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martes, 31 de mayo de 2016

Shirdi Sai - Parthi Sai_Vida de Sathya Sai Baba_Cap 29.

La meticulosa supervisión de Swami.




" En 1990, Sri Anil Kumar Kamaraju era el director del campus de Brindavan y yo lo era del albergue. Incluso antes de la llegada de Swami a Brindavan, el 11 de marzo de 1990, nosotros, en Brindavan, estábamos encantados al saber de Su declaración de esa mañana en Prasanthi Nilayam :


"Voy a ir a Bangalore para encargarme de todos los preparativos para el curso de verano"


Estudiantes y docentes bailaban de alegría. Recibimos a Bhagavan en Brindavan con inmenso entusiasmo y anticipación. Swami anunció las buenas nuevas del curso de verano a los estudiantes y profesores en el Trayee Brindavan, la tarde siguiente; el anuncio fue recibido con un regocijado aplauso.
Los siguientes dos meses resultaron ser un maravilloso período de 'un pre-curso de verano' para nosotros, bajo la directa guía del maestro supremo. Durante ese verano, Swami no visitó Kodaikanal; de hecho ese fue el único verano de entre los ocho que cubre este tomo, durante el cual Kodaikanal echara de menos Su visita. Su atención estaba totalmente centrada en las preparaciones para el 'curso de verano'. En esta coyuntura, es relevante recordar un incidente que se produjera antes de uno de los cursos, en los años setenta. Swami había visitado Bombay en el mes de mayo para participar en las celebraciones de aniversario del Dharmakshetra. Cuando estaba por regresar a Brindavan después de ellas, los organizadores Le rogaron que prolongara Su estadía en Bombay por un día más. Swami les dijo que no podía acceder a su petición ya que debía estar temprano en Brindavan para los preparativos del curso de verano. Entonces uno de los organizadores suplicó, "Swami, ¿qué preparativos son necesarios para Tí? ¡Tu puedes hacer lo que quieras instantáneamente!" Swami replicó,

"Sí, para ustedes, ustedes tienen a Sai. Le rezan y consiguen que Él haga cualquier trabajo. Mas, ¿a quién he de dirigirme Yo? Yo no tengo a un Sai. ¡Yo soy anath!"

Esta declaración lanza una reveladora luz sobre el obrar del Avatar. Él no hace uso de Sus inmensos poderes divinos para Sí Mismo o para los trabajo que lleva a cabo. Vive y trabaja como un ser humano para todo propósito práctico, y sienta un ejemplo ideal para ser seguido por el género humano.
Ese fue el ejemplo que todos vimos cuando Bhagavan se sumió en los preparativos para el curso de verano de 1990. Prestó atención a cada pequeño detalle de los arreglos tanto en la universidad como en el albergue en Sus frecuentes visitas. Todo el complejo de edificios en el campus fue remozado y repintado bajo Su supervisión directa. Se preocupó muy especialmente en que fueran satisfactorios los arreglos para el alojamiento y la comida de cerca de dos mil estudiantes, docentes y oradores invitados. Cerca de mil muchachos y docentes habían de ser alojados en el albergue para varones y un número igual de muchachas y profesoras debían ser acomodadas en el albergue adyacente con instalaciones para sus comidas en el kalyana mantapam localizado al costado del Trayee Brindavan. El auditorio de la universidad que había de ser el local para las clases, recibió una atención especial de Swami. Hasta el amplio jardín frente al edificio de la universidad no escapó a Su mirada escrutadora. Aquí viene un interesante relato de las experiencias del Director Sri Anil Kumar durante esas visitas de Swami al campus :
"Yo había entrado al Instituto sólo a comienzos de ese año y era bastante inexperiente en el lugar cuando
Swami comenzó a visitar el campus casi a diario con el objetivo de tenerlo listo para el curso de verano en 1990. Aprendí, directamente de Él, muchas lecciones sobre la administración del Instituto durante ese período. Una vez, visitó los cuartos en el sótano del auditorio, en los que habrían de alojarse durante el curso algunos importantes invitados. Swami entró a los lavabos y salas de baño contíguos inspeccionándolo todo meticulosamente. Encontró que los cuartos estaban bastante sucios y me preguntó:
'¿Por qué no se asean ni se mantienen apropiadamente los cuartos?'

Puesto que yo era bastante novato en tales interacciones con Él, me arriesgué a decirle, 'Swami, no sé por qué no se mantienen limpios. Los aseadores debieran haber hecho correctamente su trabajo.' Swami me miró y me dijo con severidad:
'¿Qué estás haciendo tú? No podemos tener a un director preocupado de los estudiantes y a otro que se ocupe de la limpieza del campus. ¡Es tu deber el hacerlo todo!'
"Después que Swami dejara el campus, llamé a los aseadores y les pedí que limpiaran concienzudamente todos esos cuartos. Entretanto, se me acercaron algunos devotos de Argentina y se ofrecieron para ayudar. Se unieron a nuestros aseadores y trabajaron todo el día para limpiar y lavar todos los cuartos del sótano y los espacios circundantes. A la mañana siguiente, Swami vino de nuevo al sótano del auditorio y encontró que el lugar estaba limpio y ordenado. Me preguntó, '¿Quién hizo el aseo aquí?'

No estando seguro si Le gustaría o no tener a devotos extranjeros trabajado dentro del campus, respondí, 'Swami, lo hizo nuestra gente'. De inmediato me miró directamente a los ojos y dijo:
¡No sólo nuestra gente, sino que devotos de la Argentina han trabajado aquí!'

Me dejó atónito la manera casual en que revelaba Su omnisciencia.
"En otra ocasión, llegó al campus un oficial del ejército con algunos de sus hombres, para prestar servicio en el jardín. Supe por el personal de mi oficina que lo habían estado haciendo de manera regular durante cada día libre. Eso fue un domingo y, después del darshan de la mañana, yo estaba en la oficina de la universidad despachando algún trabajo. Cerca de las nueve y media, Swami llegó en Su coche y caminó tranquilamente hasta mi oficina. Me levanté de mi silla sobresaltado al verle. Sin darme tiempo a reaccionar, me preguntó:
'¿Quiénes son esas personas que están trabajando en el jardín?'

Respondí, 'Swami, son soldados de Bangalore'. Me preguntó otra vez,

¿Quiénes son?'

No sabiendo qué decir, callé. Preguntó:
'¿Con qué permiso están trabajando aquí? ¿Tú les diste permiso
sin pensarlo, 'Swami, no lo sé'. Y entonces vino la importante lección,

'¿Cómo es que cualquiera puede entrar al campus sin el permiso del director?'

"Después de irse Swami del campus, me dirigí al grupo de soldados y recogí información sobre ellos. El oficial era un coronel y provenía de Punjab; sus hombres venían de diferentes partes del país y pertenecían a un ala del ejército estacionada en Bangalore. Bhagavan llegó al campus nuevamente esa misma tarde. Los soldados aún estaban trabajando en el recinto de la universidad. Le informé a Swami de todo lo que había sabido sobre ellos esa mañana. Escuchó atentamente y caminó hacia ellos. El coronel se levantó y unió sus manos, y los demás hicieron lo mismo. Yo había tenido la impresión que Le eran desconocidos a Swami. Y quedé atónito cuando materializó un anillo con un diamante para el coronel y le preguntó,

'¿Qué pasó con el anillo que te regalé en Delhi?
' y le siguió hablando y preguntó,
'Cómo le va a tu hija en sus estudios de medicina?'

No pude controlarme. Fui donde Swami y le rogué, 'Swami, pareces saberlo todo sobre el coronel. Entonces, ¿por qué me pediste que les fuera a hacer preguntas esta mañana y luego, esta tarde, escuchaste todo lo que te informaba, como si no supieras nada?'

Sonrió y respondió:
'No cabe duda que lo sé todo respecto a él y a todos los demás. También sé lo que está sucediendo por todas partes. Mas quería que tu, por tu propia experiencia personal, supieras que Yo lo sé todo. Además, espero de tí que, ¡por lo menos, sepas lo que está ocurriendo en el campus.!'
El auditorio contaba con mil sillas fijas y también un espacio de suelo en donde se podían sentar los estudiantes. Podía acomodar a un máximo de entre 1600 y 1700 personas más o menos apiñadas, lo que era justo suficiente para los estudiantes, profesores y algunos invitados. Los miles de devotos que acudían al auditorio cada tarde para escuchar los discursos de Bhagavan, habían de sentarse afuera. Con el objeto de protegerles del sol y la lluvia, Swami hizo que se levantara un tinglado hacia el lado norte del auditorio. Los trabajos comenzaron de inmediato y Swami venía casi a diario para inspeccionarlos. Yo también vigilaba de cerca el avance de los trabajos. Una tarde, las obras estaba casi completas cuando dejé el campus rápidamente para ir a bhajans al Trayee Brindavan. Todas las planchas para el techo habían sido colocadas en su lugar y aseguradas, salvo una y los obreros seguían trabajando. Yo estaba seguro que la obra se habría completado en cuestión de minutos. Cuando llegué al Trayee Brindavan, Swami me preguntó si el cobertizo se había terminado. Respondí afirmativamente. Swami subió al coche y me pidió que Le acompañara al auditorio. Para desconcierto mío, la última plancha estaba aún en el suelo y el techo mostraba el agujero abierto; de los obreros no había señales. Swami me enseñó una importante lección :
'Nunca vengas a informarme de nada a menos que lo hayas verificado personalmente. No te dejes llevar por presunciones ni suposiciones. No supongas ni des por terminado ningún trabajo antes de que se haya realmente completado.'
"En una ocasión, Swami entró al auditorio y examinó las sillas. Encontró que algunas de ellas no estaban bien fijadas a sus bases, sino sueltas. Me pidió que me ocupara de que todas quedaran apropiadamente firmes. Le entregué el trabajo a los estudiantes, asignándole cada hilera a un equipo de seis a ocho muchachos. Tomó más de dos días terminar el trabajo y también me involucré en él. Cuando se Le informó a Swami que se había completado el trabajo, vino al auditorio para verificarlo personalmente. Se paró en el escenario y examinó cada hilera de sillas meticulosamente. Me señaló una silla en particular en la duodécima fila y me pidió que fuera hasta allá. Bajé del escenario y corrí por el pasillo hasta llegar a la silla. Cuando apoyé las manos sobre el asiento, este se desprendió, ¡no estaba adherido en absoluto! Me quedé atónito tanto como los muchachos y profesores que estaban ahí. Swami me dijo,

'¿No te dije que verificaras todo personalmente
Sí, Swami, me lo dijiste y yo lo hice', respondí. Sonrió y me preguntó,

'Entonces, ¿qué sucedió con el asiento que tienes en la mano?'

Me armé de valor y respondí, 'Swami, ¡Tu le hiciste algo a la silla para reirte de mí!' Todos, incluso Swami se rieron a carcajadas. Entonces Swami bromeó,

'Vean la ironía de Anil Kumar. ¡Habiendo cometido un error, inventa una chanza para escaparle a su responsabilidad!'

No obstante a ninguno se nos escapó, aún en medio de las inocentes risas, la asombrosa capacidad de observación de Swami.
"Había enviado a la lavandería todas las cortinas de las ventanas del auditorio y cuando volvieron las hice colgar de nuevo, pero faltaba una. Se esperaba que Swami llegara minutos después. Yo me preguntaba si Él iría a notar la cortina faltante. Hice que se quitara la cortina de la ventana opuesta, como para que hubiera simetría. ¡Y pensé que así, debido a la similitud a ambos lados, ¡la cortina faltante escaparía a la atención de Swami! Tan pronto como entró al auditorio esa tarde, notó la ventana en la que faltaba la cortina y me preguntó,

'Anil Kumar, ¿qué pasó con la cortina?'

Antes que pudiera responder, miró hacia la ventana del lado opuesto y dijo,
'Puesto que faltaba una cortina, ¡Anil Kumar quitó la del otro lado para evitar que se notara su ausencia!'

se volvió hacia mí, sonrió y dijo,
'No hagas estas cosas. Haz confeccionar cortinas nuevas para ambas ventanas.'
"Permítanme concluir con una experiencia más de la omnisciencia de Swami. Había unos exquisitos paneles de madera en las paredes a ambos lados de los pasillos. Algunos se habían deteriorado por falta de un mantenimiento apropiado y algunos habían sido desfigurados por las termitas y las hormigas blancas. Swami pidió que fueran reemplazados por otros nuevos y había talladores expertos trabajando en ello. En una oportunidad, cuando Swami vino a revisar la tarea, encontró uno de los antiguos paneles retirados, que estaban tirados en el suelo y me pidió que los preservara cuidadosamente y que no los botara. Hice que los juntaran en un atado y los dejé ordenadamente apartados en un ricón antes de irme al mandir. Al final de la sesión con los estudiantes y profesores en el Trayee, Swami me preguntó, '¿Está todo el material antiguo guardado y seguro?'

, 'Sí, Swami'. Mas no quedó satisfecho; me ordenó ir al auditorio de nuevo y chequear. Volví allá y, para mi horror, noté que habían desaparecido todos los viejos paneles. Indagué y descubrí que uno de los trabajadores se los había llevado. Recorrí todo el camino hasta su casa, a algunos kilómetros de distancia, y recuperé el material. El hombre se mostró arrepentido por su acción. A la mañana siguiente, cuando Swami vino al auditorio, Le informé, 'Swami, todo el material está intacto.' Bhagavan sonrió y dijo,
'¡Sé que fuiste hasta la casa del obrero que se lo llevara y lo recuperaste


Me uní a Él en la risa, ya que no hay manipulación ni maniobra que pueda tener éxito en Su omnisciente presencia.
"Fue así que Swami me enseñara muchas lecciones durante ese período de preparaciones para el curso de verano. Aparte de aprender las sutilezas del arte de la administración, me dí cuenta de la necesidad de ser responsable, competente y creíble respecto de todo lo que hiciera. También pude alcanzar a percibir Su inmensa compasión."


(extraído de Sathyam, Sivam, Sundaram.