La Revelación para toda la Vida – Dr. Anil Kumar.
Fue a comienzos de los años ochenta, en 1981 o 1982, durante los meses de verano y Swami estaba en Puttaparthi. A diferencia de los días actuales cuando durante casi todos los meses de verano Swami está en Bangalore o en Kodaikanal, en esos días Swami solía pasar algunos veranos en Puttaparthi mismo. Con excepción de algunos, casi todos los muchachos se habían ido a sus hogares. Estos pocos que incluían a una o dos docenas del campus de Bangalore del Instituto, habían decidido pasar sus vacaciones con Swami en Puttaparthi. Recordando esos días y la pasmosa y reveladora experiencia que viviera y que revolucionara para siempre su vida, sus pensamientos y sentimientos por Swami, el Dr. Anil Kumar, entonces un estudiante y ahora académico en la Universidad de Swami, dice,
“¡Qué maravillosos fueron esos días! Éramos tan pocos en esos días en el Mandir, sólo unos treinta o cuarenta de nosotros y teníamos todo el pórtico del Mandir para nosotros. Todos nos sentábamos dispersos, unos a pasos de distancia de los otros, no para ocupar todo el espacio, sino para mantener un espacio individual para que, cuando Swami saliera, pudiéramos tener Su atención personal. ¡Y fueron tantas las veces que se acercaba a cada uno y cuán preciosas fueron esas interacciones!
Un día, Swami llamó a una docena de nosotros a entrevista, todos éramos del campus de Bangalore. Fue una sesión muy íntima, en la que Swami nos explicó en detalle cómo habíamos de cantar con devoción durante los Bhajans y, lo más importante, cómo habíamos de visualizar a la deidad y entender el significado de lo que estábamos cantando, entregándonos por completo a los Bhajans. Este consejo de Swami me hizo pensar y comencé a practicarlo con gran seriedad en cada sesión de Bhajans.
En aquellos días, las sesiones de Bhajans en la mañana solían comenzar como a las 11:00 hrs. y Swami a menudo solía salir en Su auto para una vuelta mañanera que sólo Él sabía a donde lo llevaba. Una mañana en particular como esas, Él había salido y los Bhajans comenzaron. Yo estaba sentado en el Mandir y me uní entusiastamente al canto y, según Él nos lo había dicho, comencé a visualizar mientras cantaba. Para mí, Swami era Rama, Krishna, Devi, Guru, todo. De modo que cantando, veía a Swami constantemente en mi pantalla mental.
De hecho, estaba por entero inmerso en esa sublime sensación y, mientras continuaban los bhajans, me encontraba en un plano absolutamente distinto, imaginando a Swami, fresco y bello, balanceándose al ritmo de los latidos de mi corazón, con una dulce sonrisa entre los labios, Su rostro radiante y tan encantador… yo estaba completamente perdido.
Tan ausente estaba de lo que sucedía a mí alrededor que ni siquiera me di cuenta que Swami, después de retornar de Su paseo, ¡estaba parado justo frente a mí! Yo estaba sentado, absorto en mi divino ensueño, por así decirlo, con Swami balanceándose rítmicamente en mi mente y Swami estaba físicamente frente a mí, por largos minutos, reflejando exactamente lo que ocurría dentro de mi mente. Cuando abrí los ojos, seguramente debido a los murmullos a mí alrededor, me quedé, obviamente, mudo y hechizado.
Más, lo más electrizante fue lo que dijera Swami esa trascendental mañana, mirándome a los ojos y con una sonrisa cómplice bailando entre sus labios.
Dijo:
“Swami adentro y Swami afuera, son el mismo y uno solo.”
¡Se me puso el pelo de punta! ¡Qué revelación! ¡Quién si no Sai, el Sadguru, quien es omnisciente y omnipresente, allende la mente, la lógica, la razón y el Universo, podría darle a uno tal experiencia!”
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