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viernes, 30 de mayo de 2014

Ustedes tienen una tarea que cumplir sobre ustedes y una tarea que cumplir conmigo.







Nadie nace por casualidad. Hay un espacio destinado para cada quien que no puede ser ocupado por otro ni quedar vacío; tu lugar te pertenece desde antes de tu concepción, que también ha sido programada para que tu ser desarrolle sus atributos en el contexto mápropicio.

Nadie nace sólo para sí. Tú formas parte de un sistema en el que todo ser desempeña un papel necesario, por pequeño o fugaz que éste pueda parecer en el concierto de la Humanidad. En un rompecabezas no hay piezas secundarias, cada una resulta imprescindible y única, su falta lesionaría el dibujo entero; ¿de cuál podrías prescindir?



En algunos cementerios puede leerse este epitafio: "Nadie es irreemplazable". Pensar así es un gran error. Todo aquel que ha nacido es del todo necesario para la concreción del Plan Divino, por eso encarna. No existe un sólo ser que haya nacido en vano; convéncete de esto y mira desde hoy a tu hermano desde esta perspectiva, a partir de la cual se puede comprender que cada vida responde a un objetivo que resulta esencial para la vida de otros y para la propia evolución, signada también por la presencia del individuo más lejano y más desconocido.

Nadie sabe hasta qué punto está unido, vinculado a cada ser humano con quien comparte un mismo espacio del universo inconcebible. La acción de los Maestros sobre la conciencia del sujeto permite percibir esa unidad, y siempre es éste un momento que marca el hito de una transformación profunda en la vida de quien la experimenta. Darse cuenta de ello es la meta final de la existencia.



Cuando cada ser llega a la vida terrena, los Maestros conocen este advenimiento porque lo han preparado de antemano, siguen luego al futuro discípulo, el que, paso a paso, va acercándose a quien ya fue su guía en otra dimensión, en otro punto de este largo camino.



De modo que la elección del devoto a la que aludes, ya ves, se efectúa en un tiempo anterior al nacimiento actual, que no es más que una etapa necesaria para que se complete algún aspecto o se cumpla un papel determinado para el avance de lo planeado por Mí.

Cada devoto Mío fue elegido con especial cuidado en un tiempo anterior a Mi venida, y en ese tiempo. decidí de qué manera cada uno tendría noción de Mi existencia, desde qué origen, desde qué familia, ubicado en qué punto de la Tierra y habiendo configurado qué identidad y qué proyectos. Mi voluntad se cumple de modo inexorable, por eso afirmo que muchísimos más se dirán Míos antes de Mi partida y otros tantos después, y así de Era en Era, hasta la consumación de Mi obra.

Muchos piensan que Swami designa a cada uno al modo humano, en función de preferencias, de matices, de gustos o aversiones. Esto nunca es así. Mi amor es siempre omniabarcante y nadie queda huérfano de Baba, pero sí es cierto que, así como no se debe plantar el maíz en cualquier época, nadie será señalado a destiempo por la decisión del Avatar. Tú vendrás a Mí cuando Yo diga y nada habrá de cambiar esto.

Te acompaño todo el tiempo. Tú, inconsciente de Mi cuidado tan cercano, giras tu vista en torno y no hallas nada para calmar esta ansiedad que te corroe, esta pregunta sin respuesta que es índice de una necesidad de completud, de norte, de sentido, sin lo cual la vida que ahora llevas —por exitosa que ésta sea— se te aparece como vana.



Un día, entonces, Te toco. Tú percibes esto como un movimiento nuevo en tu conciencia, como una emoción desconocida, como un nombre pronunciado hacia adentro. Sin que Me veas, Me ubico delante y te miro a los ojos; por allí destilo Mi llamado, que llega a tu corazón antes de ser recibido por tu mente, y pronuncio tu nombre, con lo cual te ato para siempre.

Días más tarde sabrás de Mi existencia, más adelante pensarás en Mí como Alguien vinculado a tu vida; por fin te dirás que Me elegiste, que elegiste a Sai Baba y que ya tienes un Maestro, a partir de allí buscarás que te ame, sin entender aún que ese amor que procuras es el que te ha sostenido desde siempre.



Elijo a Mis devotos por Mis devotos y por Mi; ustedes tienen una tarea que cumplir sobre ustedes y una tarea que cumplir conmigo. No importa dónde te encuentres; Si lo decido, finalmente tú estarás con Sai Baba, habitarás Su corazón en conciencia y llevarás a cabo los trabajos que te fueron destinados desde el origen de los tiempos, logrando, con tu esfuerzo y Mi ayuda, alcanzar los niveles más profundos de tu ser y con ello, la dicha de conocer a Dios."



Sathya Sai Baba

Revista Sai Baba Magazine, Año 3, Nº 8, Pág. 24.

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