Visita Divina – Bogotá, Colombia – 12 de octubre de 2017.
Satsang privado
Debido a la llegada tardía a Bogotá, a altas horas de la madrugada, todos salieron de sus habitaciones solo alrededor del almuerzo. Entretanto, se hacían preparativos para el Satsang privado en la residencia de los Deeb. Cerca de 60 devotos se habían reunido para experimentar el supremo amor, de la suprema fuente de amor divino, Bhagawan Sri Sathya Sai Baba.
El Sr. Richard y su familia son miembros fundadores de la Escuela Sathya Sai de Colombia, y han trabajado incansablemente para impartir a los niños educación basada en valores. Ellos administran también un hogar para niños en otra ciudad, Medellín, cerca de Bogotá. Seis niños del Hogar estaban sentados a los Pies de Loto de Bhagawan, todos vestidos de blanco y esperando experimentar Su amor. También estaba sentada con ellos la cuidadora del Hogar, quien reveló más tarde que Swami se manifiesta regularmente en el Hogar, ¡y algunos de los niños incluso pueden verlo!
El Satsang comenzó con Swami llamando al Sr. Richard Deeb, el anfitrión, para que narrara sus experiencias con Swami. Él compartió algunas de sus experiencias más vívidas, cuando, durante una de sus visitas a Puttaparthi, mientras se sentía muy enfermo, Swami apareció en un sueño y lo abrazó, tras lo cual él estuvo recuperado a la mañana siguiente. Mientras el Sr. Deeb hablaba, Swami enriquecía su charla al revelar muchos aspectos de su vida, lo cual dejó a la familia agradablemente sorprendida y agradecida al Señor.
Luego Swami indicó al Sr. Isaac Tigrett que hablara acerca de los valores humanos. El Sr. Tigrett narró su viaje con Swami, desde la primera vez que se encontró con Swami en Brindavan, y los 17 años que tuvo que esperar hasta que Swami le hablara de nuevo. Habló del Hard Rock Café y cómo “Ama a Todos, Sirve a Todos” se convirtió en el lema de su negocio. El Sr. Tigrett hizo recordar a todos que el divino amor, que todo lo abarca, es el mismo en todas las religiones y es la base de todos los valores humanos. Concluyó narrando cómo él mismo comenzó a incorporar estos valores en su negocio, lo cual condujo al éxito y el crecimiento.
Al concluir la charla del Sr. Tigrett, Swami convocó al equipo de la cocina para que alimentara a los niños, que estaban todos en el grupo de edad entre ocho y diez años, ya que tendrían hambre. Fue muy dulce ver a estos niños salir corriendo rumbo a la cocina.
El Sr. Sreenivas habló a continuación, acerca del amor, en vista de lo recién ocurrido, y de la compasión de Swami que todo lo abarca. Sri B. N. Narasimha Murthy, en su breve alocución, se lamentó del sistema educativo actual, despojado de cualquier tipo de valores. Dijo que lo primero que debe enseñarse es “cómo llegar a ser un ser humano”.
Los niños regresaron, después de una buena comida, y Swami indicó a uno de ellos que hablara. Los minutos siguientes fueron realmente sobrecogedores para todos, y no quedó un solo ojo seco en la habitación. El pequeño agradeció profusamente a Swami por proporcionarles un refugio al que pueden llamar hogar, y una amorosa cuidadora a la cual llamar madre. Su breve charla, cargada de inocencia, dejó a todos deseando escuchar más.
A continuación Swami habló sobre los niños, enfatizando la importancia de la educación. Dijo: “La educación hace del hombre un hombre. Todo proviene de la educación, y en especial debe impartirse Educare, aquello que proviene del interior de cada uno. Un niño es responsabilidad de la sociedad entera. Por lo tanto, nutrir a un niño es una responsabilidad colectiva”. Swami dijo también que si uno tiene la fuerza para amar, también tendrá la fuerza para servir. “La fuerza para amar surge del altruismo, que es cuando uno abandona el pensamiento individualista”.
Se ofreció el Mangala Arati, y Swami bendijo a todos con Prasadam, antes de retirarse por la noche.
SU MISIÓN CONTINÚA ...
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