Las tres etapas de la evolución.
"Había un vaquerito (arreador de vacas) muy pobre, que tenía una gran fe y una aspiración intensa de ver a Dios. Un día, en la villa en la que el vaquerito vivía, un predicador llegó a predicar algunos sermones espirituales. El predicador reuniría a su audiencia y cantaría las glorias y hazañas del Señor. Pero para el vaquerito no fue posible dejar su trabajo e ir a las reuniones, porque todo el día él estaba cuidando sus vacas. Pero en las tardes él trajo a los animales a sus albergues y entonces fue a escuchar las charlas del predicador. El vaquerito escuchaba con gran atención y cuidado todo lo que se decía. Esta es la primera etapa.
El predicador era un seguidor del Señor Vishnu, así que él relacionó los rasgos característicos de Dios en la forma de Vishnu, o Narayana, como también se le llama. En el curso del sermón el predicador, repetidamente describió la imagen tradicional del Señor con la tez oscura, llevando un punto blanco en su frente y montado en un águila blanca. El predicador también explicó que el Señor Vishnu estaba siempre preparado para ir al rescate de aquellos que buscaban resguardo en él, y que él aceptaría como ofrenda cualquier cosa que se le diera con una fe y un amor total.
Mientras el predicador repetidamente describía esas características del Señor, ellas hicieron una impresión indeleble en el corazón del niño. El predicador también dijo, que Dios amaba la música, y que él podía ser ganado dirigiéndole las oraciones de cada uno en canciones, cantadas reverentemente desde el corazón.
Bueno, este vaquerito todos los días llevaba algo de comida para su almuerzo. Después de haber escuchado al predicador, diariamente él le ofrecía esta comida a Dios con sinceridad y devoción rezándole al Señor para que la compartiera con él. Él comenzaba sus rezos cantando esta canción, "Oh Señor amado, tú montas en un águila blanca, eso es lo que me han dicho. Ven. Por favor, ven a mí y acepta esta comida." El niño continuó rezando así continuamente al Señor por una semana completa. Él nunca probó su comida porque el Señor no la había venido a compartir con él. Y al final de la semana él estaba extremadamente débil.
Además de su debilidad física, él también sufría de una angustia extrema porque sentía que no estaba cantando apropiadamente, y por eso, el Señor no le respondía. Él estaba seguro que era su deficiencia en el cantar la causa de que el Señor no hubiera venido a compartir su comida. Y así con gran determinación y devoción, continuó practicando su canto pensando que al final el seguramente ganaría la gracia del Señor.
En esta condición de debilidad él llegó a la floresta. Se sentía extremadamente cansado pero estaba determinado a no comer hasta que su ofrenda u ofrecimiento fuera aceptado por el Señor. En ese momento, sus rezos cantados vertían las formas más melodiosas y sagradas. El niño continuó cantando todo el tiempo, implorándole al Señor que descendiera y aceptara la comida y la bebida que él le estaba ofrendando con tanto anhelo.
Cuando ya había una armonía perfecta en los sentimientos, en la melodía y en el contenido de la canción, el Señor descendió. ¿Cuál fue la apariencia que él tomó al descender delante del vaquerito? Él llegó como un muchacho de su misma edad, usando las vestimentas ocres de un saddhu, un santo mendigo.
El vaquerito le preguntó al muchacho que estaba mirando frente a él, "Por favor, querido amigo, ¿puedo saber quién eres? ¿Eres un viajero caminante pasando a través de esta floresta?
El muchacho sagrado contestó: "Yo soy el Señor. Yo soy Narayana. Tú rezaste para verme, así que he venido a darte la visión de mí mismo."
Recordando que al Señor le gusta el dulce sonido de la música, el vaquerito continuó sus indagaciones en la forma de la canción más melodiosa: "Pero tú, no conformas la descripción que me han dado del Señor, quien es de tez oscura, lleva un punto blanco en su frente y monta en un águila blanca. El predicador dijo que es así como sabemos que es el Señor. Pero parece que no es verdad. ¡Oh Querido mío! Si realmente eres el Señor bendito, por favor aclara mis dudas y déjame verte en tu forma verdadera."
El niño había escuchado la descripción del Señor, y ahora quería verlo y experimentarlo directamente, exactamente como él le había escuchado que había sido descrito y había llegado a creer en Él. Pero Dios no tiene ninguna forma o nombre específico; él tiene miles de ojos, miles de orejas, miles de manos y miles de pies. Y, sin embargo, para dar deleite, contento y satisfacción a sus devotos que aspiran a verlo, él toma una forma en particular, la cual ha sido ganada a través de la oración.
Para satisfacer a este vaquerito, el Señor se reveló a sí mismo tomando la brillante forma de Vishnu, y aceptó la comida y bebida ofrendada amorosamente por el niño.
Esta es la etapa segunda, cuando uno anhela por la visión del Señor. Incluso, cuando esta visión llega, todavía no será la verdadera forma de Dios sino la escogida a través de las oraciones de los devotos. Dios ama los sentimientos sinceros y de corazón, y por lo tanto, para ayudar los sentimientos de su devoto, Él le dará la visión de la forma que satisfaga mejor al devoto.
Después que el Señor se fue, el niño pensó para sí mismo: "Primero escuché una descripción de El, después recé por su visión. Ahora Él ha descendido y lo he visto directamente. Pero ahora, ¿cómo puedo alcanzarlo y estar siempre con Él?”.
Sabiendo simplemente que Dios existe, un devoto no se satisfacerá, ni tendrá una completa complacencia sólo por tener la visión de Dios. Habiendo tenido la visión, él anhela estar totalmente unido con Él. Es sólo entonces que el devoto tendrá un júbilo interminable. En el caso de este niño, el Señor le dio la visión de él mismo, y entonces desapareció. Pero desde ese momento en adelante el niño guardará la imagen del Señor como lo vio, en la forma de Vishnu, continuamente impresa en su corazón. Con esa forma amorosa en el ojo de la mente, él ha comenzado a inquirir y a pensar solamente en cómo puede alcanzarlo y unirse a Él. Esta es la tercera etapa.
De manera que primero, se escucha del Señor, y se piensa de Él, entonces se le busca con un sentimiento y un anhelo intenso, y finalmente Él se revela a sí mismo en forma, y puede ser directamente experimentado. En otras palabras, la forma de pensamiento se torna en forma de sentimiento, la cual entonces llega a ser transformada en la experiencia real. Eso describe la segunda etapa en el pasaje. No sólo obtienes la visión personal del Señor, que has aspirado a ver, sino que también obtienes la oportunidad de conversar con Él cara a cara.
Después de ver al Señor y consecuentemente hablar con él directamente, obtienes un poco más de satisfacción. Pero si eres un devoto verdadero, incluso esta oportunidad de oro, no te dará el gozo completo al que aspiras. Después de eso, tú quieres alcanzarlo y unirte a Él.
Piensas: "Lo he oído, lo he visto... ahora debo alcanzarlo y ser uno con Él." En la primera etapa, cuando a través de lecturas y charlas llegaste a conocer que Dios existe, sientes que Dios está separado y que tú estás separado. Este es el estado de dualismo. Pero en la segunda etapa, ves al Señor y obtienes los sentimientos de que tú eres parte de Él. Este es el estado de no-dualismo calificado. Finalmente, continúas avanzando, creces y evolucionan tus sentimientos: 'El Señor y yo somos uno y la misma persona'.
Este es el estado de no-dualismo total o completo. Aquí piensas: 'O me uno a Él o Él llega a ser Uno conmigo.'
Entonces la Unidad es completa.
Sathya Sai Baba
(Ext. del SAI BABA GITA – Enseñanzas sobre el Bhagavad Gita)
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