OM SAI RAM
“Cierta vez, sobre las orillas del río Saraswati, un toro estaba
hablando con una vaca. La vaca parecía muy flaca y lucía como si hubiera perdido a su ternero. Las lágrimas caían de sus ojos.
El toro era lisiado y saltaba sobre la única pierna que tenía.
Él se acercó a ella y le dijo:
“¿Por qué estás llorando? ¿Por qué luces así, tan triste,
como si estuvieras enferma, mi querida, como si hubiera un malestar en tu mente?
Puedo notar que cierta pena inmensa está royendo tu vitalidad.
¿Estás acaso de luto por alguien que es muy querido por ti? ¿Estás llorando porque no puedes verme con mi pierna rota? ¿O bien estás llorando al pensar que esos sudras, espiritualmente de condición
inferior, van a reinar en lugar de los kshatryas en el futuro? ¿Estás acaso triste porque los Devas no tendrán su parte de havis (Las oblaciones que se realizan a los Devas, dioses) en los yajñas? (las ceremonias religiosas en honor a los Devas).
¿0 puesto que estos dejarán de ser realizados?
¡Oh Madre Tierra!, ¿estás triste acaso porque Indra no te humedecerá con sus lluvias de aquí en adelante?
¿Estás triste por la decadencia del Dharma?
¿Estás temerosa del futuro, cuando el hombre ya no proteja
más a las mujeres?
¿Cuándo los padres no sean respetados por sus hijos?
¿Te hallas triste porque la Diosa Saraswati va a vivir en el
hogar de los brahmines pecadores? ¿O porque los brahmines de nacimiento elevado tendrán que hacer trabajos de sirvientes para sus inferiores?
¿O estás acaso triste por el destino de los Hombres que se
hallarán inmersos en la gratificación de sus sentidos, y porque nunca pensarán en el Señor?”
“Yo conozco por qué estás triste. El Señor ha estado contigo, y Él pudo remover el peso que te estaba hiriendo, destruyó el Adharma y te liberó de todo ello, pero ahora Él se fue y Dharma se fue con Él.
Así, estoy seguro de la causa de tu infelicidad. El Tiempo,
el gran enemigo de todos te ha robado la gloria y así, hay pena
en tu corazón, y ello es debido a tus pensamientos sobre el futuro.
Dime, ¿tengo razón en lo que te digo?”
La Tierra se dirigió con sus ojos llenos de lágrimas hacia el toro
y le dijo:
“Señor del Dharma, Tú sabes muy bien lo que se halla detrás de estas lágrimas mías. Tus preguntas sólo sirven para que mis heridas sangren nuevamente. Sí, el Señor me ha abandonado,
y yo me encuentro llorando por Su ausencia. En el momento en que Él se fue, la justicia me abandonó, y con ella, todas las nobles cualidades de las cuales he sido hogar todos estos años. Me siento entristecida por ti y por todos aquellos que alguna vez estuvieron contigo. El Señor, quien era la Casa de todo lo que es bello, puro y hermoso me ha abandonado, y estoy observando temerosa el progreso de Kali.
En la Forma del Señor Krishna, el Señor del Universo había puesto sus queridísimos Pasos sobre mí y había caminado
sobre mi suelo.
Entonces yo era muy hermosa porque Él me santificaba.
Me torné orgullosa, tal vez, de mi buena fortuna. Para castigarme por ello, Él me ha dejado, y ahora no sé que puedo hacer.
La memoria de esos días gloriosos me hacen llorar más y más.
Pero lloro en vano”.
Mientras así hablaban, un hombre malvado, vestido con ropas de kshatrya se acercó a la pareja y comenzó a hostigarlos. Con un palo, trataba de quebrar en el toro la pierna única que le quedaba.
El Rey Parikshit, que se encontraba cerca del lugar en su carruaje, vio la terrible escena y corrió hasta allí.
Tenía su arco en una mano, y en la otra su carcaj que se hallaba pleno de flechas. La visión de la vaca trajo lágrimas a sus ojos.
Con una terrible voz, se dirigió a quien los estaba hiriendo diciéndole:
“¿Cómo puedes tú tener tan baja conducta?
¿Cómo es posible que semejante injusticia tenga lugar en mi reino?
¿Es esta acaso la tierra que una vez fue gobernada por el gran Yudhistira?
¿De dónde extraes el coraje necesario para cometer esa
atrocidad mientras yo soy Rey de este país?”.
Él reconfortó a la vaca y al toro diciendo:
“Sean ustedes quienes sean, están libres de este pecador
que les ha estado golpeando. Voy a matarlo.
Aléjense ambos de sus miedos. Pobre toro.
Dime, ¿quién cortó tus piernas?”
Dharma lo miró y le dijo:
“Es propio de un descendiente de la gran Casa de los Kurus, hablar como hablas.
Eres descendiente de los grandes hombres para quien el Señor mismo tomó el rol de mensajero de la paz, el rol incluso de un auriga.
En cuanto a nuestra condición, no sabemos realmente quién es el responsable.
Cuando miro a mi alrededor, me desmayo ante las infinitas formas de Adharma que la gente está adoptando.
Hay ateos que dicen:
‘El hombre sólo, es maestro de su destino.
Los Devas ya no tienen poder e influencia directa sobre la
vida de los hombres en la Tierra.
Nadie gobierna al hombre, excepto su ego’.
Hay algunos otros que dicen que todo se debe a la
posición de los planetas, los grahas. Ellos dicen que el
destino y los grahacharas son sinónimos. Otros hablan del karma y dicen que el karma es lo importante, que el karma es el responsable de todo lo que ocurre.
Y hay otros que dicen que la buena y la mala fortuna son los
únicos responsables de nuestra propia naturaleza o svabhava.
Todavía hay otros pocos, muy pocos sin embargo, que
sostienen que existe un Dios que se encuentra
más allá de la comprensión del pensamiento humano
y que es responsable de todo cuanto acontece.
Considera pues, ¡oh Rey!, toda esta visión y te darás cuenta
quién es responsable por este estado de las cosas.
En cuanto a mí, realmente, no lo sé”.
El Rey consideró sus palabras por un momento y habló entonces con una sonrisa diciendo:
“Los Sastras dicen que el Naraka, que espera por los perpetradores del adharma, está hecho también para aquellos que mencionan los nombres de los grandes equivocados.
Una persona verdaderamente recta nunca delata a un pecador. Tú hablas palabras que son propias de una persona que conoce los matices del Dharma. Más pienso en ello, más me hallo convencido de que tú eres Dharma y nadie más. Solamente tú puede describir tan vívidamente la falta de pureza sobre la Tierra, la cual ahora nos agobia”.
“Se ha dicho que la penitencia (tapas), la pureza (saucha), la
compasión (daya) y la verdad (satya) son los cuatro pies del Dharma.
El orgullo (Smaya) es responsable por la destrucción de tapas,
mientras que la indulgencia y la arrogancia son responsables por la destrucción de saucha y daya.
Se dice que en Kali Yuga la única posibilidad que tiene el Hombre para practicar el dharma es la observancia de satya (la verdad), y esta es la pierna sobre la cual te hallas parado.
Este Kali está tratando de matar a esa verdad y reemplazarla por la no verdad.
Sé por qué la Madre Tierra está llorando.
Ella compara la Edad Dorada cuando el Señor caminaba sobre su suelo, con los días por venir, plenos de pecadores que gobernarán sobre ella.
Pero no tengan temor, yo mataré a Kali”, dijo Parikshit.
El Rey arrojó su arco y sus flechas, y tomando una espada en sus manos, fue corriendo hasta Kali para matarlo.
Kali quitóse su disfraz y cayó a los pies del Rey implorando por misericordia.
Parikshit le dijo:
“Tú sabes que no voy a castigarte, ahora que has caído a mis pies.
He nacido en la familia de Arjuna y jamás herimos a nadie que nos suplique por algo.
Pero tú eres una muy amada súbdita de Adharma y así, yo te exijo que no permanezcas aquí por más tiempo; no debes existir en el país donde yo gobierno; no puedo tolerar tu presencia. Si te doy la oportunidad de permanecer aquí, tus muchos compañeros te seguirán, y estos son:
la avaricia, la falsedad, el latrocinio, la no rectitud, la hipocresía, las discusiones y las guerras, en fin, todo lo que es feo y odioso. No deseo que permanezcas en mi reino”.
Temblando con temor, Kali dijo:
“Mi Señor, la Tierra entera es regida por ti, ¿dónde puedo ir yo?.
Dios ha creado lo bueno y también ha creado lo malo,
que es sólo la sombra de lo bueno.
Tengo que existir en algún lugar puesto que yo también he sido creada por el Señor.
Dime pues, a dónde debo dirigirme y te obedeceré”.
El rey pensó sobre estas palabras y entonces le respondió:
“Lo que tú dices es cierto. Puedes ir y prosperar donde el Nombre del Señor se halla olvidado.
Puedes ir y permanecer allí donde habitan el juego, la bebida, la lujuria y el deseo”.
Kali le dijo:
“Tan sólo señálame un lugar donde todo esto se halle presente e iré rápidamente hacia él”.
“Oro”, dijo el Rey. “El oro propaga la avaricia, la mentira, la arrogancia, la lujuria, la rudeza y el odio.
Estos cinco lugares, y el oro, serán donde se te permita vivir”.
Kali se marchó hacia donde se le señalaba para establecer su morada.
Esto es por lo cual los Grandes Sabios dicen que la lujuria y el dinero son los dos grandes enemigos que esperan para destruir a la criatura humana.
Estas palabras pronunciadas por Kali merecen ser estudiadas.
Kali dijo que ella fue también creada por el Señor y que por lo tanto, hay un propósito detrás de su creación.
Kali fue hecha para vivir en lugares donde los pensamientos del Señor están ausentes, donde el Señor mismo es olvidado.
Por eso, Kunti dijo:
“Dános Señor, desgracias todo el tiempo, así podremos recordarte constantemente”.
El Hombre se pierde en el goce de los placeres mundanos. Si adquiere éxito en su vida, considera que ese éxito fue logrado por él mismo, y no gracias a su buena fortuna.
Pero, sin embargo, cuando él está en problemas, cuando se halla preocupado, entonces la mente se torna flexible.
El sufrimiento ablanda el corazón endurecido del ego.
Cuando algo es adquirido, el ego sale afuera y toma todo el crédito de lo conquistado.
Pero, cuando hay un error, una caída, el ego es empujado hacia abajo y hace su aparición humildemente.
El ego se somete en forma completa y admite su derrota, y el Señor, que se halla siempre presente en el corazón, pero que había sido cubierto por Avarana, puede resplandecer maravillosamente.
Es solamente cuando uno se encuentra en problemas que el pensamiento del Señor llega a la mente, y tal vez Kali sabía esto cuando dijo que había un propósito en la creación.
La gente caminará con pasos equivocados y se olvidará completamente del Señor, y Kali los ayudará a que esto ocurra.
Pero, sin embargo, lo que se halla detrás de todo esto es la salvación de las almas.
Cuando ellas están heridas y doloridas, entonces los Hombres tornan sus mentes hacia el Señor y son salvos.
Esto es lo que Kali quiso expresar cuando dijo:
“El mal es la sombra del bien”.
(Extraído del SRIMAD BHAGAVATAM)
“Cierta vez, sobre las orillas del río Saraswati, un toro estaba
hablando con una vaca. La vaca parecía muy flaca y lucía como si hubiera perdido a su ternero. Las lágrimas caían de sus ojos.
El toro era lisiado y saltaba sobre la única pierna que tenía.
Él se acercó a ella y le dijo:
“¿Por qué estás llorando? ¿Por qué luces así, tan triste,
como si estuvieras enferma, mi querida, como si hubiera un malestar en tu mente?
Puedo notar que cierta pena inmensa está royendo tu vitalidad.
¿Estás acaso de luto por alguien que es muy querido por ti? ¿Estás llorando porque no puedes verme con mi pierna rota? ¿O bien estás llorando al pensar que esos sudras, espiritualmente de condición
inferior, van a reinar en lugar de los kshatryas en el futuro? ¿Estás acaso triste porque los Devas no tendrán su parte de havis (Las oblaciones que se realizan a los Devas, dioses) en los yajñas? (las ceremonias religiosas en honor a los Devas).
¿0 puesto que estos dejarán de ser realizados?
¡Oh Madre Tierra!, ¿estás triste acaso porque Indra no te humedecerá con sus lluvias de aquí en adelante?
¿Estás triste por la decadencia del Dharma?
¿Estás temerosa del futuro, cuando el hombre ya no proteja
más a las mujeres?
¿Cuándo los padres no sean respetados por sus hijos?
¿Te hallas triste porque la Diosa Saraswati va a vivir en el
hogar de los brahmines pecadores? ¿O porque los brahmines de nacimiento elevado tendrán que hacer trabajos de sirvientes para sus inferiores?
¿O estás acaso triste por el destino de los Hombres que se
hallarán inmersos en la gratificación de sus sentidos, y porque nunca pensarán en el Señor?”
“Yo conozco por qué estás triste. El Señor ha estado contigo, y Él pudo remover el peso que te estaba hiriendo, destruyó el Adharma y te liberó de todo ello, pero ahora Él se fue y Dharma se fue con Él.
Así, estoy seguro de la causa de tu infelicidad. El Tiempo,
el gran enemigo de todos te ha robado la gloria y así, hay pena
en tu corazón, y ello es debido a tus pensamientos sobre el futuro.
Dime, ¿tengo razón en lo que te digo?”
La Tierra se dirigió con sus ojos llenos de lágrimas hacia el toro
y le dijo:
“Señor del Dharma, Tú sabes muy bien lo que se halla detrás de estas lágrimas mías. Tus preguntas sólo sirven para que mis heridas sangren nuevamente. Sí, el Señor me ha abandonado,
y yo me encuentro llorando por Su ausencia. En el momento en que Él se fue, la justicia me abandonó, y con ella, todas las nobles cualidades de las cuales he sido hogar todos estos años. Me siento entristecida por ti y por todos aquellos que alguna vez estuvieron contigo. El Señor, quien era la Casa de todo lo que es bello, puro y hermoso me ha abandonado, y estoy observando temerosa el progreso de Kali.
En la Forma del Señor Krishna, el Señor del Universo había puesto sus queridísimos Pasos sobre mí y había caminado
sobre mi suelo.
Entonces yo era muy hermosa porque Él me santificaba.
Me torné orgullosa, tal vez, de mi buena fortuna. Para castigarme por ello, Él me ha dejado, y ahora no sé que puedo hacer.
La memoria de esos días gloriosos me hacen llorar más y más.
Pero lloro en vano”.
Mientras así hablaban, un hombre malvado, vestido con ropas de kshatrya se acercó a la pareja y comenzó a hostigarlos. Con un palo, trataba de quebrar en el toro la pierna única que le quedaba.
El Rey Parikshit, que se encontraba cerca del lugar en su carruaje, vio la terrible escena y corrió hasta allí.
Tenía su arco en una mano, y en la otra su carcaj que se hallaba pleno de flechas. La visión de la vaca trajo lágrimas a sus ojos.
Con una terrible voz, se dirigió a quien los estaba hiriendo diciéndole:
“¿Cómo puedes tú tener tan baja conducta?
¿Cómo es posible que semejante injusticia tenga lugar en mi reino?
¿Es esta acaso la tierra que una vez fue gobernada por el gran Yudhistira?
¿De dónde extraes el coraje necesario para cometer esa
atrocidad mientras yo soy Rey de este país?”.
Él reconfortó a la vaca y al toro diciendo:
“Sean ustedes quienes sean, están libres de este pecador
que les ha estado golpeando. Voy a matarlo.
Aléjense ambos de sus miedos. Pobre toro.
Dime, ¿quién cortó tus piernas?”
Dharma lo miró y le dijo:
“Es propio de un descendiente de la gran Casa de los Kurus, hablar como hablas.
Eres descendiente de los grandes hombres para quien el Señor mismo tomó el rol de mensajero de la paz, el rol incluso de un auriga.
En cuanto a nuestra condición, no sabemos realmente quién es el responsable.
Cuando miro a mi alrededor, me desmayo ante las infinitas formas de Adharma que la gente está adoptando.
Hay ateos que dicen:
‘El hombre sólo, es maestro de su destino.
Los Devas ya no tienen poder e influencia directa sobre la
vida de los hombres en la Tierra.
Nadie gobierna al hombre, excepto su ego’.
Hay algunos otros que dicen que todo se debe a la
posición de los planetas, los grahas. Ellos dicen que el
destino y los grahacharas son sinónimos. Otros hablan del karma y dicen que el karma es lo importante, que el karma es el responsable de todo lo que ocurre.
Y hay otros que dicen que la buena y la mala fortuna son los
únicos responsables de nuestra propia naturaleza o svabhava.
Todavía hay otros pocos, muy pocos sin embargo, que
sostienen que existe un Dios que se encuentra
más allá de la comprensión del pensamiento humano
y que es responsable de todo cuanto acontece.
Considera pues, ¡oh Rey!, toda esta visión y te darás cuenta
quién es responsable por este estado de las cosas.
En cuanto a mí, realmente, no lo sé”.
El Rey consideró sus palabras por un momento y habló entonces con una sonrisa diciendo:
“Los Sastras dicen que el Naraka, que espera por los perpetradores del adharma, está hecho también para aquellos que mencionan los nombres de los grandes equivocados.
Una persona verdaderamente recta nunca delata a un pecador. Tú hablas palabras que son propias de una persona que conoce los matices del Dharma. Más pienso en ello, más me hallo convencido de que tú eres Dharma y nadie más. Solamente tú puede describir tan vívidamente la falta de pureza sobre la Tierra, la cual ahora nos agobia”.
“Se ha dicho que la penitencia (tapas), la pureza (saucha), la
compasión (daya) y la verdad (satya) son los cuatro pies del Dharma.
El orgullo (Smaya) es responsable por la destrucción de tapas,
mientras que la indulgencia y la arrogancia son responsables por la destrucción de saucha y daya.
Se dice que en Kali Yuga la única posibilidad que tiene el Hombre para practicar el dharma es la observancia de satya (la verdad), y esta es la pierna sobre la cual te hallas parado.
Este Kali está tratando de matar a esa verdad y reemplazarla por la no verdad.
Sé por qué la Madre Tierra está llorando.
Ella compara la Edad Dorada cuando el Señor caminaba sobre su suelo, con los días por venir, plenos de pecadores que gobernarán sobre ella.
Pero no tengan temor, yo mataré a Kali”, dijo Parikshit.
El Rey arrojó su arco y sus flechas, y tomando una espada en sus manos, fue corriendo hasta Kali para matarlo.
Kali quitóse su disfraz y cayó a los pies del Rey implorando por misericordia.
Parikshit le dijo:
“Tú sabes que no voy a castigarte, ahora que has caído a mis pies.
He nacido en la familia de Arjuna y jamás herimos a nadie que nos suplique por algo.
Pero tú eres una muy amada súbdita de Adharma y así, yo te exijo que no permanezcas aquí por más tiempo; no debes existir en el país donde yo gobierno; no puedo tolerar tu presencia. Si te doy la oportunidad de permanecer aquí, tus muchos compañeros te seguirán, y estos son:
la avaricia, la falsedad, el latrocinio, la no rectitud, la hipocresía, las discusiones y las guerras, en fin, todo lo que es feo y odioso. No deseo que permanezcas en mi reino”.
Temblando con temor, Kali dijo:
“Mi Señor, la Tierra entera es regida por ti, ¿dónde puedo ir yo?.
Dios ha creado lo bueno y también ha creado lo malo,
que es sólo la sombra de lo bueno.
Tengo que existir en algún lugar puesto que yo también he sido creada por el Señor.
Dime pues, a dónde debo dirigirme y te obedeceré”.
El rey pensó sobre estas palabras y entonces le respondió:
“Lo que tú dices es cierto. Puedes ir y prosperar donde el Nombre del Señor se halla olvidado.
Puedes ir y permanecer allí donde habitan el juego, la bebida, la lujuria y el deseo”.
Kali le dijo:
“Tan sólo señálame un lugar donde todo esto se halle presente e iré rápidamente hacia él”.
“Oro”, dijo el Rey. “El oro propaga la avaricia, la mentira, la arrogancia, la lujuria, la rudeza y el odio.
Estos cinco lugares, y el oro, serán donde se te permita vivir”.
Kali se marchó hacia donde se le señalaba para establecer su morada.
Esto es por lo cual los Grandes Sabios dicen que la lujuria y el dinero son los dos grandes enemigos que esperan para destruir a la criatura humana.
Estas palabras pronunciadas por Kali merecen ser estudiadas.
Kali dijo que ella fue también creada por el Señor y que por lo tanto, hay un propósito detrás de su creación.
Kali fue hecha para vivir en lugares donde los pensamientos del Señor están ausentes, donde el Señor mismo es olvidado.
Por eso, Kunti dijo:
“Dános Señor, desgracias todo el tiempo, así podremos recordarte constantemente”.
El Hombre se pierde en el goce de los placeres mundanos. Si adquiere éxito en su vida, considera que ese éxito fue logrado por él mismo, y no gracias a su buena fortuna.
Pero, sin embargo, cuando él está en problemas, cuando se halla preocupado, entonces la mente se torna flexible.
El sufrimiento ablanda el corazón endurecido del ego.
Cuando algo es adquirido, el ego sale afuera y toma todo el crédito de lo conquistado.
Pero, cuando hay un error, una caída, el ego es empujado hacia abajo y hace su aparición humildemente.
El ego se somete en forma completa y admite su derrota, y el Señor, que se halla siempre presente en el corazón, pero que había sido cubierto por Avarana, puede resplandecer maravillosamente.
Es solamente cuando uno se encuentra en problemas que el pensamiento del Señor llega a la mente, y tal vez Kali sabía esto cuando dijo que había un propósito en la creación.
La gente caminará con pasos equivocados y se olvidará completamente del Señor, y Kali los ayudará a que esto ocurra.
Pero, sin embargo, lo que se halla detrás de todo esto es la salvación de las almas.
Cuando ellas están heridas y doloridas, entonces los Hombres tornan sus mentes hacia el Señor y son salvos.
Esto es lo que Kali quiso expresar cuando dijo:
“El mal es la sombra del bien”.
(Extraído del SRIMAD BHAGAVATAM)
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