IV BRAHMANA
Cuando Yagñavalkya iba a entrar en otro estado, dijo a Maitreyi: “Me voy de mi casa (del bosque); así pues, lleguemos a un acuerdo entre tú y Katayani (mi otra esposa).”
Maitreyi respondió: “Mi señor, si toda esta tierra, llena de riqueza, me perteneciera, ¿acaso esto me haría ser inmortal?” “No”, replicó Yagñavalkya, “como la vida de los ricos, así será tu vida, pues no hay esperanza de inmortalidad por medio de la riqueza”.
Entonces Maitreyi exclamó: “¿Para qué quiero todo esto si con ello no voy a alcanzar la inmortalidad? Dime lo que mi Señor sabe de la inmortalidad. ”
Yagñavalkya replicó: “En verdad me eres querida, pues tus palabras están llenas de amor. Ven, siéntate, yo te lo explicaré: retén bien lo que te voy a decir”. Entonces dijo: “En verdad un esposo no es amado por su mujer, pues sólo cuando se ama al Ser el esposo es verdaderamente amado. Ciertamente una esposa no es amada por su marido, sólo cuando se ama al Ser la esposa es verdaderamente amada. “En verdad los hijos no son amados por sus padres, pues sólo cuando se ama al Ser los hijos son verdaderamente queridos. “En verdad la riqueza no es amada por los ricos, pues sólo cuando se ama al Ser la riqueza es verdaderamente querida. “En verdad la casta de los brahmines no es amada por ellos, pues sólo cuando se ama al Ser, la casta de los brahmines es verdaderamente amada. “En verdad la casta de los Kshatra no es querida por ellos, pues sólo cuando se ama al Ser la casta de los Kshatra es verdaderamente querida. “En verdad los mundos no son amados por los hombres, pues sólo cuando se ama al Ser los mundos son verdaderamente queridos. “En verdad los Devas no son amados, pues sólo cuando se ama al Ser los Devas son verdaderamente amados. “En verdad las criaturas no son amadas, pues sólo cuando se ama al Ser las criaturas son verdaderamente queridas. “Ciertamente no hay nada que puedas amar, pues sólo cuando amas al Ser, todo se convierte en objeto de tu amor. “El Ser tiene que ser visto, oído, percibido y conocido, ¡oh Maitreyi! Cuando vemos, oímos, percibimos y conocemos al Ser, todo lo demás es verdaderamente conocido.
“Quien busque la casta de los brahmines fuera del Ser, deberá ser abandonado por los demás brahmines. Quien busque la clase de los Kshatra fuera del Ser, deberá ser abandonado por los demás Kshatras. Quien busque a los Devas fuera del Ser, deberá ser abandonado por los demás Devas. Quien busque a las criaturas fuera del Ser, deberá ser abandonado por las demás criaturas. La casta de los brahmines, la casta de los brahmines, la casta de los Kshatra, los mundos, los Devas, las criaturas y todo lo que existe es el Ser.
“Igual que los sonidos de un tambor cuando es tocado no pueden ser atrapados físicamente, sino captados por el oído;
“y al igual que los sonidos de una concha no pueden ser atrapados físicamente, sino captados por el oído;
“y al igual que los sonidos de un laúd no pueden ser atrapados externamente, sino captados por el oído;
“y al igual que las nubes de humo surgen solas de un fuego encendido con combustible húmedo, así, en verdad, oh Maitreyi, ha surgido del aliento de este gran Ser lo que conocemos como Rig-veda, Yagur-veda, Sama-veda, Atharvangirasas, Itihasa (leyendas), Purana (cosmogonías), Vidya (conocimiento), los Upanishads, Slokas (versos), Sutras (reglas de prosa), Anuvyakhyanas (glosas) y Vyakhyanas (comentarios). Unicamente de él surgió la sabiduría.
“Como las aguas encuentran su centro en el mar, igual que el tacto se encuentra en la piel, todos los gustos en la lengua, todos los olores en la nariz, todos los colores en el ojo, todos los sonidos en el oído, todos los preceptos en la mente, todo el conocimiento en el corazón, todas las acciones en las manos, todos los movimientos en los pies, así todos los Vedas se encuentran en el habla.
“Como un terrón de sal que echado en el agua se disuelve en ella y ya no puede ser tomado de nuevo, así, oh Maitreyi, este gran Ser, infinito, ilimitado, no consiste en nada más que puro conocimiento; surge de estos elementos y se funde de nuevo con ellos. Cuando él desaparece, desaparece con él todo el conocimiento; así lo digo, oh Maitreyi.”
Entonces Maitreyi exclamó “Señor, estoy confundido por lo que acabas de decir. ¿Por qué dices que cuando el Ser se va, ya no hay más conocimiento?” Pero Yagñavalkya replicó: “Oh Maitreyi, no digo nada que pueda confundir. En verdad, oh amada, el Ser es imperecedero, pues su naturaleza es indescriptible. “Cuando hay dualidad, uno ve al otro, uno huele al otro, uno oye al otro, uno saluda al otro, uno percibe al otro, uno conoce al otro, pero cuando el Ser está en la unidad esencial, ¿cómo puede ver a otro, cómo puede oír a otro, cómo puede saludar a otro, cómo puede percibir a otro, cómo puede conocer a otro? ¿Cómo se puede conocer a Aquel por el cual todo es conocido?”
-Brihadaranyaka Upanishad
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