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domingo, 12 de julio de 2015

CHARLA DE VINOD KUMAR en San Francisco, EE.UU. 16 de Junio 2015.



Sai Ram

Queridos hermanos compartimos la traducción al Español de esta hermosa Charla de Vinod Kumar en San Francisco.
Vinod Kumar es un joven ex estudiante de Swami, comprometido en esta Etapa de la Misión de Sai, que ha sido Coordinador de la Juventud en Australia y la correspondiente Región Este.

Bendiciones,





CHARLA DE VINOD KUMAR

en San Francisco, EE.UU.

16 de Junio 2015.



Llegué a Swami, o más bien debería decir Swami me llevó a Él, a los cinco años de edad. Fui el primero en la familia en haber sido bendecido con este Dharshan, a la edad de cinco años. Él entró caminando a través de una puerta de la casa cerrada con llave, a los cinco años de edad, y vino direcamente hacia mí, me sonrió y me bendijo. Y luego guardó dos paquetes de vibhuti con sobres de Puttaparthi, abriendo las puertas de un armario metálico, que estaban cerradas con llave. Y luego se fue, caminando a través de la puerta cerrada. Esa fue Su gran entrada, mucho más que las de James Bond, en una película de James Bond. (Risas).

Ese es Swami. Después, uno a uno se sucedieron los milagros en la casa, ya sea vibhuti, o kumkum, o madera de sándalo, o incluso dinero en efectivo brotando de una fotografía. Y mis padres… Literalmente, mi padre se burlaba de mí, diciendo: “No sirves para nada”, “No eres capaz de ganar un centavo”. Fue Bhagavan quien dijo: “Yo cuidaré de él; él es Mi hijo”. Y luego salió un gran fajo de billetes de cien rupias. Simplemente brotó de esa fotografía de Swami, en la casa. Sí, es difícil de creer; pero si les ocurre a ustedes, seguramente lo creerían. Así es la vida. Uno siempre tiende a dudar, o de usar su razonamiento lógico, con la experiencia de los demás. Cuando nos ocurre a nosotros, es maravilloso; a uno le encanta relatarlo.

De modo que continuando desde aquí, Swami me trajo a Su instituto terciario. De muy mala gana ingresé al Instituto Sri Sathya Sai. Pero Él tenía Su plan maestro. Fui muy afortunado; me sentí muy bendecido de haber sido parte de Su plan maestro. Él me trajo a Parthi, y me convertí en estudiante. Esperé a que Bhagavan me hablara, durante un año más o menos; anhelé, esperé, lloré, hice todo lo posible para obtener Su gracia. Realmente quería que el hermoso Bhagavan me hablara, me mirara. Pero nunca ocurrió. Después de un año hubo un diluvio. Él me llamó al cuarto de entrevistas. De hecho, aún antes de llamarme al cuarto de entrevistas, les dio una entrevista a mis padres, y les dijo a mis padres: “Su hijo siente que no le he hablado. Cuando un auto ingresa al taller, tiene mucho polvo y herrumbre. Y Yo le quité toda la herrumbre y el polvo. Todo está bien; le puse neumáticos nuevos. Algunos pequeños tornillos y tuercas aún están flojos: tengo que ajustarlos. Y después le daré una nueva mano de pintura, y así estaré listo para conducir el auto”. Al cabo de dos meses, supongo que el auto estuvo listo, y Bhagavan me bendijo con Su proximidad y gracia.

Siempre quise ser cantante; pero no tenía la voz. Como dijo el director, cuando canté por primera vez en el Instituto, él dijo: “Kumar, tú cantas y lo disfrutas, pero ¿qué pasa con los 400 que están sentados atrás?”. A partir de eso, Él me llamó al cuarto de entrevistas. Creó vibhuti, tiró de mi lengua y escribió “Om” sobre mi lengua, y dijo: “Canta. Ve al salón de cantos y canta”. Yo no sabía que era capaz de cantar, y canté. (Aplausos y exclamaciones) Sairam… tome asiento, señor.

Luego, Swami no se detuvo allí. Él continuó haciendo cantidades y cantidades de milagros en mi vida. Me dio algunas experiencias increíbles. Como estudiante, estando allí con Él, llevándome adonde Él iba, haciéndome testigo de algunos milagros y experiencias increíbles. Esto continuó. Este tonto no sabía que servir a Swami lo es todo. Ser Su instrumento lo es todo. Un buen día, decidí que quería llegar a ser cantante de Bollywood. Le dije a Swami, tuve la audacia de decirle a Swami: “Swami, ¿has escuchado la radio alguna vez?”. ¿Pueden creerlo? Ese soy yo. Y tuve este… No sé de dónde saqué este coraje, pero le dije: “Swami, ¿has escuchado la radio alguna vez? Quiero que en la radio se haga este anuncio: ‘Y la próxima canción, cantada por V. Kumar, letra escrita por Anand Bakshi, música compuesta por R. D. Burman’ (risas)

Eso fue lo que le dije a Swami; yo no sabía lo que le estaba diciendo a Swami. Swami me miró a los ojos y me dijo… No lo creerán, pero Sus ojos se agrandaron, Su nariz era grande. (Risas) Me miró y dijo: “¿Qué dijiste? Continúa, ¿puedo oírlo de nuevo?” (Risas) ¡Entonces lo hice de nuevo! Le pregunté a Swami: “¿Has escuchado la radio?”. (Risas) ¡Dios, quien es el alma de todas esas ondas de radio! Si no fuera por Él no escucharíamos ninguna canción, en absoluto. Él lo es todo. Es la ciencia, es el arte, Él lo es todo. Entonces, me miró y dijo: “¿Te has vuelto loco? (palabras en otro idioma) ¿Has alcanzado el máximo nivel de locura en tu vida?”. (Risas) Yo dije: “Swami…”. Él me miró y dijo… es algo que yo nunca había experimentado antes. Dijo: “¡Yo soy Dios!” Dijo: “¡Yo soy Dios! Cuando cantas frente a Mí, Yo te di la voz, y estás cantando frente a Mí, y Me estás haciendo feliz. ¿Qué más quieres en la vida? ¿Te has vuelto loco?”. (Risas) Me miró y dijo: “¡¿Quieres ser Mi instrumento?!” Yo dije: “Swami, tú eres quien me haces…” y Él dijo: “¡No, no andes con rodeos! Dime la respuesta: ¿sí o no?”. Dije: “Swami, quiero ser Tu instrumento. ¡Sí, Quiero ser tu instrumento!”. Él me miró y dijo: “Cállate la boca, ve al salón de cantos y canta.” (Risas) “Estás diciendo tonterías”.

El 19 de enero de 2011, por la tarde, a las seis y cinco, los bhajans estaban en curso. Bhagavan me llamó al cuarto de entrevistas. El 19 de enero de 2011. Me llamó al cuarto de entrevistas y dijo: “Ven adentro”. Yo entré. Al muchacho que estaba empujando la silla de ruedas le dijo que se retirara. Swami me dijo: “Cierra la puerta”. Puso mi cabeza sobre Su regazo y dijo: (palabras en otro idioma) “¿Cómo estás?”, dijo Swami. Y luego dijo: “Shhhh, no hables”. Yo no hablé. (Palabras en otro idioma). Imaginen la escena: los bhajans seguían sonando… mi cabeza sobre Su regazo. Y Él pasaba Su mano por entre mi cabello. Yo cerré los ojos, y Él me dijo: “Cierra los ojos y duerme”. Apoyé la cabeza sobre Su regazo, sobre el regazo de mi Madre, y cerré los ojos. Nada, ninguno de los dos hablaba. Siguió así por algún tiempo, y después me miró y dijo: “Kumar, te amo” (incluyendo una palabra en otro idioma). Yo miré a Swami y dije: “Swami, yo también Te amo”. Después Swami hizo esto: puso Su dedo sobre mi hombro y dijo: “Estas manos son Mías. Estas piernas son Mías. Los ojos son Míos. Los oídos son Míos. Este cuerpo es Mi instrumento”. Esa fue la segunda vez que me dijo: “Este cuerpo es mi instrumento”.

Después, el 24 de abril de 2011, todos sabemos lo que ocurrió. No es necesario volver sobre eso. Yo estaba perdido, absolutamente destrozado. Había perdido el argumento de mi vida. No sabía qué hacer. No sabía adónde ir, a quién dirigirme, con quién hablar, ¡qué expresar! A fines de 2012, diciembre de 2012, comienzo de 2013, tuve una llamada de esta hermosa Forma Sutil. Entré. Cuando entré, lo primero que me preguntó fue (palabras en otro idioma): “¿Cómo te va, mi Kumar?” Esta es exactamente la forma en que Él me lo preguntaba: (repite la frase en el otro idioma) “¿Cómo te va, mi Kumar?”. Después de eso, uno a uno, uno a uno, uno a uno, Él siguió revelando, y siguió probando que es el mismo Dios.

Yo había decidido no cantar. Dije: “Swami, Tú me diste la voz, pero ahora no estás. ¿Por qué habría de cantar? ¿Para quién habría de cantar? No tengo nada que ver con la música”. No había hecho ninguna clase de práctica musical, durante todo este sufrimiento; sencillamente no la había hecho. Pero entonces Swami me miró y dijo: “¿Por qué no estás cantando?”. Yo no conocía a este muchacho. No tenía idea de este muchacho, ni de cómo me conocía. Al mismo tiempo… esta era la primera entrevista que yo tenía con este amoroso Bhagavan. Él me preguntó: “¿Por qué has dejado de cantar, Kumar?”. Dije: “Swami…” Swami dijo: “Yo te di la voz”. Dije: “¿Swami, Tú no estás, para quién estaría cantando?”. Él dijo: “¡¿Quién dijo que Yo no estoy?! ¿Cómo puedes decidir que no estoy? Estoy contigo dentro de la casa. Estoy siempre contigo, voy contigo, me siento contigo, como contigo. El único problema es que no eres capaz de reconocerlo. No eres capaz de sentirlo, porque estás tan orientado a verme de modo exterior. Estás entrenado, te he entrenado para ver la forma exterior. Pero has olvidado que hay un Dios residiendo en tu propio corazón. Luego dijo: “Cuando ibas a los bhajans, con 100 ó 200 personas sentadas allí, en Puttaparthi, cuando Yo estaba en el estrado, tú solías cantar, y Me hacías feliz a Mí. Pero aquí hay 200 devotos sentados; ¿no quieres hacer felices a 200 Swamis?”. ¿No es hermoso, queridos hermanos y hermanas? Realmente hermoso. Comencé a llorar de verdad, y dije: “Sí, Swami”. Él dijo: “Comienza a practicar”. Tal como me ordenaba

“¡Ve al salón de bhajans y canta!”, me ordenó: “¡Comienza tu práctica de música mañana! Mañana irás al estudio a cantar la canción para la celebración”. Dije: “Swami, sí”.

Es un viaje maravilloso para mí, con este Señor. Siempre corríamos a Puttaparthi, y siempre sabíamos que allí tendríamos un día de “árbol de los deseos”. Si teníamos cualquier problema, ya sea físico, mental, metafísico, emocional, sentimental, no importaba: corríamos a Puttaparthi. Comprábamos un pasaje y allí llegábamos. Y luego, entregar una carta a Swami, o cuando Swami venía para el Darshan, pararnos de rodillas y decirle a Swami: “Swami, esto es un problema; por favor resuélvelo”.

Pienso que lo que Swami hizo fue… Ahora nos ha traído al nivel siguiente: de la escuela primaria a la terciaria. O a la escuela secundaria, tal vez. ¿No éramos (…)? Siempre, mientras estuvimos en Parthi, Él nos dijo: “No se identifiquen con el cuerpo”. Nunca Lo escuchamos. Siempre dijimos: “No, Swami; si cualquier cosa llamada Dios es definida en esta Tierra, es esta hermosa figura de Bhagavan”. Pero ahora Él nos trajo al siguiente nivel. Terminó el tiempo de la teoría, no hay tiempo. Ahora Él dijo: “Practiquen”. Siempre dijimos que Dios es omnipresente y Dios es omnisciente. ¿Lo practicábamos todos, mientras estábamos allí, en la Forma Física? ¿Lo hacíamos? Estábamos siempre clamándole a la Forma, y diciendo: “Swami, por favor haz esto”, “Haz esto por mí”, “Por favor, haz esto por mí”. No, no, no. Creo que ha llegado el momento en que realmente tenemos que practicar. La práctica es la clave. Ese es el mantra.

Me di cuenta de eso. Mientras era estudiante en el Instituto en Puttaparthi, no creo haberme dado cuenta. Literalmente di aquello por sentado, durante varios años. Me limitaba a decir: “No, yo podré hacerlo, sé que Swami está, y me protegerá”. Pero después, repentinamente, Él decidió abandonar su envoltura mortal. Como dijo Swami el otro día: “Cuando un recipiente se rompe, ¿qué ocurre? El espacio se une al espacio, y no queda nada”. Eso es exactamente: el recipiente se ha roto, y el espacio se ha unido al espacio. Y Swami está aquí; Swami está en todas partes. Swami no está solamente en Muddenahalli, ni en Puttaparthi. Swami está presente en todas partes. Swami está aquí, en este momento. Swami estaba aquí antes, y estará aquí en esta sala después de que nos hayamos retirado. Él reside en el corazón de cada persona. ¿Cómo es esto? Cuando me llamó para la segunda entrevista me dijo: “¿Puedes darme dos cosas?”. Yo pensé: “Swami está por pedirme algo, y debo estar dispuesto a dárselo”. Porque yo había comprado los pasajes para viajar a Canadá. Pensaba obtener un empleo en Canadá, e instalarme allí, tal como todos los que están aquí. Pero Él me dijo: “No te vayas a ninguna parte. Si te doy una tarea, ¿serás Mi instrumento?”. Yo dije: “Sí, Swami”. Luego me preguntó: “¿Puedes darme dos cosas?”. Dije: “Es Swami quien preguntará”. Él dijo: “Dame servicio desinteresado y amor desinteresado. Estas son las dos cosas que realmente quiero de ti”. Y dijo: “Mi principal objetivo ha sido el mismo, desde las épocas anteriores hasta ahora. Siempre ha sido el amor y el servicio”. El servicio es un aspecto que Él siempre ha enfatizado. Oímos: “Mi cabeza está bien, mi corazón está bien, nuestra mano está bien”.

Tenemos todo en buen estado. Pero…la cabeza dice: “¡Haz servicio!”. Pero no somos capaces de implementarlo; no somos capaces de instituirlo. La mano no acude. Simplemente no ocurre. Pienso que ha llegado el momento de que todos tenemos que unirnos. Realmente necesitamos organizarnos. Como padre e hijo. Supongamos que ustedes tienen un negocio. El padre se ocupa del negocio. Si el padre se va, ¿quién se ocupa del negocio? El hijo toma su lugar en el negocio. Y Él nos ha entrenado, como nuestro Padre Divino. Hagamos lo que hay que hacer. Hagámonos uno, en este servicio desinteresado. Hasta ahora sólo hemos hablado de todo esto. Ahora ha llegado la hora de poner manos a la obra. Y hacer que las manos, las piernas y todos los miembros posibles se pongan al hermoso servicio que Él nos está pidiendo que hagamos. No hay tiempo, queridos hermanos y hermanas. No hay tiempo.

En noviembre de 2015, Bhagavan nos ha bendecido llamando a los jóvenes de todo el mundo a Muddenahalli. Tendremos un Encuentro Mundial de Jóvenes, en Muddenahalli. Comenzando el 18 de noviembre, hasta el 24 de noviembre. Toda la juventud, todos los jóvenes hermanos y hermanas, y todos los que están llenos de juventud, diría yo, que estén dispuestos realmente a correr, fuertes y sanos, y a hacer servicio para Swami, por favor vengan a Muddenahalli en el mes de noviembre.

No dudaré en decirles que Swami está aquí, porque lo he experimentado. Oirán toda nuestra experiencia. Y ustedes la oirán también de ellos. Pero ésta es una invitación de Swami mismo. Swami los llama a todos ustedes en noviembre de 2015, a este Encuentro Mundial de Jóvenes. Por favor, por favor, por favor, vengan. Será una maravillosa experiencia para recargar nuestras baterías. Será una maravillosa experiencia para, literalmente, aprender cómo redimir nuestras vidas. Será una maravillosa experiencia para aprender cómo podemos realmente impulsarnos hacia adelante, en este maravilloso viaje hacia Swami.


Muchas gracias. Jey Sai Ram




(…) Inaudible en la grabación



Grabación: Jorge Berra



Desgrabación y traducción: Ricardo Gutiérrez

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