Ustedes deben ensanchar sus corazones, para que ellos puedan llenarse del amor que todo lo abarca. Sólo entonces podrá ser experimentado el sentido de unidad espiritual de toda la humanidad. De ese sentido de unidad nacerá el amor a Dios. Este amor generará en el corazón la pura bienaventuranza, que es ilimitada, indescriptible y eterna. Para todas las formas de dicha, la fuente es el amor. Un corazón sin amor es como una tierra yerma. Fomenten en sus corazones el amor, y rediman sus vidas. Cualquiera sea su erudición o riqueza, de nada valen sin amor. Siembren la semilla del amor en sus corazones, y a su debido tiempo ella crecerá hasta ser un gran árbol. Dios es uno solo. No abriguen diferencias de religión, credo o casta. Lleven a cada hogar el mensaje de unidad. ¡Encarnaciones del amor! Consideren al amor como su aliento vital, y como el único propósito de su existencia.
- Divine Discourse, Dec 25, 1994. |
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