Déjame que te conduzca.
Devoto: Baba, por favor dinos cómo se te alcanza. Encuentro mi práctica espiritual improductiva.
Sai Baba: Yo sé que te estás imponiendo muchos rigores. Debo decirte que a mí se me alcanza sólo por la devoción y por un modo de vida que esté iluminado por esa devoción. No prives al cuerpo de sus necesidades elementales; es un instrumento sagrado que has ganado para que te lleve a la meta. Lleva una vida simple sátvica (equilibrada, pura, buena), come alimentos simples sátvicos, sé sincero cuando hablas, presta servicio amoroso, sé humilde y tolerante, mantén una ecuanimidad imperturbable; dirige todos tus pensamientos a mí, que resido en tu corazón.
Devoto: ¿Cómo, Baba, cómo podemos progresar en la devoción?
Sai Baba: Hay diferentes modos de devoción: la del que llora por mí tontamente cuando no estoy presente en lo físico; la del que se me entrega con un abandono impetuoso; y la que es firme y fuerte, siempre apegada a mi voluntad. Yo acepto todas estas formas de devoción. La elección entre una u otra no es tuya, porque soy yo quien gobierna tus sentimientos y los modifica. Si tratas de ir donde yo no quiero, te detendré; no puedes hacer nada fuera de mi voluntad. Está seguro de eso; esta es la devoción más elevada.
Devoto: Así pues, ¿qué me queda por hacer?
Sai Baba: ¿Qué te hace pensar que "hacer" es tan importante? Ten una mente ecuánime y no te preocuparás por "hacer" o "no hacer", por el éxito o el fracaso; el equilibrio debe permanecer inalterado por cualquiera de las dos circunstancias. Deja pasar la ola de la memoria, la tempestad del deseo, el fuego de la emoción, sin que perturben tu ecuanimidad; preséncialos tan sólo. El compromiso engendra retención, estrechamiento, limitación. Está dispuesto a no ser nada. Deja que todas las dualidades se disuelvan en tu neutralidad.
Devoto: Sí, Baba, pero cuando es un dolor lo que uno tiene que soportar...
Sai Baba: ¿Ustedes creen que yo los enfrentaría al dolor si no hubiera una razón para ello? Abran su corazón al dolor como lo hacen ahora para el placer, pues tal es mi voluntad, forjada por mí para el bien de ustedes.
Den la bienvenida al dolor como un desafío. No le den la espalda. No escuchen a su mente, porque la mente no es sino otra palabra para expresar "necesidad". La mente engendra necesidad; la mente se manifestó en este mundo cuando "necesitó" algo. Todo esto es mi plan: conducirlos por las angustias de la necesidad insatisfecha a escuchar mi voz, que cuando es oída disuelve al ego y a la mente con él.
Devoto: Baba, yo anhelo siempre tu darshan (bendición que se confiere por estar en la presencia de un santo). Dime adónde vas y cuándo.
Sai Baba: Quiero que sobrepases estos criterios y esperes preparado y no obstante con incertidumbre. La localización es limitación; deja que los acontecimientos se multipliquen. Está dispuesto a ser conducido por mí como yo lo elija.
Devoto: Pero estando tan llenos de defectos, ¿cómo podemos ascender a tan elevadas expectativas?
Sai Baba: Tus deficiencias te hacen necesitarme y refrenar la arrogancia de tu mente. Están ahí a propósito, como instrumentos para aguijonearte. Por medio de ellas hago que me quieras. El sentimiento de separación es sólo un ardid de tu mente. Sacas conclusiones y ellas se convierten en creencias que dan forma a tus actividades y actitudes.
Devoto: Es duro pasar tus pruebas.
Sai Baba: Es como hornear un pastel: te bato, te amaso, te golpeo, te tuerzo y te horneo. Te ahogo en lágrimas y te abrazo en sollozos. Te hago dulce y sabroso, una ofrenda digna de Dios. He venido para reformarte. Mi plan es transmutarte en un aspirante espiritual exitoso. No te dejaré hasta que haga eso. Aun si te descarriases antes de que llegues a serlo, yo persistiré contigo. No puedes escapar de mí.
Devoto: ¡Eres tan compasivo!
Sai Baba: No hay nada que yo no vea, ningún lugar hacia donde no conozca el camino. Mi suficiencia es incondicional, independiente de todo. Yo soy la totalidad, toda ella.
Devoto: ¿Cómo, pues, podemos aspirar a tu gracia?
Sai Baba: Yo no pido concentración perfecta o renunciación plena. Sólo pido amor, un amor que me encuentre y me sirva en todos los seres. Sólo pido que se vuelvan a mí cuando su mente los arrastre a la aflicción o al orgullo o a la envidia. Tráiganme las intimidades de sus mentes, no importa cuán grotescas sean, cuán cruelmente asoladas por las dudas o desilusiones se hallen; yo sé cómo tratarlas. No los rechazaré. Yo soy su madre. No importa adónde vayan, yo estoy ahí. Puedo trabajar con ustedes en todas partes.
Devoto: Clamo por darshan; pero tú me pides que retorne a mi casa allende los mares.
Sai Baba: Los que creen que yo soy esta forma externa me necesitan mucho más que tú. Su fe es más insegura y a menudo carecen de ella en absoluto. Su confusión surge del hábito de que su mente dependa de las condiciones externas y saque su sensación de seguridad de esas condiciones externas.
Devoto: Baba, por más inadecuado que sea, sólo te pido esta gracia: hazme tu instrumento.
Sai Baba: Todos son mis instrumentos. Tal vez crean que escojo: éste es bueno, aquél es peor, etc. No. Cualquiera de los dos será útil.
Dr. Samuel Sandweiss
Tomado del libro: "Sai Baba y el psiquiatra"
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