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martes, 7 de octubre de 2014

Swami dice_El nombre divino (Muy importante.!!!).




El nombre divino.


Lo que Sai Baba dice sobre remover lo ilusorio de la mente y el corazón nos puede sorprender, porque suena muy sencillo; sin embargo, se dice que es totalmente efectivo. Sai Baba, a la edad de 14 años, comunicó a los miembros de su familia que su vida familiar había terminado, y que a partir de ese momento se dedicaría totalmente al trabajo para el cual vino. En su primer discurso declaró:


“¡Oh, buscadores!, adoren los pies del Gurú con toda su mente;

podrán así cruzar el océano de pesar y alegría, de nacimiento y 

muerte”.


El significado es que si adoptamos la práctica de repetir, con amor, el Nombre de Dios que nos es más querido, y simultáneamente visualizamos con amor la forma particular que lleva ese Nombre Divino, esta sola práctica es suficiente para poder limpiar nuestras mentes y corazones de impurezas, y de esta manera podremos realizar totalmente la Verdad de nuestro ser interno.

Esta práctica de repetir el Nombre Divino confiere alegría al inicio; la alegría continúa con la práctica, y la culminación es la Liberación: La Realización de Dios. La práctica es sencilla, no requiere explicación, y Sai Baba nos dice que su efecto es seguro. Pero nuestras mentes están acostumbradas a explicaciones y se da la explicación. El significado del Nombre Divino, que es una práctica espiritual, es que de esa manera nos mantenemos en la Presencia Divina del Señor, y en Su inmediata presencia nada que sea maléfico puede sobrevivir. Las tendencias, que surgen del deseo y falsas creencias, crecen y se sustentan en la ignorancia y no pueden sobrevivir y crecer en la luz de la Divinidad. Las malas tendencias se asemejan a un feroz fuego que todo lo consume y que se apaga solo, sin esfuerzo, cuando no se le alimenta con más combustible.

Para que la práctica de la repetición del Nombre Divino surta su efecto, debe ser iniciada y continuada. Para ilustrar la necesidad de iniciar y continuar, Sai Baba nos cuenta la siguiente historia:

Al anochecer, un viajero llegó a un gran bosque que tenía que cruzar sin tardanza alguna. Traía consigo una pequeña lámpara cuya luz no se extendía más allá de un radio de un metro. Sin embargo, el bosque era denso, oscuro y amenazante, con peligros desconocidos. Atemorizado, el viajero se sentó bajo un árbol y empezó a llorar. Pronto, un grupo de viajeros salieron de las profundidades del bosque y viendo al hombre llorar, se detuvieron para preguntarle cuál era su problema. Después de escucharlo, dijeron: “Pero señor, una lámpara que alumbre tan sólo setenta centímetros al frente es suficiente para atravesar este oscuro bosque. Pero tiene que levantarse, portar su lámpara y caminar adelante”.


El bosque es el oscuro y desconocido curso de nuestra vida, y la lámpara es el pequeño Nombre de Dios. Pero llevando ese pequeño Nombre y caminando adelante con él, podremos cruzar a salvo el bosque de la vida.

Sai Baba nos dice que el Nombre y la Forma no están separados, que cuando a Dios se le atribuye Forma, la Forma es acompañada por Su Nombre. Y, recíprocamente, donde Su Nombre es mencionado, el Nombre es acompañado por Su Forma. Nombre y Forma juntos, son Dios manifiesto en completa Luz, Gloria y Poder Divinos. Así que, al repetir Su Nombre con amor, Dios, que es Amor, responde. El es llamado y viene a nosotros, alegre y amoroso, y presto a caminar con nosotros y a ser nuestro compañero Divino. Si adicionalmente a la repetición de Su Nombre visualizamos la Forma acompañante, la cual amamos, damos mayor cauce a la efusión de devoción a nuestro Señor Supremo.

Dios es Luz Pura. Se le ha tenido como tal a través de las edades. Nosotros, viviendo nuestros días en esa Divina Luz Pura, no podremos continuar reteniendo nuestras malas tendencias aun cuando quisiéramos. Las malas tendencias son como flores que crecen en la oscuridad, no pueden sobrevivir en la Luz Pura del Señor, se achicarán y desaparecerán. Nuestras buenas tendencias no nos causan problema, porque en la Presencia del Señor no se desarrollarán formando un gran ego.

Junto con nuestras tendencias, el ego, que está construido de éstas, finalmente también se postrará a los pies de Nuestro Señor. El corazón, entonces totalmente purificado, está listo para realizar su Verdad, su unidad inherente con Dios. A nuestras complicadas mentes parecerá extraordinario que tan “sencilla práctica” llegue a purificar nuestra vida, preparando nuestro corazón y mente para la Iluminación, volviéndonos aptos para la liberación de la enmarañada red de opuestos, de gustos y aversiones, y volviéndonos aptos para ser plenamente la Divinidad Eterna Indiferenciada. Sai Baba declara que éste es el poder inherente a la práctica espiritual del Nombre Divino.

La repetición del Nombre Divino con visualización de la Forma Divina era conocida en los tempranos días de la Era Cristiana. Sai Baba ha dicho que Jesús aconsejaba a sus devotos que adoptaran la práctica. Algunos años después de la muerte de Jesús, a los místicos cristianos sus preceptores les indicaban: “Recojan su mente, constríñanla a entrar en el corazón con la respiración y manténganla allí, pero no la dejen ociosa, sino que dedíquenla a la oración: ‘Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mi’ ”. En lo sucesivo, el místico, ya sea en el monasterio o viajando por el mundo, constantemente visualizaría la Forma de Jesús y repetiría el Nombre, cargándolo con su Amor por Jesús.

El valor supremo del Nombre Divino fue también conocido por los discípulos de Mahoma. Cuando un devoto le preguntó: “¿Qué hay si el corazón está árido?”, Mahoma respondió: “Para todo hay un pulimento que quita la herrumbre, y el pulimento del corazón es la remembranza de Dios”.

Para algunos de nosotros, la práctica de la repetición del Nombre Divino puede parecer un tanto árida en el inicio. Pero eso es inevitable si el corazón mismo está un tanto árido. No pongan atención en esto. Continúen la práctica y muy pronto el Amor acompañará al Nombre Sagrado.

Puede surgir una duda: “¿Cómo puedo estar repitiendo el Nombre y visualizando la Forma mientras estoy realizando un trabajo? Sería falta de atención a mi trabajo y eso no sería bueno”. Para explicar este punto, Sai Baba cuenta la siguiente historia:


Cierto rey tenía una pesada carga de asuntos del Estado y no podía encontrar un ministro competente. Se dirigió a Dios en oración. Dios apareció y le preguntó: “¿Qué Quieres” El rey le explicó que estaba en urgente necesidad de un buen sirviente, porque su reino se le escurría de las manos. Dios entonces concedió el deseo del rey, pero le advirtió: “El sirviente será eficiente, pero si dejas de tenerle ocupado, se volverá en contra tuya y te destruirá”. El rey no dio importancia a esto. Sin embargo, el sirviente tenía energía e inteligencia en abundancia, y un buen día el rey se dio cuenta con gran asombro de que el trabajo estaba por ser terminado. Entonces se acordó de la advertencia de Dios, y lleno de pánico se dirigió a El en oración. Dios se le apareció y dijo: “Bueno, ¿qué es lo que quieres ahora?” El rey le explicó, y Dios, en su misericordia, le aconsejó: “Te he de salvar. Haz esto: Ordena al sirviente que construya una pared de siete metros de altura. Entonces, cuando haya terminado la tarea, hazle subir y bajar esa pared hasta tanto tengas otra tarea para él”.



El sirviente es la mente. La pared es el Nombre de Dios. Cuando la mente está ociosa, pónganla a trabar repitiendo el Nombre Sagrado de Dios; porque si se le deja ociosa, la mente seguramente nos destruirá. Cuando tengamos trabajo por realizar, nos dirigimos a Dios y decimos: “Señor, dedico a Ti este Trabajo”. Entonces proseguimos, prestando total atención al trabajo. Sai Baba nos asegura que el trabajo realizado en nombre del Señor es equivalente a repetir el Nombre. Cuando terminen el trabajo regresen de inmediato la mente a la repetición del Nombre Sagrado.

Puede surgir una pregunta: ¿Cuál Nombre y Forma de Dios utilizar? Dado que Dios es uno e indivisible, aunque con diversidad de nombres y formas en las mentes de las personas, El está totalmente manifiesto en cualquier Nombre y Forma que le atribuyamos. La sugerencia de Sai Baba es: “Adopten el Nombre y la Forma de Dios que les sea más querida”.

Cualquiera sea el nombre de la Divinidad que escoja, Sai Baba sugiere que la forma que acompañe a ese nombre sea deliberadamente creada. El nombre de Jesús, por ejemplo, es mejor acompañarlo de la forma de Jesús creada por nuestra propia mente, en lugar de visualizar una forma tomada de una pintura o estatua de Jesús. Sai Baba nos dice que cuando la mente crea la forma de Dios, entonces la mente misma se convierte en esa forma, y Dios mismo llenará esa forma de Él con Su Divinidad.

Sai Baba nos informa que esta Era, que es llamada Kali Yuga (era del mal), es considerada densa y ruin; pero que, de hecho, es la mejor de todas las eras para los devotos de Dios. Sai Baba ha asegurado que en este Kali Yuga cualquier persona que enfoque con atención total de su voluntad y energía en el Nombre y la Forma Divinos, puede así penetrar el velo que cubre a la Divinidad y lograr la Liberación y la realización de su Verdad fundamental.




Texto extraido del libro: “Mi Baba y Yo”, del Dr. John S. Hislop.






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