontraron a cinco Radhey Shyams en él. La cuestión era, entonces, a cual de ellos se había referido la voz. El hermano mayor de Gupta cerró los ojos y puso su dedo índice sobre uno de los nombres. Se marcó el número correspondiente y un hombre contestó. Después que se le explicara el propósito del llamado, el señor respondió:
“Yo soy el Radhey Shyam que buscan, salgo de inmediato hacia su casa.”
Llegando a la residencia, Radhey Shyam se dirigió así a los Guptas : “Todo esto es el Divino Juego de Sri Sathya Sai Baba. Una cantidad de personas han vivido experiencias similares. Él le ayuda a las personas en Su propio e inimitable estilo y les hace sentir que los eventos se concatenan muy naturalmente. Eso mismo es lo que les está pasando a ustedes.”
Luego les dio detalles acerca de Sai Baba y Sus milagros. Luego les ofreció Vibhuti a todos. Antes de despedirse, Radhey Shyam les invitó a asistir a los Sai Bhajans en su residencia, esa misma tarde.
Gupta no se había movido de su casa en los últimos cinco meses y su cuerpo que una vez había sido robusto, estaba reducido a un esqueleto. Su cáncer había llegado a un estado en que ya no podía tragar nada, hasta el te y el agua habían de dársele con una cuchara. Bajo estas circunstancias, era difícil pensar que pudiera llegar hasta la casa de Radhey Shyam para los Bhajans. Más él se empecinó en ir, y la familia terminó por acceder a su deseo. Se hicieron arreglos especiales para que pudiera sentarse durante los bhajans – se quedó allí durante toda la sesión y la disfrutó inmensamente.
Una vez finalizados los bhajans y habiéndose retirado los otros invitados, Radhey Shyam fue a sentarse junto a Gupta. Le aplicó algo de vibhuti en el cuerpo y le dio algo para que lo comiera. Gupta comenzó a sentir de inmediato potentes vibraciones dentro de sí, sintió como un fuerte fluir de energía por todo su debilitado cuerpo y se sintió convencido que iba camino a su recuperación. De hecho era así. Tanto él como su familia estaban asombrados que un hombre que casi no podía levantar una mano, hubiera podido resistir sentado toda la sesión de una hora. Gupta aún no le había confiado a nadie su renovada sensación de bienestar. Su familia, en tanto, temía lo peor – sentía que su aparente animación era como la llama que aumenta repentínamente su resplandor antes de morir. Pensaron que tal vez el final de la vida de Gupta estaba por llegar y que este sería su último día en la tierra.
Radhey Shyam les pidió a los Gupta que se quedaran a cenar con él esa noche. Para consternación de la familia, Gupta accedió de inmediato. Se sirvió la comida y para la mayúscula sorpresa de todos, Gupta comió un menú completo por primera vez en muchos meses. La familia se convenció que la muy temida tragedia era cuestión de poco tiempo.
El anfitrión insistió en que Gupta fuera su huésped en la casa por unos días y Gupta respondió anunciando que se quedaría una semana. Durante esta semana, Gupta se sumergió por completo en la lectura de la literatura Sai, en conversar sobre Sai y en participar en los bhajans.
De regreso en su hogar, el médico de la familia le examinó exhaustivamente y se mostró confundido por la tremenda mejoría en su salud general. Gupta había sido sanado totalmente y se había convertido ahora en un hombre nuevo. Le confió los negocios de la familia a su hermano y a sus hijos, y comenzó a pasar la mayor parte del tiempo recitando el nombre de Baba. Solía derramar lágrimas de gratitud y comenzó a anhelar el darshan de Swami. El 12 de diciembre acompañó a un grupo de devotos de Meerut A Chennai, en donde se llevaría a cabo por tres días a partir del 20, la conferencia anual de la Organización de Seva Sri Sathya Sai Pan-india. El día 19 tuvo su primer darshan de Baba. Terminando la conferencia, Baba partió hacia Brindavan y los devotos de Meerut Le siguieron.
Durante una entrevista de grupo, el 1 de enero de 1972, Baba preguntó, “Gupta, ¿estás absolutamente bien ahora?”
A su regreso de Bangalore, Gupta se involucró totalmente en el movimiento Sai. El 31 de marzo de 1972, Baba le nominó como Presidente del Sai Samithi. Swami, quien estaba entonces de gira por el norte de la India, le dijo a Gupta:
“Trabaja con tesón para difundir el movimiento Sai. Tu cancer lo tengo ahora cogido en la palma de Mi mano, nunca más te molestará.”
En 1974, cuando Gupta visitó Puttaparthi en conexión con algunos asuntos de la organización, Baba le dijo:
“Gupta, en unos pocos meses más te vas a quedar ciego.”
Gupta replicó, “Como Tu quieras, Swami”.
Al día siguiente, Baba repitió de nuevo:
“Gupta, no entendiste la importancia de lo que te dijera ayer. Quedarás ciego. ¿Por qué no te causó impresión Mi declaración? ¿Me estas escuchando o no?”
Incluso después de escuchar esta explícita revelación, Gupta no se mostró muy afectado. Respondió cortésmente:
“Baba, sí Te he escuchado. Tal vez debido a que estoy sentado en Tu presencia, la declaración no me ha perturbado en absoluto. Seguramente habrá de suceder lo que has dicho. Mas estoy poco preocupado, porque estás siempre conmigo.”
Los otros funcionarios presentes estaban boquiabiertos ante las respuestas de Gupta y profundamente impresionados por su entrega a la Voluntad de Bhagavan. Así y todo, uno de ellos se dirigió a Swami :
“Bhagavan, Tu eres el creador y el preservador de este universo. Tú eres el Swami de toda la humanidad. Tú eres también el proveedor y el protector de Tus devotos. ¿Dejarás que se produzca esta tragedia? Salvarás a Gupta de la calamidad, ¿no es así?”
Baba: “Gupta, ¿tu qué dices? Te puedo salvar esta vez. Mas en algún nacimiento futuro tendrás que agotar este karma. ¿Qué es lo que quieres? Cualquiera sea tu deseo, así se hará.”
Gupta: “Baba, si tengo que enfrentar las consecuencias de miskarmas pasados en este nacimiento o el próximo, preferiría que fuera ahora.”
Baba: “Muy bien. Pero recuerda que lo que vas a sufrir no va a ser un problema oftálmico corriente. Debido a mi amor por ti, te advierto no recurrir a una operación. Enfrenta la situación valerosamente. No te preocupes. Swami se hará cargo de todo.”
En noviembre de 1975, Gupta quedó totalmente ciego. Más no se amilanó y siguió entregado a las actividades Sai.
El 16 de septiembre de 1981, Gupta desarrolló repentínamente agudos dolores en su ojo izquierdo. Fue internado en una clínica en una condición lamentable, pero les indicó a todos que, bajo ninguna condición, se sometería a una operación. Después de examinarle, el oftalmólogo dictaminó que, aunque se dejara operar, de nada serviría, porque la retina del ojo izquierdo estaba dañada y no había cura para eso.
Poco después, comenzó a fluir pus y un líquido negruzco desde el ojo y el dolor se volvió intolerable.
Los visitantes que le iban a ver, comentaban: “Gupta considera a Sai Baba como Dios. Si es realmente un Dios, ¿no puede ver ni compadecerse de la agonía de Su devoto? ¿Es que disfruta del dolor y el sufrimiento de Sus devotos?”
Mas Gupta no se quejó ni una sola vez, ni le rogó a Baba que le restableciera la visión, aunque se retorcía de dolores. No obstante, cediendo a la presión de su familia, sus amigos, parientes y otros devotos Sai, con reticencia accedió a escribirle una carta a Swami, pidiéndole que le diera fuerzas suficientes para soportar el dolor.
El 10 de octubre, Baba le dijo al ya fallecido Kutumba Rao, uno de Sus cercanos servidores: “Envíale un telegrama a Gupta diciéndole que Swami le bendice y que se deje operar del ojo izquierdo.”
El telegrama llegó a Meerut al día siguiente. Mientras le leían el telegrama, Gupta comenzó a ver todo con su ojo izquierdo, al que los especialistas habían declarado inoperable. También el dolor cedió en un dos por tres. Gupta se sentó en su lecho, la excitación se difundió como reguero de pólvora por toda la clínica. Cuando el mensaje le fue trasmitido al oftalmólogo, el Dr. Jagdish Mittal, este llegó corriendo. Examinó nuevamente el ojo y quedó como paralizado. Observó: “Sr. Gupta, Concedo ahora que Baba es realmente Dios. La retina de su ojo izquierdo era absolutamente irrecuperable, ahora ha vuelto a su forma original y esta en perfectas condiciones. Este tipo de operación es algo que no se puede llevar a cabo en ninguna parte del mundo.”
Gupta: “Baba me ha permitido acceder a una operación. Por ende, le ruego hacer los arreglos para intervenir mi ojo derecho. En adelante, podré ver con ambos ojos.”
No vale la pena mencionar que la operación fue todo un éxito y que Gupta recobró la vista de ambos ojos.
En noviembre de 1981, cuando Gupta visitó Puttaparthi para darle las gracias a Bhagavan, Swami le abrazó estrechamente y le llevó, junto a algunos funcionarios del ashram, a la habitación contigua.
Baba dijo: “Vean, Gupta estuvo totalmente ciego por seis años, pero su fe en Mí fue inconmovible. Aunque no podía ver nada, seguía dedicado a las actividades de Sai.
Si no hubiera continuado con su trabajo para la Organización con devoción y dedicación totales, habría seguido ciego hasta el fin de sus días.
El me ha conquistado por completo con su amor y devoción y ha redimido por completo sus anteriores pecados. Por ello se ha hecho merecedor de Mi Gracia.”
(Extraído del libro CARA A CARA CON DIOS de V.I.K. SARIN)
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