La disciplina.
La disciplina es el signo de vivir inteligentemente. Los padres no deben permitir que los hijos escapen a su control y deambulen sin brújula ni ancla. Muchos padres alimentan y miman a sus hijos, y luego, en nombre de la libertad, los dejan que encuentren sus propios amigos y placeres. Los llevan a ver películas sin hacer caso de la impresión que éstas causarán en sus delicadas mentes. Agasajan a los amigos de sus hijos, pero no investigan sus antecedentes o hábitos. Inclusive, aprueban que sus hijos fumen y beban, sin saber que tendrán que arrepentirse de su acción algún día. ¡De esta manera están declarando, mediante sus acciones, que son enemigos de su propia prole!
La disciplina les enseña a tolerar los desengaños; aprenderán que el camino de la vida tiene altibajos y que toda rosa tiene espinas. Actualmente, la gente quiere rosas sin espinas. Creen que la vida tiene que ser una leyenda llena de placeres sensuales, un picnic permanente. Cuando esto ocurre, la gente se pone furiosa y comienza a culpar a otros. Si cada uno se preocupara por sus propios placeres, ¿cómo podría progresar la sociedad? ¿Cómo pueden sobrevivir los débiles? Mío, no tuyo, este sentido de codicia es la raíz de todo mal. Esta distinción, incluso, se aplica a Dios: ¡Mi Dios, no el tuyo! ¡Tu Dios, no el mío!
Deben examinar cada acto suyo para descubrir si causará dolor a los demás; si lo hace, apártense de él. No hagan a los demás lo que no les gustaría que les hicieran a ustedes. Esta es llamada la Regla de Oro. Sí, es la mejor prueba para distinguir lo correcto de lo incorrecto.
- Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Selección del D.D. del 03/07/1972