"No es la cualidad externa la que importa; es la fuerza interna lo que le imparte valor e importancia. El corazón tiene que ser puro. La constante recordación, por medio del instrumento del nombre, de la gloria y majestad de Dios, quien es el Morador Interno, ayuda a purificar el corazón. Es la vitamina que promueve la salud espiritual. No hay necesidad de ninguna otra tableta.
La vida es un peregrinaje donde el hombre arrastra sus pies por un camino escabroso y espinoso. Con el Nombre de Dios en sus labios, no sentirá la sed, con la forma de Dios en su corazón, no sentirá ningún agotamiento; la compañía de los santos lo inspirará a viajar con esperanza y fe. La seguridad de que Dios está al alcance del llamado, de que él está siempre cerca, dará fuerza a sus miembros y valor a su vista.
Recuerden que con cada paso se están acercando a Dios y Dios también, cuando dan un paso hacia él, dá diez hacia ustedes.
No hay paradas en este peregrinaje; es un solo viaje continuo, día y noche, por valles y desiertos, por lágrimas y sonrisas, por muertes y nacimientos, por tumbas y cunas.
Al término del sendero, cuando alcanza la meta, el peregrino encuentra que ha viajado sólo de sí mismo a sí mismo, que el camino fue largo y solitario, pero que el Dios que lo ha guiado estaba durante todo este tiempo con él, en él, a su alrededor y a su lado. Él mismo había sido siempre divino;
¡su anhelo por fundirse en Dios no era sino el mar llamando al océano!
El hombre ama porque él es amor, anhela la melodía y la armonía porque él es melodía y armonía, busca la felicidad porque él es felicidad, está sediento de Dios porque está compuesto de Dios y no puede existir sin Dios."
Sri Sathya Sai Baba
Prashanti Vidwanmahasabha, Hyderabad 5-11-66
(Extraído de Mansajes Tomo VII)
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