Solo el Uno era
No era entonces lo que es ni lo que no es. No había firmamento y no había cielo más allá del firmamento. ¿Qué poder había? ¿Dónde? ¿Quién era ese poder? ¿Había un abismo de aguas insondables?
No había ni la muerte ni lo inmortal, entonces. No había señales de la noche ni del día. El UNO alentaba por su propio poder, en paz profunda. Solo el UNO era; nada más allá era. Lo negro en las tinieblas se ocultaba. El todo era intangible e informe. Allí, en las tinieblas, con el fuego del fervor surge el UNO.
Y en el UNO surge el amor. Amor, el primer germen del alma. Dentro de sí los sabios vieron esa verdad en sus corazones. Investigando con sabiduría en su corazón, los sabios hallaron el lazo de unión entre lo creado y lo increado.
¿Quién lo sabe en verdad? ¿Quién puede decirnos de dónde y cómo surgió este Universo? Los dioses son posteriores a este comienzo. ¿Quién conoce por lo tanto de dónde viene esta creación? Solamente ese dios que ve desde el cielo más elevado; sólo él sabe de dónde viene este universo, y si fue hecho o es increado.
El solamente lo sabe. 0 tal vez él no lo sabe.
Rig Veda, X 129
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