REMINISCENCIA DE LO DIVINO_20 de Octubre de 2002.
Sai Kulwant Hall – Prasanthi Nilayam, 62º Aniv. Declaración de la Avataridad.
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“El 20 de octubre de 1940, un domingo, Swami perdió el broche
de su cuello y con esto, se desvaneció el velo de Maya.
El apego al mundo Lo dejó en la forma del broche.
Dejó su casa diciendo que Maya no Lo podía atar por más tiempo.
Esto sucedió después de una visita a Hampi.”
(Poema en telugú)
¡Encarnaciones del Amor!
Sucedió cuando Swami estaba en Uravakonda. El Comisionado Corporativo de Bellary tuvo un sueño en el cual se le instruía ir a una casa particular en Uravakonda y traer a Sathya a Bellary. En el mismo momento, su esposa también tuvo un sueño en el cual se la instruía que acompañara a su esposo y trajera a Sathya con ellos. Ellos pensaron que Sathya era una gran y famosa personalidad. Ahora bien, la altura de Swami es un poco más de metro y medio. En aquellos días Swami era mucho más bajo. Solía llevar pantalón corto y camisa. Tenía catorce años entonces. Cuando Swami salía de la casa, el Comisionado Corporativo y su esposa en seguida Lo reconocieron como la misma persona que se les había aparecido en sus sueños. Se sintieron extremadamente felices y se postraron ante El en el camino mismo. No les importaba que Swami fuera un muchacho pequeño. Swami estaba en camino a la escuela con unos pocos libros en Su mano.
El Comisionado y su esposa se acercaron a Seshama Raju, el hermano mayor de este cuerpo, y le pidieron: “Por favor, trae a Sathya a Bellary hoy. Quizás tengas que solicitar un permiso de ausencia pero no importa.” No se puede decir no a una persona de la posición del Comisionado Corporativo. Por esto, Seshama Raju se acercó al director de la escuela, Kameshvar Rao, con una petición de permiso de ausencia. También le explicó la razón por esta ausencia. Kameshvar Rao lo quería mucho a Swami. Él dijo, “Puedes llevar a Sathya a Bellary o a dondequiera que desees. No necesitas pedirme mi permiso al respecto”. Hasta dio su automóvil para llevarme a Bellary.
El Comisionado y su esposa fueron nuestros anfitriones durante tres días. Llevaron a Swami al templo de Virupaksha en el campo cercano de Hampi. Seshama Raju y su esposa Le dijeron a Swami que permaneciera fuera del templo y vigilara sus pertenencias ya que irían adentro para recibir el darshan de la deidad. Swami convino y permaneció afuera. Tan pronto como entraron al templo, para su total asombro, Lo encontraron parado dentro del sanctasanctórum donde la deidad debería haber estado. Seshama Raju no podía creer sus ojos. Él pensó, “¿Por qué ha venido El aquí cuando le dije específicamente que permaneciera afuera y cuidara de nuestras pertenencias?” En seguida salió del templo, ¡sólo para encontrar a Swami parado allí! ¡De nuevo se fue adentro y Lo encontró allá también! Él no estaba convencido. Él le dijo a su esposa, “Ve tú adentro y ve si Él está todavía allí”. Ella hizo lo propio. De nuevo él vio a un sonriente Sathya de pie en el sanctasanctórum. El Comisionado Corporativo fue también testigo de todo esto. Él reconoció la divinidad de Swami. Cuando salieron del templo, él agarró las manos de Seshama Raju y dijo, “Raju, no estés bajo la impresión de que Sathya es tu hermano. Él no es una persona ordinaria. Te estás equivocando viendo Su forma física. Hay poder divino dentro de Él.”
Todos regresaron a casa del Comisionado, comieron allí e iniciaron el viaje de regreso a Uravakonda. El Comisionado quiso darle un regalo a Swami. Él dijo que mandaría a coser cuatro pares de pantalones y camisas para Swami. Swami les dijo firmemente que El no aceptaría siquiera un par. Él tampoco quiso forzarlo. Entonces su esposa sugirió que un alfiler de oro para el cuello sería un regalo apropiado para El. En aquellos días, daba prestigio que los niños tuvieran un alfiler para el cuello. Bajo ninguna circunstancia Swami ha aceptado nada de otros. Pero Seshama Raju insistió en que aceptara el regalo. Él dijo que el negar a aceptar el regalo sería igual que mostrar irrespeto por el Comisionado. Así que Swami le obedeció.
Después de regresar de Hampi, Swami iba a la escuela llevando el alfiler. El alfiler se cayó en el camino y no pudo ser encontrado. Un cambio importante tuvo lugar en Swami. El apego al mundo Lo dejó en la guisa de un alfiler. Swami decidió emprender Su misión para aliviar los sufrimientos de Sus devotos. El tiro los libros y entro al jardín del Recaudador de Impuestos Hanumantha Rao. Era un ardiente devoto. Viéndolo, él le dijo a su esposa que preparara varios platillos. Pero Swami no toco ninguno de aquellas preparaciones. Seshama Raju vino allí y obligó a Swami a regresar a casa. Entonces él envió un telegrama a Puttaparthi pidiéndole a Pedda Venkama Raju y a Easwaramma Garu (la madre Ishvaramma) que vinieran inmediatamente a Uravakonda. En aquellos días, solía tomar una semana para que llegara el telegrama. Uno de los muchachos de escuela también fue enviado como mensajero a Puttaparthi. Cuando llegaron, Seshama Raju se los trajo a Swami. Easwaramma Le rogó a Swami, con lágrimas en sus ojos, “Sathya, ven, regresemos a la casa de tu hermano”. Pero El no quiso. “Si quieres que Swami vaya, El ira con ustedes a Puttaparthi. Swami ira por Su propia voluntad y hará felices a los aldeanos”.
En aquellos días, Swami solía conducir la oración en la escuela ante la amorosa insistencia del director. Él solía decir, “Raju, puedes ser joven, pero tus oraciones derriten nuestros corazones”. El día después de que Swami dejara la escuela, se le pidió a otro muchacho que solía sentarse cerca de El en la clase, que condujera la oración. Cuando se fue al podio, estalló en llanto recordando a Swami. Todos los estudiantes y maestros estaban llorando y la reunión de oración fue cancelada. Ellos querían acompañarme a Puttaparthi, pero ¿cómo era posible acomodar a tantísimos en este pueblo? Entonces Swami le dijo a Kameswar Rao que de alguna forma tratara de convencer a los muchachos para que no Lo siguieran.
En el salón de clases, se sentaban de a tres en un pupitre, Swami en el medio, con Ramesh y Suresh de cada lado. No eran muy buenos en sus estudios. Siempre que los maestros les hacían preguntas, ellos daban las respuestas impulsados por El. Era el tiempo de los exámenes públicos E.S.L.C. Nuestros números de registros eran tales que tuvimos que sentarnos separados, a buena distancia unos de otros. No era posible que se copiaran. Ellos estaban muy preocupados. Swami les daba valor diciendo, “No necesitan escribir nada. Sólo asistan al examen y finjan que están escribiendo el examen. Swami se ocupara del resto.” El examen duraba dos horas. Swami respondió a Su trabajo en sólo diez minutos. Le pidió más hojas al supervisor y escribió las respuestas en la letra de Ramesh. Luego le pidió otras hojas al supervisor y escribió las respuestas en la letra de Suresh. También escribió sus nombres en las hojas de respuestas. Cuando sonó la campana final, todos los estudiantes se levantaron y Swami silenciosamente coloqué los tres exámenes en la mesa del examinador. Nadie puso objeción alguna. Los resultados fueron anunciados al día siguiente y sólo ellos tres habíamos obtenido primera notas. Los maestros se sorprendieron de que Ramesh y Suresh hubieran también obtenido esas notas. No había posibilidad de duda. No podían haberse copiado del puesto de Swami que estaba sentado lejos. Sus respuestas estaban escritas con sus propias letras. La gente local se alegró mucho. Nos llevaron en hombros en una gran procesión. Aquellos dos muchachos tenían una relación así de íntima con Swami. Cuando Swami se fue de Uravakonda, Ramesh y Suresh no pudieron soportar la separación de El. Ramesh, totalmente abatido, cayó en un pozo y murió. El segundo muchacho seguía repitiendo, “Raju, Raju, Raju...” y finalmente se volvió loco. Fue llevado a varios hospitales mentales, pero no mejoraba. Finalmente sus padres fueron a ver a Swami y le rogaron, “Raju, él se curará de su locura si él Te ve por lo menos una vez. Por favor ven a verlo.” Swami fue al hospital mental para verlo. Él repetía continuamente, “Raju, Raju, Raju...” Viendo a Swami, derramó lágrimas, cayó a Sus Pies y expiró su último aliento. Ellos se habían entrega a Swami y oraron por que nunca estuvieran separados de El.
Cuando Swami llego a Puttaparthi, Subbamma, la esposa del Karnam (Jefe del pueblo) regaló un acre de terreno cerca del templo de Sathyabhama donde se construyó una casa pequeña. Allí fue donde Swami vivía. Los mismos Ramesh y Suresh volvieron a nacer como dos cachorritos y vivieron con Swami. La hermana del Maharajá de Misora los nombró Jack y Jill. Estaban siempre con El.
Un día, la Maharani de Misora vino para tener Su darshan. Ella era una gran devota y una mujer altamente ortodoxa. Ella solía hacer una puja (culto) cada día con flores. Ella cogía personalmente las flores después de haber santificado las plantas rociando agua y leche.
Como no había buenas carreteras entonces, ella se bajaba de su carro en Karnatakanagepalli y caminaba el resto de la distancia hasta el Viejo Mandir. Solía haber una pequeña cabaña donde ahora está el Pedda Venkama Raju Kalyana Mandapam (el Salón para Matrimonios Pedda Venkama Raju) La Maharani decidió quedarse a descansar en la noche en el Mandir. El chofer comió su cena y estaba regresando a Karnatakanagepalli donde estaba estacionado el carro. Swami le dijo a Jack que acompañara al chofer y le mostrara el camino. Jack caminó delante y el chofer lo siguió. Jack durmió debajo del carro. La mañana siguiente, el chofer arrancó el carro sin darse cuenta de que Jack estaba durmiendo debajo del mismo. La rueda del carro pasó encima de la espalda de Jack y le fracturó la espina dorsal. Jack se arrastró a través del río, gimoteando todo el tiempo. Un lavandero llamado Subbamma solía cuidar el Viejo Mandir de día y de noche. Él era muy leal y consideraba a Swami como su vida misma. Él fue corriendo hacia Swami y dijo, “Swami, Jack debe haber tenido un accidente; viene para acá llorando de dolor. Swami salio en seguida. Jack se acercó a El, llorando lastimosamente, cayó a Sus Pies y expiró su último aliento. Él fue enterrado detrás del Viejo Mandir y allí se levantó un Brindavanan (especie de construcción). Según instrucciones de Swami, fue construido al lado, no en el centro. Les dije que debía haber lugar para otra tumba. Como Jack se había muerto, Jill dejó de comer y murió después de unos pocos días. También fue enterrado al lado de la tumba de Jack. De esta manera, Ramesh y Suresh pasaron por penalidades para estar con Swami. Después de su muerte, volvieron a nacer como perros para estar Swami.
Primero se perdió el alfiler, luego Swami dejo de ir a la escuela y llegaron los padres y Lo trajeron aquí. Debido a todos estos cambios, El dejo Uravakonda. Después de que se quedara aquí, muchas personas empezaron a venir desde Bangalore y Misora en sus carros. La Maharani de Misora, el hacendado de café Sakamma, Desaraj Arasu, el tío materno del Maharajá de Misora estaban entre aquellos que solían venir aquí. Un día, rogaron, “Es difícil para nosotros venir aquí a menudo. Por tanto, por favor ven y establécete en Misora. Te construiremos una gran mansión.” Swami les dijo, “No quiero edificios palaciegos. Quiero estar aquí.” Esa noche, la Madre Easwaramma fue con lágrimas en los ojos y dijo, “Swami, la gente quiere llevarte de aquí para allá para fines egoístas. Si dejas Puttaparthi, Yo abandonaré mi vida. Por favor, prométeme que Tú permanecerás en Puttaparthi por siempre.” Swami le dio Su palabra de que nunca dejaría Puttaparthi. Es por esta razón que Swami ha construido muchos edificios en el Ashram para la comodidad y conveniencia de los devotos.
Cuando les dijo claramente que El no dejaría Puttaparthi, Sakamma y el tío materno del Maharajá de Misora decidieron construir un mandir, un poco alejado del pueblo. Adquirieron diez acres de terreno aquí y empezaron el trabajo de construcción. Un ardiente devoto llamado Vittal Rao se ofreció para supervisar el trabajo de construcción. Había sido funcionario del departamento de bosques durante el régimen británico. Él es el padre de Jayamma (la Prof. Jayalakshmi Gopinath) que habló antes. Él supervisó el trabajo de construcción. R. N. Rao de Madrás, Neeladri Rao, el yerno de Pitapuram Maharaja, el yerno del Maharaja de Baroda, todos ellos tomaron activo interés en el trabajo de construcción. Como todos unieron sus manos, el Mandir se construyó en un período muy corto. Como eran tiempos de guerra, era muy difícil obtener hierro para el trabajo de construcción. Ellos superaron todos esos obstáculos con sinceridad y devoción. Le pidieron a Swami que no fuera allá hasta que la construcción estuviera terminada, no fuera que El sufriera algún inconveniente. Así era su amor por Swami.
Swami siempre cumple la promesa que El hace a Sus devotos. Sea lo que sea que El haga es para la felicidad de Sus devotos. Swami no necesita nada para El mismo. No tiene ningun deseo.
Trabajaron día y noche, hicieron los pagos a los trabajadores y velaron por que la construcción se terminara exitosamente. Jayamma era muy joven en ese entonces. Cada día Vittal Rao solía venir aquí en su carro a pagar los salarios de los obreros. Jayamma insistía en que le permitiera acompañarlo. Vittal Rao amaba mucho a su hija. Él solía mandar a preparar comidas en Bangalore y traía a su hija con él. Ella ha estado sirviendo a Swami durante los últimos 60 años. Ella vino a Swami cuando este cuerpo tenía 17 años. Ahora este cuerpo se está acercando a su 77º Aniversario. Ella visitaba Prasanthi Nilayam muy frecuentemente y aprendía los bhajans de Swami y cantaba a Su gloria. De esta manera, ella desarrolló sentimientos sagrados y una intensa devoción por Swami. Para poder experimentar la proximidad divina hay que merecerlo. No se puede obtener con el sólo pedir. Tampoco puede negarse. Se obtiene debido a los méritos acumulados durante vidas pasadas. Su familia ha sido receptora de abundante gracia. Swami quedé conmovido por su repetida referencia a Venkamma Garu (la hermana mayor de Swami) en su discurso.
Venkamma Garu solía cocinar para Swami. Jayamma solía estar con ella siempre para aprender a cocinar. Tenía una amistad muy íntima. Luego, Parvatamma Garu (la hermana menor de Venkamma Garu) también vino aquí. Solían traer por turno la comida para Swami, una en la mañana, y la otra en la noche. Estaban preocupadas porque consideraban que no era seguro permitir que otros prepararan comida para Swami. Le hicieron prometer a Swami que no comería otra comida que no fuera la preparada por ellas. Le sirvieron hasta su último aliento. Estaban en el Hospital Manipal en Bangalore en el momento en que murieron.
Venkamma había sido llevada de aquí a Bangalore en estado inconsciente. Ella nunca abrió los ojos. Swami fue con ella y la llamo, “Venkamma”. Instantáneamente ella abrió los ojos y vio a Swami. Ella Le ofreció sus salutaciones tomando Sus manos cerca de sus ojos. Derramó lágrimas y dejó su cuerpo mortal.
Lo mismo sucedió en el caso de Parvatamma también. Ella estaba también inconsciente cuando fue llevada a Bangalore. Swami fue con ella y la llamo por su nombre. Inmediatamente abrió los ojos, derramó lágrimas y exhaló su último aliento. Mientras estuvieron vivas, sirvieron a Swami trayendo la comida cada día, mañana y tarde. Esta relación tan íntima con el Señor es el resultado de méritos de vidas pasadas. No puede ser adquirido por el esfuerzo humano. Ellas nunca se preocuparon por su mala salud y continuaron sirviendo a Swami con amor. Sus vidas fueron santificadas.
Hasta la fecha, se recibe comida de sus casas. El hijo de Seshama Raju vive aquí. El hijo de Easwaramma, Janakiramaiah también está aquí. Todos ustedes lo conocen. Su esposa prepara y trae comida para Swami, de igual forma la hija de Parvatamma también trae comida para El. De esta manera, están sirviendo a Swami cada día. Swami no come en la noche. Cada mañana, le traen la comida. Tal es la íntima relación que Swami tiene con esta familia. Algunas encarnaciones se debieron a las oraciones de sus padres, pero, en el caso de Swami, es diferente. El decidió que este hombre debía ser el padre y esa mujer, la madre. El cuerpo de Swami no ha tomado nacimiento de la manera mortal ordinaria.
Aunque Subbamma, la esposa del Karnam no estaba relacionada físicamente con este cuerpo, emocionalmente, ella estaba muy cerca de Swami. Ella solía pensar en Swami todo el día. Ella Le pidió que se quedara en su casa. Ella estaba dispuesta a desocupar la casa por El. Muchos de sus parientes arguyeron con ella, “Siendo tú una brahmín, ¿tu estás permitiendo que un kshatriya se quede en tu casa?” Ella dijo, “Yo no voy a la casa de nadie. Ninguno de ustedes está obligado a venir a mi casa. Es suficiente si yo tengo a Swami conmigo”. Tal era su devoción y determinación. Ella tenía un solo deseo. Ella rogó, “Yo quiero poder ver tu hermosa forma cuando yo deje mi cuerpo”. Swami dijo que ciertamente, que El cumpliría su deseo.
Entonces Swami fue a Madrás accediendo al ruego de un devoto. Subbamma estaba en Bukkapatnam en ese momento en casa de su madre. Cuando Swami regreso de Madrás, Subbamma había exhalado su último aliento. Al llegar aquí, la gente fue corriendo hacia El y le dijo, “Swami, Tu Subbamma falleció anoche”. Inmediatamente, dio vuelta Su carro y fue directo a Bukkapatnam. Su cuerpo estaba en la veranda, cubierto por una tela. Toda la casa estaba afligida. Una vez que Swami hace una promesa, Él ciertamente la cumple bajo cualquier circunstancia. Swami removió la tela que cubría el cuerpo. Como ella había muerto la noche anterior, ya las hormigas estaban caminando por todo su cuerpo. Swami la llamo, “Subbamma”. Ella abrió los ojos. Esta noticia se expandió como relámpago. La gente de Bukkapatnam empezó a aglomerarse en el lugar diciéndose que Subbamma había sido devuelta a la vida. La madre de Subbamma tenía cien años en ese entonces. Swami les dijo que trajera un vaso de agua con una hoja de tulsi remojada en ella. Puso la hoja de tulsi en la boca de Subbamma y la hizo beber algo del agua. Y le dijo, “Subbamma, he mantenido Mi promesa. Ahora, puedes cerrar tus ojos apaciblemente”. Ella dijo, “Swami, ¿qué más puedo necesitar? Yo me voy llena de felicidad.” Derramando lágrimas de alegría, ella sostuvo Las manos de Swami y exhaló su último aliento. Swami nunca reniego de Sus promesas. Siempre las cumple bajo cualquier circunstancia. Las palabras son inadecuadas para describir el servicio de Subbamma. Durante el Avatar de Krishna, la madre Yashoda pudo amar y servir a Krishna más que la madre Devaki.
En aquellos días, Easwaramma y Subbamma solían conversar la una con la otra por la ventana en la pared que separaba sus casas. No podían visitarse porque sus esposos no se hablaban. Pero Easwaramma tenía una relación cordial con Subbamma.
Los padres del cuerpo de Swami fueron escogidos por El. Pedda Venkama Raju solía ayudar a los devotos que visitaban a Swami. Él solía correr a Bukkapatnam hasta para una nuez de coco o las provisiones requeridas por los devotos. Un día, él vino al Mandir y expresó su deseo de hablar con Swami. El, ya había llamado un grupo para entrevista. Swami lo llevo adentro. Él dijo, “Swami, yo no debo dejar atrás ninguna deuda. Yo tenía una pequeña tienda. Quizás haya olvidado devolver una paisa o dos a alguien. Por lo tanto, te pido que distribuyas comida a los pobres el duodécimo día después de mi muerte”. Él tomó algún dinero y lo colocó en Sus manos diciendo, “Este es mi dinero duramente ganado. Puedes usarlo para alimentar a los pobres. También él mencionó que tenía guardados unos pocos sacos de arroz y de piloncillo requeridos para ese fin. Después de esto, se fue a casa, se durmió y murió apaciblemente.
Easwaramma también tuvo un fin así de sagrado. Ella solía seguir a Swami a donde quiera que El fuera. Ella vino a Brindavan para asistir al Curso de Verano. Se sentía muy feliz viendo tantos estudiantes. Hasta les servía agua durante su almuerzo. Ella solía decir, “Es debido a Swami que podemos ver un evento tan grande.” Un día, el desayuno había sido servido a los estudiantes como de costumbre. Easwaramma también tomó su desayuno. Venkamma, que solía cuidar de ella, estaba a su lado en ese momento. Easwaramma estaba triturando nuez de betel en un mortero. Swami podía oír el sonido desde arriba. De repente, ella gritó, “Swami, Swami, Swami”. Swami le dijo, “Ya voy, Ya voy.” Bajé inmediatamente y ella expiró su último aliento. Ella no tuvo ningún sufrimiento en absoluto, ni siquiera un leve dolor de cabeza. Sus vidas fueron santificadas ya que habían sido seleccionados por Swami.
Ramesh y Suresh consideraba a Swami como su aliento vital mismo. Aunque eran muy jóvenes, tenían un inmenso amor por Swami. Sabiendo que Swami no tenía dinero, Ramesh mandó a coser dos pares de vestidos para El y los puso en Su pupitre con una nota, “Si no los aceptas, yo abandonaré mi vida”. Swami los rechazo diciendo, “Nuestra amistad y amor no deben ser construidos sobre la base de un toma y daca. La nuestra es una relación de corazón a corazón con amor puro. Debemos compartir sólo amor. No debe haber ninguna transacción material entre nosotros”. A partir de entonces hasta esta fecha, Swami nunca acepto nada de otros. Swami siempre se ha conducido de acuerdo con el principio de “Ayudar siempre, Dañar nunca”. Este ha sido Su lema. El nunca le hizo daño a nadie. El deriva gran alegría en ayudar a los demás. Por esto Swami les dice a los devotos que deben siempre pedir, “¡Que todos los pueblos del mundo sean felices!” (Loka Samasthah Sukhino Bhavantu) Todos deben ser felices, saludables y llenos de bienaventuranza. Con este sagrado motivo, Swami ha estado difundiendo el mensaje de amor al mundo entero. Los estudiantes son Su mayor propiedad. Los estudiantes de Primaria, Secundaria y del Instituto están siempre con El. No dejan a Swami y Swami no puede estar sin ellos. La vida de Swami es para el bien de la humanidad en general. La felicidad de la gente es la felicidad de Swami. Swami no tiene ningún interés en celebrar Su cumpleaños, pero los devotos no lo dejarían. Quieren tener diferentes celebraciones, pero Swami no desea ninguna. Swami considera que sus cumpleaños es Su cumpleaños. El día que son felices es en verdad el cumpleaños de Swami. Aunque los cuerpos son diferentes, no deben dejar lugar a ninguna diferencia. Todos son uno, sean iguales con todos. La relación que Swami tiene con los devotos no es de naturaleza mundana. Es una relación basada en amor divino.
(Bhagavan concluyó Su discurso con el Bhajan, “Prema Mudita Manase Kaho...”)
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