"El hombre siempre busca un propósito, meta o fin, pero el esfuerzo se sublima convirtiéndose en yajna (sacrificio ritual para atraer la gracia de Dios) sólo si el propósito, la meta o el fin es la glorificación de Dios, sin ninguna otra consideración.
"Yajno Vai Vishnu", dicen los Vedas.
Dios es el yajna, la ofrenda, porque Él es la meta, su gracia es la recompensa, su creación se usa para propiciarlo; el hacedor es Él, el receptor es Él. Cuando el ego de aquél que sacrifica no clama gloria alguna, entonces el yajna se vuelve divino.
“Aham hi, Aham hi, sarvayajnanam"
En todos los yajnas, yo soy el hacedor, el donante, el consumidor, el aceptante.
Propiamente, el corazón es el altar ceremonial, el cuerpo es el sitial del fuego, el pelo es la hierba santa, los deseos son el combustible con el que se alimenta el fuego; el deseo es el ghi (mantequilla clarificada) que se vierte en el fuego para hacerlo arder en una llama; la ira es el animal sacrificado; el fuego es tapas, la penitencia que llevamos a cabo.
Es común que la gente interprete tapas como prácticas ascéticas, como sostener el equilibrio con una pierna o de cabeza, pero no, tapas no es contorsión física; es la completa y correcta coordinación de pensamiento, palabra y acción; cuando ésta se logre, el esplendor del fuego se manifestará.
Hablando del pensamiento, la palabra y la acción, en el contexto del yajna Vedapurusha, debo aclararles que el Rig Veda es vak (el habla), que ha asumido forma. El Sama Veda contiene himnos que se cantan, y es srotra (el oído) que asume una forma. Siempre que el habla está saturada de verdad y compasión, o inspirada en el servicio a los demás, se vuelve Rig Veda. Las buenas acciones se conocen como Yajur Veda.
No tienen obligación de erigir un altar igual al de aquí, sólo tienen que ser muy cuidadosos y hablar y oír únicamente palabras puras y no involucrarse en acciones que los comprometan.
Cada acto, desde el amanecer hasta el ocaso, es un yajna, ¡recuérdenlo!
La gente acude a los gurús para recibir mantras, las poderosas fórmulas místicas recitadas para elevarse espiritualmente; otros buscan curanderos y monjes para obtener yantras (talismanes esotéricos para protegerse de fuerzas malignas); algunos otros aprenden tantras (ritos secretos para adquirir poderes sobrehumanos) de los pandits; mas todo esto es inútil.
Deben aceptar al cuerpo como tantra, al propio aliento como mantra y al propio corazón como yantra; no es necesario buscarlos fuera de nosotros.
Cuando sus palabras sean dulces, su aliento será Rig Veda; cuando se nieguen a escuchar malas palabras y prefieran sólo el lenguaje suave y dulce, será Sama Gana. Cuando ejecuten sólo suaves y dulces acciones, será Yajur homa; sólo así estarán llevando a cabo, diariamente, el yajna Vedapurusha, el yajna que propicia el Veda.”
Sathya Sai Baba
(Extraído del Divino Discurso de Bhagavan –
Auditorio Purnachandra - 2 de octubre de 1981)
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