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sábado, 21 de enero de 2012

B.N. NARASIMHA MURTHY_DOC.


B.N. NARASIMHA MURTHY






Cada uno de nosotros ha comprendido a Swami en la dimensión que Él se nos reveló! Para aquellos afortunados que vivieron en Su Divya Sannidhi (divina proximidad) o disfrutaron Su Divya Kripasraya (divina gracia),el camino como lo ordenara Swami Mismo es Saranagati o auto-entrega, que es la realización de la fe y el amor.

CUANDO nuestro bienamado Señor vino como Sri Krishna cinco mil años atrás, Él dio a la humanidad muchas garantías redentoras.  Algunas de las más impactantes, como se consagra en el Bhagavad Gita, son:
“Cuidaré del bienestar de Mis devotos que sean constantes en su devoción a Mí.”
“Hasta el peor de los pecadores será redimido, si canta Mi nombre incesantemente.  Pronto se volverá una persona noble y conseguirá la paz eterna.  Mis devotos nunca perecerán; ese es Mi compromiso.”


El Señor que dio tan maravillosas y magnánimas garantías a la humanidad también expresó Su recelo y preocupación sobre la humanidad en la misma escritura:
“Cuando recurro a la forma humana, los hombres tontos no comprenden Mi verdad suprema como el Señor de todos los seres.”
“No me revelo a todos ya que estoy rodeado de Yogamaya.  El confundido mundo no Me reconoce como la base inmortal sin nacimiento de toda existencia.”

Estas afirmaciones suenan como las quejas de Dios al hombre.  Este recelo se justifica cuando se mira a lo que hizo la humanidad cuando descendió a la tierra como Bhagavan Sri Sathya Sai Baba en nuestros propios tiempos.  Por supuesto, solo puedo hablar de lo que yo hice; pero conociendo la naturaleza humana, puedo al menos adivinar lo que los demás pudieron haber hecho.  Aquí, me refiero solo a aquellos que se consideraban Sus devotos, y no a aquellos que nunca creyeron en Él, ni a los que lo criticaron y se escandalizaron y Sus “devotos” hasta el final.

El infinito Amor de Bhagavan
Tuve la buena fortuna de conocer a Bhagavan Baba cuando apenas tenía 19 años, y traté de rendirme a Él y conducir mi vida siguiendo Sus preceptos desde entonces.  Pero como la mayoría de sus  ‘devotos’, ¡fracasé muchas veces en mis intentos y tuve éxito unas pocas veces!  Ahora, puedo confesar que la mayoría de las veces, ¡no me conducía de la forma que debería haberlo hecho hacia Dios en forma humana!  Esto es así, a pesar de que yo haya sido considerado como uno de Sus devotos cercanos, que tuvo el privilegio de que Él le haya dado innumerables oportunidades de estar en Su proximidad física.  Él me dio maravillosas oportunidades de hablar con Él personalmente y de que Él me hablara y algunas veces por horas sin fin.  El me confirió la fortuna de servir en Su Misión a lo largo de mi vida hasta el día de hoy; Él me llevó con Él a muchos lugares y me dio oportunidades de observar Su divina gloria; Él me dio incontables ocasiones de dirigirme a públicos, pequeños y grandes, en Su inmediata presencia.  Él se encargó de todos mis pedidos, materiales y espirituales.  Él hasta entró en mi habitación dos veces tan solo para verme cuando estaba enfermo; de hecho, él viajó todo el camino desde Prasanthi Nilayam hasta Muddenahalli para verme en 1982, y en Abril del 2000 cuando tenía 75 años, Él trepó la escalera del hostal de Brindavan para sanarme en mi habitación.
Sin duda, tengo a veces una inmensa gratitud en mi corazón hacia Él; pero hoy siento que no hice por Él lo que debería haber hecho.  No fui consecuente en mi amor por Él; ni fui constante en mi adhesión a Sus enseñanzas.  Pero Él siempre me perdonó y me amó a pesar de mis innumerables falencias.  Eso hace que hoy me de cuenta, ¡porqué una gran parte de la humanidad Lo adoraba como a Dios!  Por supuesto, Él declaró muchas veces, “Naa Pracharamu, Acharamu Elappadu Okate; Adiye Prema! (He estado siempre practicando y practicando solo un principio; ¡que es el Amor!)”

De Muddenahalli a Prasanthi Nilayam
¿Porqué me sucedió esto a mí?  ¿Debo responsabilizar a Su Yogamaya o a mi propia fragilidad?  No puedo culpar al último ya que Él me advirtió contra eso casi el mismo día que me llevó cerca Suyo.  Eso fue el 7 de Agosto de 1983; el amanecer de ese día memorable dio vuelta una nueva página en mi vida.  Ese fue el día que me gradué de Divya Kripasraya a Divya Sannidhi; ese fue el día en que Swami me llevó de Muddenahalli a Prasanthi Nilayam, bendiciéndome con la gloriosa oportunidad de servirle en Su cercana proximidad.  Cuando me desperté esa mañana, mi corazón estaba lleno hasta el borde con alegría etérea.  Aunque no tenía instrucciones de Swami para que me alistara para mudarme de Muddenahalli a Prasanthi Nilayam ese día, sentí intuitivamente que ese sería el día en que se cumpliera la más profunda aspiración de mi corazón.  (Por supuesto, Baba me llamó a Brindaván unos días antes y me reveló Su intención de mudarme a Prasanthi Nilayam para servir como el Guardián del hostel de la universidad allí.)  Había llegado a enterarme la noche antes de que Swami estaría viajando de Brindaván a Prasanthi Nilayam esa mañana.  Pero Swami no nos había dado ni un indicio de si visitaría el Sathya Sai Grama o no en Su camino.  Siempre que Swami viajaba entre Whitefield y Prasanthi Nilayam, algunos de mis colegas y yo íbamos y esperábamos en el camino principal que llevaba a Prasanthi Nilayam.  Ese camino principal tenía siete kilómetros desde el Sathya Sai Grama.  Swami generalmente detenía el auto al vernos al costado del camino y nos bendecía aceptando algunas flores y frutos.

Esa mañana, tan pronto como supimos que Swami había dejado Brindavan, Sri Gangadhara Bhat y yo dejamos el campus y llegamos al camino principal.  Luego caminamos unos cinco kilómetros más allá hacia Whitefield (Bengaluru) y esperamos al costado del camino.  Swami llegó allí quince minutos antes de las nueve.  Detuvo el auto a nuestro lado, bajó la ventanilla y nos bendijo levantando Su mano.  Cuando nos acercamos a Él, dijo,
“No podré venir a Muddenahalli hoy; iré la próxima vez,” y aceptó unas pocas flores y frutos que Le ofrecimos.  Entonces Él nos preguntó, “¿Cómo llegaron aquí?”  Mostramos nuestro auto, estacionado a una cierta distancia.  Swami me pidió que entrara en Su auto y le dijo a Sri Gangadhara Bhat que Lo siguiera.

Cuando me senté en el asiento delantero del auto de Swami, encontré dos devotos mayores que estaban con Él junto con un alumno de Su colegio que estaba conduciendo el auto.  Mientras comenzamos a movernos, Baba nos dio algunos bocadillos para comer.  Ya que Swami había dicho que no nos visitaría en Muddenahalli ese día, pensé que estaría viajando con Él solo por un rato.  No quería desperdiciar el poco tiempo que se me concedía comiendo mientras estaba con Él.  Me di vuelta y Lo miré con ojos suplicantes y Le rogué, “Swami, por favor ven a Muddenahalli unos minutos.  Los estudiantes y maestros tendrán la fortuna de tener Tu Darshan y serán muy felices.”
“No hoy, seguro iré la próxima vez.”
Aunque no repetí mi pedido, mi corazón continuó rogándoselo.  Swami me preguntó,
“¿Cómo están los muchachos?” “Swami, están bien.  Tienen gran alegría de escuchar la gloria y las historias de Swami.”
“¡Muy feliz!  Las mentes jóvenes necesitan persuasión y guía constantes; se que tus maestros son buenos en eso.”

En unos minutos, llegamos al empalme del camino de Muddenahalli con la autopista.  Esperando que el auto de Swami fuera directo hacia Puttaparthi, me preparé para dejarlo y bajarme.  Pero para mi gran deleite Swami le dijo al joven conductor,
“Gira a la izquierda, llévanos hacia la Escuela de Muddenahalli.  ¡Papam! ¡Narasimha Murthy está orando mucho!”  Luego se volvió hacia mí y dijo, “¡Mira, Narasimha Murthy! El corazón de Swami es como manteca.  ¡Un poco de calor puede derretirlo!... Pero estaré en la escuela solo unos minutos.”
Profundamente conmovido por Su amabilidad, me entregué a Él, “Swami, ¡no tengo palabras para expresar mi gratitud!  Fue rápido para decir,
“No necesitas hacerlo.  Es suficiente si eres feliz….   ¿Eres feliz?”
“Swami, estoy lleno de alegría.  Por la gracia de Swami, no carezco de nada en la vida. … Estoy esperando la orden de Swami para mudarme a Prasanthi Nilayam.”
“Muy feliz.  ¿Cuándo puedes ir allí?”
“¡Swami, puedo ir hoy mismo!”
“Eso es muy bueno.  Pero, ¿cuánto tiempo necesitas para alistarte?”
“Swami, me alistaré en treinta minutos.”
Swami se sorprendió, pero dijo,
“Entonces puedes venir conmigo hoy mismo.”
Mi corazón saltó de alegría y perdió uno o dos latidos.  Dije, “Swami, es mi gran buena suerte.  ¡Te estoy muy gradecido!” y me di vuelta para mirarlo con las palmas juntas.  Swami se inclinó y gentilmente acarició mi cabeza con Su palma.  Cuando llegamos al Sathya Sai Grama, hubo mucha alegría y expectativa.  Dentro de los treinta minutos, estaba viajando con mi Señor a Prasanthi Nilayam y experimentaba un sentimiento indescriptible de realización.  Pero cuando miré afuera, ¡encontré cientos de estudiantes y muchos de mis colegas llorando, y una extraña e inexplicable emoción me envolvió!
El regalo divino de vivir y servir en Divya Sannidhi fue la más alta bendición que se me confirió.  Lo consideré como el mismo objetivo de mi vida.  Naturalmente, ¡aspiraba a retenerlo hasta el mismo final!

El Avatar y Su Yogamaya

Al día siguiente después del Darshan, un devoto mayor, un portador de un cargo importante en la Organización Sri Sathya Sai, que estaba de mi parte y era un visitante frecuente de la morada divina, me felicitó por mi buena fortuna y dijo, “Swami es como el fuego. 
Has venido muy cerca de Él.  Muchos que han llegado tan cerca han fracasado debido a la falta de pureza.  ¡Que Swami te ayude a sustentarte para disfrutar de Su proximidad a lo largo de toda tu vida!”  Comprendí su preocupación por mi bienestar y le agradecí.
Sus palabras de consejo, aunque pronunciadas con buenas intenciones, dispararon una cadena de pensamientos y sentimientos en mí que resultaron en profunda preocupación y falta de confianza en mí mismo.  Por supuesto, mi plegaria a Swami continuó.  ¡Recordé las palabras del Señor en el Bhagavad Gita acerca de Su Yogamaya!  También recordé algunas de las propias revelaciones de Baba:
“Como me muevo entre ustedes, me alimento como ustedes y hablo como ustedes, se engañan creyendo que esto no es más que un ejemplo de humanidad.  Se les advierte de este error.  Yo también estoy engañándolos y jugando con ustedes y embarcándome en actividades con ustedes.  Pero en cualquier momento, puede que Mi Divinidad se les revele; tienen que estar listos, preparados para ese momento. Ya que la Divinidad está envuelta en humanidad, ¡deben empeñarse en sobreponerse a la Maya que la esconde de sus ojos!”
‘El Avatar y el Yogamaya’ se volvió el tema de mi contemplación los siguientes dos días.  Swami me había ordenado que me mudara al hostel como Guardián después de unos pocos días.  Por lo tanto, tenía amplio tiempo a mi disposición para tranquila contemplación y reflexión.  Durante esos días, por instrucciones de Swami, Sri Kutumba Rao, el Secretario del Trust Central de Sri Sathya Sai cuidaba de mis necesidades.  A menudo caía por mi habitación para preguntarme por mi bienestar.  Ya que había sido un devoto tan cercano de Swami por muchos años, pensé que podría preguntarle su comprensión de “Swami y Yogamaya.”  Cuando entró en mi habitación una tarde, le pregunté, “Señor, la gente dice que Swami está rodeado de Yogamaya.  ¿Qué piensas de eso?”  Sin mover un párpado, replicó, “Narasimha Murthy, no es solo Maya; ¡es Mahamaya!” (la mayor de las Mayas)
Su afirmación realmente me puso nervioso.  Le pregunté, “Entonces, ¿Cómo podemos sobrevivirle?”  Era mayor que yo por veinte años y no era un hombre que sonriera o se riera mucho.  Sonrió espontáneamente y dijo, “No hay nada de qué preocuparse.  Tenemos que seguir orándole constantemente.  Él es muy misericordioso; es especialmente amable con aquellos a Su alrededor.  ¡Conoce nuestras fragilidades!”
Reflexioné en sus dichos un largo rato esa noche y finalmente decidí someter mi pregunta a Swami Mismo y buscar Su gracia y guía.  Al día siguiente, Swami me llamó para una entrevista junto con unos devotos extranjeros.  Nos habló durante unos veinte minutos sobre temas espirituales, y fue la primera vez que Swami me pedía que tradujera Su charla en Telugu al Inglés.  ¡Todo el tiempo, estuve pensando cómo debía poner en palabras mi pregunta sobre Yogamaya a Swami!”  Después de la charla, Swami miró el reloj en mi muñeca y dijo,
“Es un reloj muy viejo.  ¡Estás emprendiendo una nueva tarea hoy y te daré un reloj nuevo!”  Movió Su mano y materializó un reloj.  ¡Hubo alegres exclamaciones en la habitación al ver el reloj, que vino a la palma de Swami de la nada!  “¡El mejor reloj para el mejor muchacho!” dijo Swami alegremente y me lo dio.  Después de eso, Swami llamó a cada familia por separado a una habitación adyacente y les habló, y yo fui el último en ser llamado para una charla individual.  Swami lucía muy dichoso y compasivo.  Dijo, “Estoy muy feliz contigo.  A una palabra de Swami, dejaste la Escuela de Muddenahalli y viniste aquí.  Un verdadero aspirante debe tener esta clase de desapego.  ¿Qué quieres?  ¡Pídeme, y te lo daré!  ¡Todo está aquí!” y mostró Su palma derecha.
“Swami, Me has dado todo.  Me has concedido el deseo de mi corazón de servirte.  ¿Qué más necesito?”
“¡Buen muchacho! … Pero pídeme algo.”
“Swami, ¡bendíceme para que viva a Tus Pies de Loto para siempre!”  Esas palabras salieron espontáneamente de mi corazón.
Swami puso Su palma derecha sobre mi cabeza inclinada y dijo,
“Tathastu” (¡Así sea!)”
Me llené de alegría sin dudarlo, pero sentí que era un momento oportuno para preguntarle a Swami la pregunta que me había estado molestando.  Le dije muy dubitativamente, “Swami, ¡la gente dice que una Yogamaya muy poderosa te rodea!...”
Swami se rió en voz alta y preguntó,
“¿Quién lo dijo?”
“Swami, también se lo menciona en el Bhagavad Gita”
“No te preocupes por eso.  Si cultivas un sentido de completa entrega a Swami, ninguna Maya te afectará,” declaró Swami, y ordenó, “Desarrolla una actitud de entrega.”  Me incliné y puse mi cabeza sobre Sus Pies de Loto.
Cuando salí del cuarto de entrevistas, recordé la certeza del Señor en el Bhagavad Gita:
“Mi divina Maya, construida de los tres Gunas, es difícil de superar; pero aquellos que se rinden a Mí y toman refugio en Mí pueden cruzarla.”
Comenzando con ese día venturoso, disfruté la fortuna de estar en Divya Sannidhi en Prasanthi Nilayam y Brindavan por veintisiete largos años hasta que Bhagaván dejó Su cuerpo mortal el 24 de Abril de 2011.  Por Su comando, ordenado un año antes, ahora he vuelto a Muddenahalli para continuar mi servicio en Su Divina Misión.
El Camino a la Entrega Completa
¡Cada uno ha comprendido a Swami en la medida que Él se le ha revelado!  Para aquellos afortunados que vivieron en Su Divya Sannidhi (divina proximidad) o disfrutado Su Divya Kripasraya (gracia divina), el camino que ordenara Swami Mismo es Saranagati o auto-entrega, que es la realización de la fe y el amor.  El obstáculo de este camino es el propio ego.  El Yogamaya del Avatar provoca que el ego del devoto dude de la autenticidad de lo Divino en forma humana.  Esta interacción causa vacilación en la mente del devoto entre la fe y la duda.  Mientras haya duda, no puede haber entrega.  Por lo tanto, la entrega significa la eliminación del ego.  Debe ser el propósito constante del devoto lograr esto mediante un esfuerzo concentrado en un solo punto.  Cuando la fe y la devoción llenan el corazón, el ego se duerme.  El Yogamaya del Avatar provoca que el ego durmiente del devoto surja una y otra vez de modo que pueda ser notado por el devoto persistente mediante la introspección y finalmente sea eliminado.  Por supuesto, la conquista del ego se hace posible solo por la inmensa gracia divina del compasivo Avatar que siempre está listo para ayudar a cualquier sincero aspirante.  Swami ha dicho, “Si dan un paso hacia Mí, ¡Yo tomaré cien pasos hacia ustedes!”


OMSAIRAMMM...

CENTRO SAI HISPANO


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