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lunes, 11 de agosto de 2014

El sobrino de Sathya Sai Baba habla acerca del futuro del Central Trust

Sai otorga liberación total y final.


OM SAI RAM

CONVERSACION ENTRE JOHN HISLOP Y 
 

SAI BABA
 


 

Esta conversacion ocurrio en el auto mientras se trasladaban a Anantapur el 2 de diciembre del 1982. 

"J.H.:    Swami habla de tres etapas de evolución más allá de lo humano: Superhumano, Cósmico, Absoluto. ¿Qué significa Superhumano?

Sai:     Superhumano es la etapa de total desapego del cuerpo y del mundo. Algo puede ser dicho o hecho en esta etapa para beneficiar a la humanidad y al mundo, pero el Superhumano ya no es parte del mundo de los hombres.

J.H.:    ¿Existe gente así ahora?

Sai:     Claro que sí.

J.H.:    ¿Son ellos esas personas de las Montañas Himalayas que pueden permanecer invisibles y realizar las cosas extraordi­narias de las que oímos?

Sai:      No. Esos individuos aún están buscando la Liberación, pero es temporal.

J.H.:     ¡Temporal, Swami! ¡Eso es espantoso! ¡Obtener la Li­beración y después perderla!

Sai:      Existen tres tipos de Liberación. Esta se experimenta en un tipo de samadhi (ecuanimidad perfecta) que se alcanza cuando una persona que está en sadhana (práctica espiritual)
puede de pronto -como el destello de un relámpago- tener una clara vi­sión de la Verdad, pero se desvanece y la vida ordinaria continúa. La Liberación no puede ser permanente sin una entrega total.

J.H.:     Entonces, si no son las personas de los Himalayas, ¿quiénes son los Superhumanos?

Sai:      (Nombrando como media docena de sabios antiguos.) Estas personas estaban totalmente por encima de la vida huma­na y mundana, aunque para el beneficio de otros, daban ciertos consejos y se involucraban en ciertas actividades.

J.H.:     Pero eso sucedió hace mucho. ¿Hay Superhumanos hoy en día?

Sai:      Claro que sí. Los hay. Pero hoy en día, externamente, viven en la sociedad y externamente no pueden ser reconocidos.

J.H.:    ¿Cuál es la etapa Cósmica?

Sai:     No hay cuerpo, no hay mente. Ambos han desapareci­do. Cuerpo, sentimientos, mente, inteligencia ya no existen. Só­lo Amor, sólo espiritualidad.

J.H.:    ¿Existen entidades, individuos, en la etapa Cósmica?

Sai: No. No hay individuos. Es más parecido a corrientes de poder espiritual.

J.H.:    Bueno, El Absoluto es Swami. Eso está entendido.  Cuando Swami dice que El conferirá Liberación al momento de la muerte, ¿qué significa esto?

Sai:     Significa que se termina con el nacimiento, no vuelve a haber más nacimiento.

J.H.:    Pero Swami, existe esa liberación temporal que se mencionó. ¿Tal vez es de ese tipo?

Sai:     No, no es así. Sai otorga Liberación total y final.

J.H.:   ¿Podría también haber terminación de la individualidad?

Sai:     Podría suceder.

J.H.:    La individualidad es un fastidio.

Sai:    Sí, la individualidad es un fastidio.

J.H.:    Los devotos frecuentemente preguntan qué sucede después de la muerte. Todo lo que soy capaz de contestar es que he entendido de Swami que la experiencia después de la muerte no es uniforme, que no es la misma para todas las personas.

Sai:     Esa es la respuesta correcta. En cada caso existe un ca­dáver. Eso es similar. Pero más allá de eso, no es similar.

J.H.:    Bueno, Swami, uno tiene que morir. ¿Hay algún modo apropiado de morir? Es decir, ¿existe algún camino correcto pa­ra atravesar la muerte al cual uno se pueda aferrar para no per­derse en el proceso?

Sai:     Eso no va a depender de ti en ese momento. En ese momento, se está influido por el efecto neto de la vida de uno.

J.H.:    Swami dice que Dios actúa para salvar al devoto de la perdición. ¿Qué significa perdición?

Sai:     ¿Qué es lo que entiendes por esa palabra?

J.H.:     A mí me parece que quiere decir infierno.

Sai:      Eso es mental.

J.H.:    Pero Buda se refiere al infierno como un lugar.

Sai:     Es un lugar. Un lugar de la mente. Un estado mental en el cual existe mucha preocupación y sufrimiento. Es un estado posterior a la muerte. Sai está aquí para guiar a sus devotos para que no caigan en ese estado.

J.H.:    Una de las declaraciones de Swami no ha sido com­prendida. Swami ha dicho que el hombre nace con un doble re­galo de Dios: el discernimiento y la conciencia, y que, debido a la conciencia, todo el mundo distingue el bien del mal; porque de incurrir en el mal, su conciencia le molestaría. 

Sai:     Sí, así es.

J.H.:    Pero la gente señala, Swami, que las personas de una religión matan a las personas de otra religión, y lo hacen así porque su conciencia les dice que es correcto hacerlo.

Sai:     No es de esa manera. Cuando tales cosas acontecen, es porque el individuo ha rendido su capacidad de juicio ante al­guien más, o a alguna idea propagada por alguien. Si la persona rechazara ideas y confiara en sí misma, su conciencia, aunque esté profundamente enterrada, surgirá para guiar a la persona; porque la conciencia es Dios, residente en la persona.

J.H.:    Por todo el mundo el crimen está creciendo rápida­mente. Pero en Estados Unidos hay dudas sobre cómo proceder con los criminales. ¿Cómo se debe tratar a los criminales?

Sai:    Debe haber castigo. En zonas del Medio Oriente, por ejemplo, si una persona comete el crimen de robar, se le corta la mano. Cuando una persona comete un crimen, se le debe
castigar.

J.H.:   Swami, la gente piensa que después de Su 60º Cum­pleaños, Bhagavan Baba se retirará de su contacto con el mun­do y que sus devotos ya no tendrán acceso a El.

Sai:    No, nada de eso. Sai no se apartará del mundo, ni se alejará de sus devotos. La misión de un Avatar invariablemente sigue las mismas etapas. Siempre es lo mismo para cada Avatar. Los primeros dieciséis años se caracterizan por constantes lilas (juegos divinos). Después lilas y enseñanzas hasta la edad de cuarenta y cinco años. De la edad de cuarenta y cinco años a la edad de sesenta, el énfasis es casi totalmente en la enseñanza. A la edad de sesenta, hay un gran cambio.

J.H.:   ¿Cómo, Swami? (Sai enumeró algunas cosas que no debo repetir) Pero después...

Sai:    Después de la edad de sesenta, Sai directamente dará mayor fortaleza a las mentes de aquellas personas que están tra­bajando activamente con El.
Ahora está iniciándose un período de cambio. Es igual que cuando llega un fuerte viento y se lleva la paja, dejando sólo el grano bueno. En estos tiempos, muchos devotos se alejarán de Sai, dejando sólo a aquellos devotos cuya fe es firme y sólida. ¿No has notado tú mismo un cambio? En los primeros años Sai iba a tu cuarto a hablar contigo. Ahora vienes al pórtico todos los días y Sai ni siquiera se para a hablar contigo. Tales cambios ocurren en las diferentes etapas del Avatar.

J.H.:    Swami ha dicho que el mundo entero sabrá de Su Pre­sencia. Actualmente sólo relativamente poca gente conoce de Sai. Hasta ahora sólo personas poco conocidas lo representan, y ellas no atraen la atención de personas de importancia en todo el mundo.

Sai:     Sai no se fija en la posición y en la importancia mun­dana. El se fija en el corazón.

J.H.:    Sí, Swami. Pero son los líderes de la sociedad los que tienden a llamar la atención y el interés de la población.

Sai:     Sai no fuerza tales cosas. El estará en cuerpo durante muchos años más. A lo que tú te refieres se desarrollará en forma natural. Devotos de estatura mundial, capaces de hablar de Sai, estarán presentes cuando llegue el momento adecuado para ello.

J.H.:    ¿Cuáles fueron los errores, si existió alguno, en las enseñanzas de Buda?

Sai:     No hubo errores en sus enseñanzas. Un error que él co­metió fue permitir que se le acercaran mujeres en el Sangha. Fue una mujer quien le dio la carne, la carne envenenada que lo mató.

J.H.:    Era su costumbre el aceptar cualquier cosa que le die­ran en su tazón de limosnas, así fuera carne.

Sai:     Ese fue un segundo error. Allí falló en poner en prácti­ca su enseñanza. Su enseñanza era Ahimsa, absoluta no violencia hacia todas las criaturas.

J.H.:    Buda enseñó que Nibbana (Nirvana) era la meta final. ¿Es esto diferente a la Liberación de la cual Swami nos habla?

Sai:    Es lo mismo. Nirvana, Liberación, Realización, son tan sólo diferentes palabras.

(Nota: En el camino a Anantapur nos topamos con una mujer pordiosera que estaba ciega. Baba le dio dinero y ella respondió: "Sai Ram. Swami". Habían pasado dos años desde su última visita a Anantapur y, sin que Baba hubiera hablado, ella lo reconoció.)

J.H.:     La mujer parece feliz.

Sai:     Nació ciega pero siempre está feliz. No tiene preocupa­ciones.

J.H.:    ¿Cómo puede ser eso? Ve su vida. Debe ser una vida miserable.

Sai:     ¿Por qué? Ella no tiene deseos y está contenta. Ella desconoce la vida de la persona que tiene ojos. Ella no piensa que los demás son distintos a ella. Su familia se preocupa por su situación, pero ella no tiene preocupaciones.

J.H.:   ¿Cómo puede ser que ella no desee una vida distinta a la de una pordiosera?

Sai:     El deseo surge de la tendencia de la mente a comparar. Son principalmente los ojos, la visión, lo que presenta ante la mente las oportunidades de comparación. Ella es ciega, su men­te no está comparando, por lo cual no surgen deseos.

J.H.:    Si ella continúa feliz y contenta, ¿podría terminar con la vida y la muerte y ser libre al momento en que muera?

Sai:    No. Eso requiere espiritualidad.

J.H.:   Es muy importante saber lo que dijo Swami, que la causa por la que surge el deseo es la mente efectuando com­paraciones. Antes de que tuviera la buena fortuna de conocer a Swami, mi esposa y yo íbamos a Birmania cada año para practicar la meditación vipassana. Empieza con anapana.

Sai:    Ya sé, la meditación en la cual uno se concentra en el punto donde se unen nariz y labio.

J.H.:    Una vez que la mente se concentró lo suficiente para permanecer allí, el maestro de meditación dirigió la concentra­ción a la cúspide de la cabeza.

Sai:     y entonces hubo una sensación como de hormigas ca­minando sobre el cuero cabelludo.

J.H.:    Sí, Swami. Dondequiera que colocaba mi atención, sentía un fuerte ardor; ese fuego es la percepción directa del surgimiento e inmediata desintegración de las más pequeñas partículas de materia que conforman al cuerpo, y la percepción consciente de ese fuego quema todas las impurezas. ¿Era co­rrecto lo que decía el maestro de meditación?

Sai:    No importa si el maestro de meditación tenía o no el conocimiento correcto. Tú hiciste el trabajo y obtuviste el re­sultado. Esto queda ilustrado por una historia: Había un gurú que tenía una discípula. El gurú adoraba a Krishna, y tenía un lingam (símbolo de lo increado, de forma ovoide) que requería de puja (ritual de adoración diario). Todos los días, a la hora del puja, la discípula llegaba con la leche que se necesitaba. Sin embargo, gurú y discípula vivían en orillas opuestas del río. Llegaron fuertes lluvias y el río creció hasta desbordarse. La discípula tuvo que esperar una barca, y esto la hizo llegar tarde con la leche para el gurú. El se enojó porque el puja no pudo realizarse a tiempo y le dijo a la discípula: "Llegaste tarde por tu falta de fe en el Sagrado Nombre de Krishna. Con fe en El y recitando su Nombre Sagrado, podrías haber caminado sobre la superficie del río sin tener que haber esperado la barca".

Al día siguiente, la discípula, aceptando la palabra de su gurú como la palabra de Dios mismo, caminó sobre la superficie del río y entregó la leche a tiempo. Después de dos o tres días de es­to, el gurú sintió curiosidad y le preguntó a la discípula cómo ha­bía podido llegar a tiempo aun cuando el río seguía desbordado.

La discípula contestó que había obrado conforme a las ins­trucciones del gurú y caminado sobre el río, cantando constan­temente el Sagrado Nombre de Krishna.

El gurú no podía creer esta historia y en secreto la siguió al partir ella. Para su asombro, la mujer nunca titubeó, sino que caminó directamente sobre el río. Decidiendo de inmediato in­tentarlo él mismo, levantó su dhoti arriba de sus rodillas y pisó el agua, e instantáneamente se hundió.

Esta historia ilustra el papel vital de la fe. La mujer tenía fe absoluta, y nunca se le ocurrió siquiera levantar la orilla de su sari por temor al agua, en tanto que al gurú le faltó la fe.

J.H.:    Swami, el conflicto entre las personas parece inevita­ble. ¿Qué se debe hacer?

Sai:    Los conflictos surgen, pero deben limitarse a ese pun­to, al hecho del conflicto, y no debe permitirse que se expandan a palabras y sentimientos adicionales. Si se permite que el con­flicto se expanda, el enojo se intensificará, surgirán amargos sentimientos y se desarrollará un fuerte odio.

Por otra parte, el amor también surge como un punto, y si se le permite, se ex­pandirá hasta llenar la vida de uno. Esta es una verdad espiri­tual. Si existe conflicto y desarmonía entre dos personas, y si dejan las cosas en ese punto y no permiten que avancen, al poco tiempo ambas partes se suavizarán y la armonía podrá retornar a la relación. En el peor de los casos, el conflicto permanecerá la­tente y no crecerá involucrando a otras personas.

La práctica de poner límites a la desarmonía y de permitir la libre expansión del amor conducirá a una organización hacia una unidad armoniosa. Esa armonía atraerá la admiración del público y hará posibles grandes logros en el grande y próspero país de los Estados Unidos.

Cada miembro de la Organización haría bien en realizar to­da acción para Sai. Si cada acción se realiza para Sai, entonces El se sumará a cada acto y asegurará el éxito del mismo. Si en cada acción está Sai, entonces en el actor está Sai. El actor no será distinto de Sai, él será Sai. Aquél que se vuelve como Brahman es Brahman. Sai dividido en jiva (el alma individual) se vuelve jiva. Sai dividido en infinito se vuelve infinito. Jiva dividido en Sai se vuelve infinito.

En la vida espiritual, el primer punto para atacar cualquier problema es observar la situación con respecto a uno mismo, y primero mejorar esa situación. Si, después de eso, la otra perso­na continúa ofendiendo, se le puede advertir una, dos o tres veces. Si aún no hay mejoría, la persona debe ser removida del puesto en la Organización. Y después, la persona debe ser per­donada. Este acto de perdonar, de olvidar lo acontecido, traerá un cambio en esa persona, y también en la persona que perdona. Supongamos, por ejemplo, que alguien hace algo que causa gran dolor al corazón de Swami. ¿Cuál es la medicina que cura­rá el dolor, que curará y eliminará el dolor? La medicina es per­donar. El perdonar es la medicina que eliminará totalmente el dolor del corazón de Swami.

Personas que han desarrollado un gran intelecto lo utilizan para abrigar muchas ideas, y en este suelo crece la duda. La per­sona humilde y ordinaria conoce mucho de la verdad de manera directa y no cultiva tantas dudas. Lo mejor de todo es tener fe, como una montaña de hielo o una montaña de fuego, donde no hay tierra para que germine y crezca duda alguna. Cuando la energía ha sido almacenada como intelecto, debe ser canalizada hacia una actividad constructiva.

J.H.:    En la Organización Sai Norteamericana actualmente requerimos que todos los funcionarios cubran todos los gastos de sus puestos (es decir, no hay reembolso de gastos).

Sai:    Así está bien. Los gastos adicionales deben provenir de la Organización Sai Norteamericana.

J.H.:    Podría haber cincuenta mil o más personas en los Es­tados Unidos que son devotos Sai, pero menos de mil los que están en los Centros. La Organización parece ser de poca im­portancia. ¿Por qué ocuparnos de ella? Hasta las Naciones Uni­das tiene docenas de devotos de Sai que no pertenecen a la Or­ganización.

Sai:    La Organización brinda una oportunidad a la gente. En los Estados Unidos y otros países, hay gran número de personas que conocen acerca de Sai, tienen fe en El, hablan de El, de sus milagros y enseñanzas, pero que no se unen a la Organización. La Organización impone cierta disciplina y requerimientos que estas personas no quieren adoptar.

La Organización Sai puede ahora estar limitada en tamaño, pero a medida que pase el tiempo, atraerá a tantas personas que los asistentes no podrán ser acomodados en las reuniones Sai. Todos los lugares disponibles serán asignados a las personas dentro de la Organización Sai. Por lo cual, el pertenecer a la Organización Sai brinda una oportunidad.

Por ejemplo, tú eres Presidente de la Organización Sai Nor­teamericana y Bozzani es el presidente de la Fundación (Socie­dad Sathya Sai de América). Debido a esto, están ustedes en el automóvil con Swami, teniendo unas nueve horas de entrevista, en lugar de media hora en el cuarto de entrevistas."
 

(Ext. del libro: “Mi Baba y Yo”de J. Hislop -OM SAI RAM)